Aún si se cumplieran con todas las medidas de reducción de carbono, puestas en marcha hasta finales de la década de 2020, el mundo seguirá calentándose hasta 3,2 grados centígrados al final de este siglo con catastróficas consecuencias.
Así lo alerta la tercera entrega del Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), elaborado por científicos de todo el mundo quienes insisten en la necesidad de tomar medidas inmediatas para reducir los Gases de Efecto Invernadero (GEI).
De no lograrlo, haría que nuestro planeta se viera afectado por olas de calor sin precedentes, tormentas aterradoras y escasez de agua generalizada.
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Ahora o nunca, es el tono de diversos autores del informe para tomar acción y evitar la catástrofe climática. “Tenemos que alcanzar el máximo de emisiones de GEI antes de 2025 y, después, reducirlas muy rápidamente”, detalló Heleen De Coninck, catedrática de Innovación Socio-Técnica y Cambio Climático en la Universidad Tecnológica de Eindhoven y una de los miles de científicos que elaboraron el informe.
Destaca que la publicación del informe se retrasó porque representantes de distintos gobiernos discutieron temas como la financiación de la reducción de emisiones en el mundo en desarrollo, así como la eliminación gradual de los combustibles fósiles. Los científicos subrayaron que el resumen final fue aceptado por 195 gobiernos.
De acuerdo al reporte, los países que representan más del 80% del Producto Interno Bruto mundial se han comprometido a alcanzar las emisiones netas cero a mediados de siglo, es decir, el punto en el que emiten menos GEI a la atmósfera de los que eliminan.
Sin embargo, los gobiernos tienen previsto depender en gran medida de las tecnologías de captura de carbono, aún en desarrollo, o de la plantación de árboles en grandes extensiones de terreno, para compensar las emisiones derivadas del uso continuado de combustibles fósiles durante los próximos años.
Las cuestiones relativas a la confianza de los gobiernos en estas soluciones frente a la necesidad de políticas de eliminación progresiva de los combustibles fósiles fueron un punto de fricción clave en las negociaciones que retrasaron la publicación del informe.
Para 2050, el uso mundial de carbón, petróleo y gas tendría que ser, respectivamente, un 95%, un 60% y un 45% menor que el registrado en 2019. Ese imperativo de eliminar el petróleo y el gas ha resultado difícil de aceptar para los países cuyas economías dependen en gran medida de las exportaciones de esos combustibles.
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“Algunos líderes gubernamentales y empresariales dicen una cosa, pero hacen otra. Sencillamente, están mintiendo. Y los resultados serán catastróficos”, reclamó el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres
Carbono y tecnologías inexistentes
Para combatir el aumento en la temperatura, el IPCC ha destacado opciones que depositan sus esperanzas en tecnologías de captura del dióxido de carbono, pues argumenta que no será posible mantener las temperaturas bajas sin alguna forma de eliminación, ya sea mediante árboles o máquinas de filtrado de aire.
No obstante, el mismo IPCC recomienda que estas tecnologías no deben considerarse un sustituto de la reducción del uso de combustibles fósiles debido a “las barreras tecnológicas, económicas, institucionales, ecológicas y medioambientales y socioculturales” que impiden su uso a gran escala.
Actualmente las plantas de captura de carbono existentes en el mundo son capaces de eliminar y almacenar sólo unos pocos miles de toneladas métricas de CO2 al año, lo que está muy lejos de la escala necesaria. “Además, las soluciones que implican la plantación masiva de árboles para el almacenamiento de carbono o la producción de bioenergía, mientras tanto, pueden desencadenar conflictos por la tierra y otras consecuencias para las comunidades”, advierte el IPCC.
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En el mismo tenor, sectores ecologistas acusaron al IPCC de ceder ante los países productores de combustibles fósiles al recomendar el uso de tecnologías aún no probadas para contrarrestar el aumento en la temperatura.
“Hubiera esperado que el informe presentara el tipo más fiable de vías seguras hacia los 1,5 grados centígrados sin sobrepasar los límites y sin depender de tecnologías que no sabemos si funcionarán”, declaró Linda Schneider, de la Fundación Heinrich Böll de Berlín.
Según arroja el informe del IPCC, las soluciones recaen también en otras tecnologías como aquellas encaminadas a la producción energética a través de fuentes renovables como la solar o eólica.
Por esto, asegura que todos los sectores de la economía mundial, desde la energía y el transporte hasta los edificios y los alimentos, deben cambiar drástica y rápidamente, haciendo uso de nuevas tecnologías como el combustible de hidrógeno y la captura y el almacenamiento de carbono.
Algunos participantes en el proceso del IPCC son muy escépticos en cuanto a que estos enfoques funcionen. “La idea de una rápida reducción de las emisiones y de grandes tecnologías de emisiones negativas es preocupante”, dijo el profesor Arthur Petersen, de la UCL, que participó como observador en la sesión de aprobación y para quien “hay muchas ilusiones en este informe”.
Cabe destacar que, desde la década de 1990, se ha emitido la mitad del total de las emisiones contaminantes de toda la historia. Además, el informe del IPCC afirma que las emisiones totales de GEI han mantenido su incremento entre 2010 y 2019, aunque el ritmo de crecimiento en ese periodo de tiempo fue inferior al de la década anterior. El informe más reciente es la tercera parte de la última revisión exhaustiva de la ciencia del clima del IPCC, basada en el trabajo de miles de científicos. Los informes del IPCC tardan alrededor de siete años en elaborarse, por lo que éste puede ser el último aviso antes de que el mundo se encamine irremediablemente hacia el colapso climático.