Desde el 2 de septiembre, en el norte de Brasil, entres los estados de Amazonas, Roraima, Acre y Rondonia, más de 3 mil 600 militares brasileños fueron desplegados para realizar un simulacro de guerra convencional en un ambiente de operación de Selva. Para ejecutar esta acción, el ejército brasileño dividió varios estados de su territorio en dos países, denominándolos “rojo y azul”. Las operaciones consisten en que el país azul recupera la región controlada por el país rojo, que, en este caso, corresponden a los estados de Amazonas y Roraima, los mismos que hacen frontera con Venezuela.
Los militares realizaron maniobras con paracaidistas, acciones terrestres ofensivas y defensivas, operaciones antiaéreas, control de tráfico fluvial y coordinación de espacio aéreo. Según el General Teóphilo Gazpar, fue un trabajo conjunto que tuvo como objetivo “probar la interoperabilidad del trabajo entre las tres fuerzas, el ejercito, fuerza aérea y la marina”, es decir, intercambiar y utilizar la información entre las fuerzas del ejercito brasileño.
Pero el objetivo principal de este simulacro de guerra, en el teatro de operaciones trazado, fue una ofensiva por parte del país azul para expulsar a supuestos “invasores” del país rojo y, en seguida, crear una franja de seguridad en el territorio enemigo, con el fin de preparar las condiciones para futuras negociaciones de paz.
En estos ejercicios participaron tropas de diversas partes del territorio brasileño, pero, principalmente, seis Comandos Militares de la región amazónica, entre ellos, el Comando Militar de la Amazonía. También participa la 23ª Brigada de Infantería de Marabá del Comando Militar del Norte del estado de Parabá. Según el General José Carlos de Nardi, la “Operación Amazonas”, nombre con el cual se ha bautizado esta estrategia, es por la importancia que tiene la región amazónica. “Para nosotros la Amazonía es prioridad para Brasil y, por tanto, nosotros consideramos esta operación como un gran suceso”, detalló el general.
Oportunidad de prueba de artillería
En este ejercicio se hicieron pruebas con la utilización de tanques y vehículos terrestres, aeronaves y embarcaciones de guerra, hasta el uso de artillería y prácticas de tiro real usando una batería del sistema de lanzacohetes múltiple llamados ASTROS 2020, el arma disuasoria más poderosa del ejercito brasileño, con capacidad de disparo de 190 cohetes en 16 segundos.
Este simulacro también ha servido para concluir, con el uso de esta artillería, el denominado Programa Estratégico ASTROS 2020, con el cual se han creado un conjunto de cohetes, SS80, SS60, SS40 y SS30. Este programa fue ejecutado mediante una alianza entre el ejercito brasileño y la Universidad Federal de Santa María, en Río Grande do Sul. Cuando concluyó, fue entregado a la empresa privada Avibras, encargada actualmente de la fabricación y comercialización.
Actualmente, este tipo de artillería es exportado a países del sudeste asiático y Oriente Medio en su versión Astros MK3, MK6, MK3-M, con capacidad de alcance desde 30, 80 y hasta 300 km. Los de más corta distancia tiene capacidad de destrucción en un radio de 16 km²
Esta empresa ha estado desarrollando este sistema de misiles y cohetes desde la década de 1980. Y, con el diseño y fabricación del MTC-300, el cual tiene un alcance de 300 kilómetros, Brasil es una las siete naciones que poseen esta tecnología, según información de la propia compañía brasileña, Avibras. Esta arma de destrucción tiene una precisión orientada por un GPS y un sensor óptico electrónico que lo guía en el terreno, de acuerdo con las coordenadas que se establezcan.
“Fueron las primeras pruebas con el sistema lanzador de múltiple ASTROS en un entorno amazónico. El ejercicio militar es parte de la Operación Amazonas, una simulación de guerra en un entorno selvático. Además de los cohetes ASTROS, la misión de disparo real implicó disparar los misiles antiaéreos RBS-70 e IGLA-S”,
ANUNCIARON LOS ALTOS MANDOS DEL EJERCITO BRASILEÑO.
La fecha establecida para concluir la “Operación Amazonas”, es cuándo todas las tropas lleguen a sus respectivos destinos, proyectado hasta el 23 de septiembre. Esta misión del ejercito en la Amazonía fue, según, el sitio oficial del ejercito, para “defender la patria y garantizar la soberanía nacional. Como la Amazonía es una de las prioridades de la Defensa Nacional, el ejercicio, que reunió los recursos existentes en el Comando Militar de la Amazonía y con el apoyo de la Fuerza Aérea, así como de la Artillería con el Sistema Astros y una serie de sistemas de combate, fue un excelente ejercicio”.
