El pasado viernes 16 de abril, profesores de asignatura, profesores adjuntos, alumnos y trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) marcharon al sur de la Ciudad de México, del parque de la Bombilla a Rectoría, en Ciudad Universitaria, y realizaron un mitin, donde señalaron que la institución los trata como “desechables” sin derechos laborales, les pagan meses después y, cuando les pagan, lo hacen incompleto, incluso en algunos casos faltan dos terceras partes del salario, tampoco pagan la preparación de las clases.
En un comunicado publicado el 6 de abril la UNAM informó que “en las últimas semanas se han procesado los pagos pendientes a profesores de asignatura y ayudantes de profesor.” Asimismo, “se han generado nóminas extraordinarias para atender los casos de la Facultad de Ciencias, la entidad académica que registraba el mayor número de adeudos, en tanto que los pagos atrasados de esa y otras entidades se regularizarán en las quincenas 7 y 8 (primera y segunda quincena de abril).
Sin embargo a más de dos semanas de la pubicación del comunicado, profesores adjuntos y ayudantes de profesores de distintas facultades han denunciado la falta de pago. Mariana*, ayudante de profesor de la Facultad de Economía desde hace 5 años, apuntó que el movimiento de docentes está planteando un problema estructural dentro de la UNAM, la máxima casa de estudios de la nación, pero también a nivel nacional porque las figuras de profesores de asignatura ha sido la forma de precarizar las condiciones laborales en el conjunto de las instituciones a nivel superior.
Señaló que dos demandas resultan fundamentales para el movimiento. “En primera instancia exigimos la estabilidad laboral y la basificación que ha sido la raíz justamente de la falta de pagos, además que podamos tener condiciones dignas de trabajo y eso significa un aumento salarial que hoy tiene la pérdida del poder adquisitivo del 36% de acuerdo al centro de Análisis Interdisciplinario de la Facultad de Economía”.
La profesora de asignatura Lena Brena, en entrevista para Avispa Midia, considera que “es indignante que en medio de una pandemia a los profesores se les deba y se le adeuden o que haya descuentos injustificados. Salarialmente se nos ha castigado durante muchos años, somos profesores que muchos tenemos doctorado o posdoctorado y que nos pagan diferente a los profesores de carrera que pueden tener la misma formación pero que su ingreso es completamente diferente”, comenta.
El problema de la falta de pago solo es la punta del iceberg como lo explica Brena. “Por ejemplo está el tema de la promoción de la basificación, de la estabilidad, de la discrecionalidad, con la que se pueden acceder a los concursos de oposición para cambiar tu modalidad de contratación con la universidad. Estos concursos se hacen a modo, para favorecer grupos de interés dentro de las mismas dependencias de la universidad.”
Además añade, “la legislación no se aplica y solamente se enuncia de forma general, que los profesores de asignatura tenemos derecho después de cierto tiempo a concursar por una plaza; pero existen mil y un formas en las que las dependencias te dicen que no cumples con ese tiempo, por ejemplo: te cambian el nombre de la materia que impartes o que te la den un semestre sí y un semestre no, como es mi caso.
Ante los llamados a paros, autoridades al interior de las facultades ejercen presión para que se sigan realizando las clases virtuales. “Decimos que no hay educación pública si no hay salarios dignos, no hay educación pública sin que los profesores tengamos asegurado nuestro futuro como docentes y que hoy esta digna lucha es una lucha para las futuras generaciones no solo de los docentes sino también de los estudiantes”, sostiene Mariana.
Hace dos años en un reportaje para la revista Contralinea, el periodista Zosimo Camacho evidenció los suntuosos gastos de la máxima casa de estudios. “Puede saberse de la adquisición de un sofá por 52 mil 900 pesos para la División de Posgrado de la Facultad de Derecho (con número de inventario 2285725); de un sofá de terno Pullman (número de inventario 1847088) para la División de Estudios Profesionales de la Facultad de Filosofía y Letras por 16 mil 990 pesos, y de seis ceniceros (con número de inventario, el primero de ellos, 2508573) con un costo cada uno de 9 mil 496 pesos para hacer un total de 56 mil 967, estos ceniceros se adquirieron para el Instituto de Investigaciones Jurídicas”, menciona el reportaje.
Además, “siete ‘cestos para basura’ para la Facultad de Filosofía y Letras con un costo unitario de 24 mil 708 pesos. Por los siete, la erogación fue de 172 mil 956 pesos. También, una pulidora de pisos (número de inventario 1728406) que costó 11 mil 960 pesos. Y de un sistema de aire acondicionado (número de inventario 2499907) para la División de Estudios Profesionales de la Facultad de Derecho por 332 mil 579 pesos”, de acuerdo con el reportaje.
Para Lena, es importante visibilizar este tema de la precariedad laboral y dejar de ver a la universidad como el gran mito de la máxima casa de estudios y empezar a ver los rostros humanos de “quien trabajamos en ella, el rostro de los estudiantes, el rostro de los profesores que estamos en medio de una pandemia viviendo situaciones de incertidumbre, de inestabilidad; con miedo a que si nos organizamos haya represiones contra nosotros, que nos quiten estímulos, que nos quiten el acceso a otros medios para obtener un ingreso”, apunta.
