Brasil: Mediante autodemarcación de su territorio, pueblo Munduruku expulsa taladores

Fotos de Archivo Munduruku

El pueblo indígena Munduruku, habitante de la región alta y media del río Tapajós, estado de Pará en Brasil, ha denunciado la devastación de los bosques provocada por la industria minera y maderera. Durante la quinta etapa del proceso de autodemarcación de la Tierra Indígena Sawre Muybu, los Munduruku afirman haber encontrado caminos utilizados por taladores de madera para realizar sus actividades.

En una reciente expedición realizada por más de 100 kilómetros en el territorio indígena, los Munduruku expulsaron a quienes encontraron devastando los bosques y con dicha acción consiguieron desalojar maquinaria destinada a la tala ilegal.

“Y bajo presión, ellos pasaron toda la madrugada sacando 11 máquinas pesadas, 2 camiones, 1 cuadriciclo, 1 balsa y 8 motos. Todos sin placa de identificación”, apunta un comunicado del pueblo indígena de la amazonía brasileña.

“Los invasores nos están quitando la vida y derramando la sangre de nuestra selva. Nuestra vida está en peligro”.

Además de la tala de bosques y la producción agroindustrial, la actividad minera ha sido señalada como otro de los motores de la deforestación en esta región. Así lo demuestra el testimonio compartido por el pueblo Munduruku pues tuvieron que beber "agua sucia del río Jamanxim", debido a la contaminación causada por la extracción minera.

“Solos, hemos logrado expulsar a los madereros, cosa que ni el ICMBio, el IBAMA y la FUNAI (Órganos del gobierno responsables por vigilar a las áreas naturales protegidas, al medio ambiente en general y a las tierras indígenas) habían logrado hacer. Y sabemos que, adentro de la Flona Itaituba II (Una de las áreas naturales protegidas de su región), hay una pista de aterrizaje".

“Los invasores nos están quitando la vida y derramando la sangre de nuestra selva. Nuestra vida está en peligro. Precisamente por eso, vamos a seguir con nuestra resistencia y nuestra autonomía”.

El camino de la autodemarcación

Fue en el año de 2014 cuando el pueblo Munduruku inicio el proceso de autodemarcación del territorio Sawre Muybu. Dos años después y tras una intensa presión por las movilizaciones indígenas, la Fundación Nacional del Indio (Funai) publicó un informe detallado de identificación y delimitación de las tierras por las que los Munduruku se movilizan.

Pese a la existencia de la documentación para concretar la demarcación de la tierra indígena, el Estado brasileño, entonces administrado por el Partido de los Trabajadores (PT) con Dilma Rouseff al cargo, no concluyó el trámite. Y ahora en la era de Bolsonaro, las atribuciones con las cuales contaba la Funai para declarar tierras indígenas en Brasil han sido trasladadas hacia el congreso, donde existe una fuerte representación de la agroindustria y el sector minero quienes mantienen interés en expandir sus actividades en territorios indígenas por todo el país.

En los últimos años, los pueblos Munduruku han luchado contra los grandes proyectos hidroeléctricos en la amazonía y también denunciado la devastación de los bosques y ríos.

“¿Será que hace falta que mueran otras hermanas y hermanos, como ha pasado con el líder Wajãpi, para que los órganos competentes accionen?”, cuestionan los Munduruku. "Estamos aquí defendiendo lo que es nuestro, y no de los pariwat (no indígenas). Por eso, no vamos a parar de luchar por las demarcaciones de nuestros territorios. Nunca nos van a derrumbar. Nunca vamos a negociar lo que es sagrado".

A continuación el comunicado completo:

La autodemarcación y la autodefensa de nuestro territorio continúa. Nosotros, pueblo Munduruku del Medio y del Alto Río Tapajós, seguimos con la autodemarcación de nuestro territorio Daje Kapap Eipi, conocido como Tierra Indígena Sawre Muybu. Caminamos más de 100 km en nuestro territorio, en la tierra que ya tiene un Reporte Circunstancial de Identificación y Delimitación, publicado en el Diario Oficial desde abril de 2016.

Organizados en 5 equipos - los guerreros Pusuru Kao, Pukorao Pik Pik, Waremucu Pak Pak, Surup Surup y la guerrera Wakoborun - continuamos a defender nuestro territorio sagrado. Nuestra resistencia siempre fue así. Como nuestros antepasados, que siempre vencían las batallas y nunca fueron alcanzados por las flechas de los enemigos, nosotros también continuamos limpiando nuestras brechas, supervisando, formando equipos de vigilancia y fundando nuevas aldeas, como Karoebak, en el Río Jamanxin.

Durante esta quinta etapa de autodemarcación y reapropiación de nuestro territorio, hemos encontrado nuevas veredas y varios caminos abiertos por los madereros y palmiteros adentro de nuestra tierra. Hemos expulsado a dos grupos de madereros que habían invadido nuestros territorios.

Nos enojamos mucho al ver nuestros árboles derrumbados y nuestros castaños hechos pedazos de madera, arriba de los camiones. Y sabemos que, después de sacar toda la madera, van a querer transformar nuestra tierra en un gran pastizal, para el ganado. Por eso, hemos dado un plazo de tres días para que los invasores retiraran todo su equipo.

Nosotros estábamos armados con nuestras canciones, nuestra pintura, nuestras flechas y la sabiduría de nuestros ancestros. Y bajo presión, ellos pasaron toda la madrugada sacando 11 máquinas pesadas, 2 camiones, 1 cuadriciclo, 1 balsa y 8 motos. Todos sin placa de identificación.

Durante la recuperación de nuestras tierras, caminamos 26 km, vigilando los caminos que los madereros habían abierto en nuestros territorios, y tomando agua sucia del Río Jamanxim, contaminado por la minería.

Solos, hemos logrado expulsar a los madereros, cosa que ni el ICMBio, el IBAMA y la FUNAI habían logrado hacer. Y sabemos que, adentro de la Flona Itaituba II, hay una pista de aterrizaje. Los invasores nos están quitando la vida y derramando la sangre de nuestra selva. Nuestra vida está en peligro. Precisamente por eso, vamos a seguir con nuestra resistencia y nuestra autonomía.

Somo capaces de cuidar y de proteger nuestro territorio para nuestros hijos y las futuras generaciones. Nadie nos va a hacer sentir miedo y nadie nos va a detener, porque nosotros mandamos en nuestra casa, que es nuestro territorio.

Estamos aquí defendiendo lo que es nuestro, y no de los pariwat (no indígenas). Por eso, no vamos a parar de luchar por las demarcaciones de nuestros territorios. Nunca nos van a derrumbar. Nunca vamos a negociar lo que es sagrado.

¿Será que hace falta que mueran otras hermanas y hermanos, como ha pasado con el líder Wajãpi, para que los órganos competentes accionen?

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