Soberanía amazónica
Al parecer la soberanía brasileña y, principalmente, la Amazonía, también importa a los Estados Unidos. En todos los ejercicios realizados con esta simulación de guerra estuvieron presentes altos mando del Comando Sur (Southcom, por sus siglas en inglés). Los militares que más destacaron son: El Mayor Jeffrey Daley de la Reserva del Ejército; Robert Santamaria del Equipo de Apoyo Conjunto del Ejército, o AJST; el coronel Tito Villanueva, de la Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo, que opera en las instalaciones militares en Honduras, establecido en la Base Aérea Soto Cano, entre otros más.
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Según el Ejército Sur, comando del componente de servicio del Ejército del Comando Sur, la presencia de estos militares durante la “Operación Amazonas” fue solo como observadores. “El personal de Army South observó la operación militar brasileña para prepararse para futuras oportunidades de capacitación bilateral, como Vanguardia del Sur. Nuestras alianzas de defensa son vitales para la seguridad y la prosperidad en el hemisferio y para nuestra capacidad colectiva para enfrentar desafíos globales complejos”, anunció el Ejercito Sur.
La presencia de altos mandos militares en este simulacro responde a lo que el almirante Craig S. Faller, comandante del Comando Sur, sostuvo en una videoconferencia el pasado 5 de octubre, “la misión principal de U.S. Southcom es defender a los Estados Unidos. Eso se logra principalmente trabajando con socios”, dijo Faller refiriendose a Brasil, Colombia y Chile como socios particularmente incondicionales.
Faller también puntualizó que para mejorar las capacidades militares en la región se vienen desarrollando ejercicios bilaterales y multilaterales, que aumentan la interoperabilidad, comparten inteligencia e invitan a miembros militares a compartir oportunidades de educación militar.
En el documento R46236 del Congreso estadounidense, del 6 de julio pasado, intitulado Brasil: antecedentes y relaciones con Estados Unidos, sostiene que la Administración de Donald Trump ha visto una nueva oportunidad para profundizar la relación bilateral con el presidente brasileño Jair Bolsonaro. Porque “ha comenzado a cambiar la política exterior de Brasil para que el país esté más alineado con Estados Unidos, y el presidente Trump ha designado a Brasil como un importante aliado fuera de la OTAN”, según este documento.
Con el objetivo de fortalecer estas relaciones, según el congreso estadounidense, “la conservación del medio ambiente ha sido un foco principal, el Congreso -de EE.UU.- ha asignado $ 15 millones de dólares para programas de asistencia para la Amazonía brasileña, incluidos $ 5 millones para abordar incendios en la región”, todos ellos en el marco de la Ley de Apropiaciones Más Consolidadas de 2020 (P.L.116-94).
Además, en el Informe R46236 se afirma que la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) está realizando actividades coordinadas, a través de la Alianza Brasil-Estados Unidos, para la Conservación de la Biodiversidad Amazónica (PCAB), lanzadas desde 2014. En está alianza no solo figuran los gobiernos, sino que también, empresas del sector privado y Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que, inciden en la gestión de áreas protegidas y promocionan el desarrollo sostenible en la Amazonía.
USAID afirma que, además, “trabaja con las comunidades indígenas y quilombolas para fortalecer sus capacidades para administrar sus recursos y mejorar sus medios de vida. USAID también apoya la Plataforma de Asociación para la Amazonía dirigida por el sector privado, que facilita la inversión privada en actividades innovadoras de conservación y desarrollo sostenible”.
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USAID, en 2019, promovió la creación del Fondo de Biodiversidad de Athelia, un fondo de capital brasileño que tiene como objetivo recaudar $ 100 millones de dólares de capital privado para invertir en esta región.
Es así, que la presencia de los Estados Unidos en esta región no es novedad, tampoco lo es su participación en este simulacro de guerra. Pero su presencia va en aumento, sobre todo, para crear en la Amazonía, lo que el Congreso Estadounidense define como “cadenas de valor sostenibles”. Para ello, hay participación desde la propia embajada, USAID, el Servicio Forestal de los Estados Unidos, ONGs y la NASA, además de la presencia militar.