De acuerdo con Mariana, el aún joven movimiento de docentes se encuentra en un momento de inflexión. “Es fundamental que las y los docentes, profesores de asignatura y ayudantes, en las facultades en donde no han levantado asambleas realicen las mismas y rompamos el miedo. Sabemos que existen múltiples mecanismos de las autoridades para amedrentar y que no tenemos condiciones seguras para el próximo semestre y que puede haber represalias. Les decimos a los docentes, le decimos, desde este mitin, que nosotros ya perdimos el miedo, no tenemos nada que perder más que conquistar mejores condiciones laborales”.
Elena señala que “es hora de que aumente el sueldo de los profesores de asignatura, es hora de que haya una mejor planificación de la promoción del ascenso del retiro, es hora de que a los profesores de asignatura se nos deje de considerar como bateadores emergentes, que estamos ahí cuando los profesores de carrera no pueden porque estamos igual de capacitados que ellos, es hora de que dejen de ingresar profesores solamente porque son afines a ciertos grupos de poder, es hora de que se detengan esos salarios excesivos de los directores de profesores que tienen no solo su salario base sino estímulos que sumados dan el total de cifras superiores a los cien mil pesos, mientras un profesor a la quincena, cuando bien le va, está ganando dos mil pesos”.
A estas demandas es necesario poner sobre la mesa la deserción escolar de alumnos, por la severa crisis económica. “Muchos estudiantes han dejado las aulas, lo hemos visto este año y medio de pandemia, en la cual estudiantes han tenido que abandonar sus estudios producto de la crisis. Es fundamental que sumemos a estas demandas el acceso irrestricto a la Universidad”, afirma Mariana.
Llamada al diálogo
El lunes, 19 de abril, la Asamblea de Profesores y la Asamblea de Profesores Adjuntos de la Facultad de Ciencias Políticas Sociales (FCPyS) de la UNAM llamaron a un diálogo público y resolutivo a las autoridades, en un comunicado dirigido a la directora del plantel, Carola Isabel Evangelina García Calderon, y al Consejo Técnico. Las y los docentes los emplazaron a “atender las diversas problemáticas que han sucedido en detrimento de las condiciones de trabajo tanto de las y los profesores de asignatura como de los y las adjuntas de esta facultad”, se puede leer en la misiva.
De igual forma, la Asamblea de Profesores y la Asamblea de Profesores Adjuntos han registrado irregularidades en los contratos de los profesores y profesoras de asignatura, así como de ayudantes de profesor. En el comunicado señalan que la “lamentable situación de los retrasos de los pagos de la UNAM, en específico de nuestra Facultad, ha revelado una gestions administrativa y laboral que produce diversos problemas tanto contractuales como salariales que precarizan el trabajo de quienes dia a dia sostenemos la vida académica de la Universidad y que de ninguna manera puede atribuirse a la contingencia sanitaria generada por la enfermedad de la Covid 19.”
Entre las irregularidades documentadas, la comisión ha registrado casos de académicos y académicas quienes a Universidad les adeuda su salario de dos meses, de un semestre y hasta de un año. “Hemos documentado casos de personas que no han firmado el contrato respectivo al semestre 2021-2, a pesar de que este se encuentra ya a punto de finalizar”, señala el documento.
Además, apunta el comunicado que la “comisión de irregularidades ha podido documentar que hay docentes quienes se les han aplicado descuentos por adeudos de salarios mayores a lo estipulado por la Ley Federal de trabajo, caso de los docentes que firman contratos temporales, la gran mayoría después de que el profesor o profesora han prestado sus servicios a la facultad durante más de un año”.
Las y los profesores realizaron un llamado a las autoridades de la FCPyS para implementar una mesa de diálogo en la que se pueda discutir y establecer acuerdos de acción para dar solución a los problemas que reunieron en estos cuatro ejes:
1.El pago inmediato y completo de los salarios y prestaciones que todavía la Universidad adeuda. 2.Garantías y transparencia por parte del consejo técnico de la FCPyS para la contratación de todo el profesorado de asignaturas para el próximo semestre 2022-1. 3.Pronunciamientos de las autoridades de la FCPyS y establecimientos de las medidas de presión para que se se pueda crear en la universidad programas que permitan promover la definitividad y basificción de la plana docente. 4.Compromiso de evitar cualquier represión a las y los estudiantes, ayudantes de profesor, prestadores de servicios profesionales y docentes que participamos en el movimiento de la UNAM y de la Facultad.
El documento sostiene que lo que hoy sucede no es producto de la contingencia sanitaria sino de un problema estructural. “El movimiento docente de la UNAM responde al diseño institucional antidemocrático, que conlleva a un ejercicio opaco del gasto y la toma de decisiones discrecionales, tanto académicas como administrativas”.
*Por cuestiones de seguridad, la persona entrevistada preferió no identificarse.