4 mil millones de personas derrumban los objetivos de la Agenda 2030

En portada: Un jornalero hace cola para recibir comida gratis en una obra de construcción paralizada por el cierre nacional de 21 días para frenar la propagación de COVID-19. Nueva Delhi, India, abril 2020. Foto: REUTERS/Adnan Abidi

Este 1º de septiembre, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó datos que han puesto en duda la ruta económica que siguen la mayoría de los gobiernos en el planeta, llamada Agenda 2030. Esta ruta fue presentada y adoptada en 2015 por las Naciones Unidas como un plan de acción, donde el mayor desafío trazado ha sido la erradicación de la pobreza y la expansión económica sostenible.

Solo nueve años restan para cumplir con los objetivos de esta agenda, mientras tanto, la OIT asegura que la actual pandemia es responsable de un gran retroceso. “La COVID‐19 amenaza con poner en peligro años de progreso hacia el logro de los ODS (Objetivo del Desarrollo Sostenible), revirtiendo los avances logrados en la reducción de la pobreza”, sostiene en su informe llamado World Social Protection Report 2020-22.

El indicador 1.3.1 de los ODS de esta Agenda ha registrado que, en 2020, solo el 46.9 por ciento de la población mundial contaba con al menos un tipo de protección social para hacer frente a la Covid-19, que concierne a la posibilidad de un empleo en el mercado laboral formal, la alimentación, la salud, las pensiones o un seguro de desempleo. La mayor parte de esta población se centra en los países de Europa y Asia Central, donde se respondió en promedio de un 83%. Se cubrió principalmente a pensionados, personas con discapacidad y madres de recién nacidos.

“Esta crisis ha dado lugar a una respuesta mundial de protección social sin precedentes, aunque desigual. Los países de ingreso alto estaban mejor situados para movilizar sus sistemas existentes o introducir nuevas medidas de emergencia para contener el impacto de la crisis en la salud, el empleo y los ingresos. La respuesta ha sido más difícil en los contextos de los países de ingreso bajo”, asevera el informe de la OIT.

Según este organismo, más de la mitad de la población, 4,100 millones de personas quedaron “totalmente desprotegidas”, la mayoría en condiciones de pobreza, como los trabajadores informales, trabajadores migrantes y personas no remuneradas.

Este es el caso de la región de América Latina (AL), donde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha registrado que más de la mitad de la población vive del mercado informal. “Desde antes de la pandemia, AL se caracterizaba por altos niveles de informalidad laboral por encima de 50 por ciento en promedio, lo cual implica que amplios sectores de la población se encontraban expuestos sin protección a fluctuaciones inesperadas en el mercado de trabajo”.

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De acuerdo con el documento del BID llamado Informalidad en los tiempos del COVID - 19 en América Latina: implicaciones y opciones de amortiguamiento, tan solo en 2020, aproximadamente 39 millones de personas que formaban parte del mercado laboral formal “perdieron su empleo” y se espera que en 2021 se sumen “7.56 millones de empleos informales” más.

Aunque los objetivos de la Agenda 2030 no solo dejaran de cumplirse por la pandemia de la Covid-19, sino que, desde mucho antes ya se avizoraban como inalcanzables. “El mundo no estaba en camino de cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible antes de que golpeara la COVID-19, y ahora el desafío se ha magnificado muchas veces”, según el informe presentado por el secretario general adjunto de la ONU, Liu Zhenmin, que tuvo lugar, el pasado mes de julio, en el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible.

Este informe de la OIT ha puesto de manifiesto las marcadas brechas entre los llamados países pobres y ricos en un contexto de vulnerabilidad que ha agudizado la pandemia de la Covid-19. Además, estos datos son demoledores en cuanto a los objetivos trazados en esta agenda.

Se suman las catástrofes climáticas

Por si fuera poco, la ONU ha anunciado que las catástrofes relacionadas con la crisis ambiental y climática se han quintuplicado en los últimos 50 años. Estás han “impactando de forma desproporcionada en los países más pobres”, declaró este 1º de septiembre la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR).

“De las 10 principales catástrofes, las sequías resultaron ser el peligro más mortífero durante el periodo, causando 650,000 muertes, seguidas de las tormentas, que provocaron 577,232 muertes; las inundaciones, que se cobraron 58,700 vidas; y los fenómenos de temperaturas extremas, en los que murieron 55,736 personas”. Éstas mismas organizaciones alertan que los fenómenos meteorológicos, climáticos e hídricos, serán aún más extremos.

Las salidas que proponen estos organismos siguen siendo las mismas: Más crecimiento económico, más empleos, más consumo. Incluso, la OIT y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), también anunciaron un nuevo acuerdo este miércoles (1) para promover y apoyar, entre otras cosas, los llamados Green Works (Trabajos Verdes). Un programa para la creación “de empleos decentes a través de inversiones en reforestación, conservación del suelo y del agua, rehabilitación medioambiental y adaptación al cambio climático”, es decir, la ampliación de la mercantilización de la naturaleza, que ya se viene dando con las llamadas Áreas Naturales Protegidas, con las cuales se especula con el oxígeno mediante los llamados créditos de carbono.

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Este acuerdo, continuidad de la Agenda 2030, se justifica argumentando que el escenario de crisis ambiental y climática “afectarán de manera grave y desproporcionada a los pobres de los países en desarrollo, quienes a menudo enfrentan niveles cada vez más altos de inseguridad alimentaria”, pero no mencionan que en estos países se viene desarticulando la agricultura a pequeña escala para dar paso a la agricultura y ganadería industrial.

Estos Green Works no solo se restringen a la manufactura, la construcción, o nuevos sectores verdes emergentes, como las energías renovables y la eficiencia energética, también pretenden continuar con el aumento de la productividad agrícola, que ya alcanza dimensiones industriales y está devastando bosques y selvas completas. También buscan una falsa solución al crecimiento exponencial de las ciudades, dónde se realizan las ganancias de los capitales en el proceso de consumo de mercancías y de servicios, con “la promoción del reverdecimiento urbano para reducir las temperaturas en las ciudades”, según esté acuerdo entre la OIT y la UICN.

“Si nos tomamos en serio la creación de un trabajo decente para todos en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, no debemos olvidar que los empleos de hoy y de mañana dependen de la preservación de los ecosistemas y son sensibles a la pérdida de biodiversidad”, dijo el Director General de la OIT, Guy Ryder, al firmar dicho acuerdo.

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