De nuevo el circo de la presunta democracia electoral

“Vivimos en una falsa democracia y en la
cual, por votar, se nos hace creer que so-
mos libres, cuando, en realidad, estamos 
muy lejos de ella”. (Enrique Bunbury)

¿Hacia el parcial retorno de la cleptocracia neoliberal?

En unos cuantos días concluirá el vergonzoso espectáculo del nuevo proceso electoral a la mexicana. Marcará la primera mitad del tan previsible como decepcionante gobierno sexenal que condujo a la titularidad del poder ejecutivo a un AMLO (Andrés Manuel López Obrador) quien, al frente de la autodenominada “4T”, ha mostrado y demostrado palmariamente, tanto la incapacidad, como la plétora de insuficiencias de su lamentable gobierno. Justo ahora en que las elecciones intermedias del sexenio obradorista acontecerán, para seguir fingiendo que se ofrece y se ofrecerá algo diferente a lo que siempre ha ofertado toda la moribunda clase política mexicana.

La cual, sin excepciones o en su totalidad, se ahoga por igual ante la envergadura monumental de los irresueltos y gravísimos problemas que asfixian a la gente. Que nadie sabe resolver, ni lo desea, ni quiere hacerlo: ni desde el desgastado poder presidencialista que se ha especializado en ponerse el pie contra sí mismo, dándole la espalda a la gente que jura y perjura “apoyar”, traicionándola por la vía de los hechos. Ni desde las “oposiciones” que hoy ofrecen gato por liebre pretendiendo vendernos y hacer pasar como inéditas sus ficticias “alternativas” y todo el conjunto de su minimalista bazofia que no es otra cosa que su remisa nostalgia barata por volver a la tragedia de lo mismo, de antes y/o de siempre.

 ¿Por qué la gente tendría que votar por alguien o alguna de las inexistentes alternativas, nos inquirimos, ante tan evanescentes “opciones” de basura que equivalen, si vale el símil, a optar entre las “opciones” de la silla eléctrica o la cámara de gases, la horca o la guillotina contra nosotros mismos? 

¡Así de vacío es el ensombrecido panorama electoral de pesadilla que padecemos! Lo que se oculta, en el trasfondo de las cosas, es el ominoso y contraproducente pragmatismo de aspirar al poder por el poder mismo. Fingiendo ignorar que el poder pudre la mente y obnubila el entendimiento: estar dentro y no fuera del costoso presupuesto electoral es lo único que mueve tanto a los maquiavélicos, cuanto a los taimados; tanto a los faranduleros, como a los analfabetos infatuados; a los mismos de otras veces y a los que ahora se “dejaron convencer”. 

Y en tal escenario en que impera la lógica del “divide y vencerás”, gane quien sea y pierda cualquiera, las cosas seguirán siendo simétricamente idénticas, desde la precarizada realidad económica en contra de la mayoritaria gente de a pie y los trabajadores, hasta en los indignantes índices sangrientos en progreso en lo que a seguridad ciudadana se refiere en general o en materia de feminicidios en particular, por no decir otras tantas cosas que aquí podrían pronunciarse. 

En síntesis, siempre la misma pesadilla, el idéntico circo de pacotilla que todos ofertan con diferente envoltura, pero con igual o similar contenido de horror. De manera que si hoy, al mayoritario electorado de la gente, se le preguntase dónde cree que están las alternativas verdaderas a la dolorosa catástrofe nacional padecida por la amplia mayoría social explotada y oprimida, podría predecirse con meridiana puntería caracterizadora, la real naturaleza divisionista del espantoso drama que enfrentamos. Para que los mismos políticos de siempre persistan afirmando tener las alternativas que nunca han realizado y que tampoco cargan en las alforjas de sus respectivos “idearios de campaña”.

 Mientras en verdad a lo único que aspiran es a estar dentro de ése descomunal presupuesto pecuniario que significaría dilapidarlo en favor de que todo siga igual, en medio de la invariable realidad cotidiana de explotación económica, opresión política, dictadura partidocrática e inmoderada corrupción tanto de tirios cuanto de troyanos que persistirá, mientras se sigue dilapidan el dinero de la gente. 

Con el mantenimiento del corrupto desorden que impera contra todos nosotros, a veces con complicidad y en ocasione sin ella, pero invariablemente con los mismos resultados desastrosos con que el sistema realmente existente nos ahoga. 

En tal orden de ideas, resulta indudable que entre las muchas señales y ejemplos de lo execrable que resultan los fatuos fuegos artificiales de que está cargada la inmisericorde farsa electoral, una de sus peores expresiones en esta sociedad manipulada por su política electoral, como aquella con la que sufrimos junto a sus peores efectos, es de lamentar la grotesca estampa de la gente pobre apoyando y defendiendo a las pandillas partidocráticas de políticos corruptos. Enriquecidos con sus demagógicos cargos, en favor de los más ricos entre los ricos y que son los verdaderos culpables de la pobreza generalizada de las amplias mayorías precarizadas. 

Así, considerando que nadie hará por la gente, lo que la gente no haga por sí misma, nuestra modesta propuesta insuficiente y llena de defectos, es el abstencionismo activo- militante de denuncia de todos. Que vacíe de legitimidad la mascarada que la clase política nos impone, burlándose en nuestra propia cara, desde la desvergüenza que supone denominar a dicha pantomima “democracia”. 

Por eso, proponemos no votar, sino organizarnos para denunciar y luchar sin descanso a favor de la única medida que podría traer consigo un cambio verdadero: la revolución anticapitalista, autonomistas y autogestionaria confederal, en favor de un mundo nuevo, diferente y alternativo al explotador y opresivo, enajenante y ecocida, atrabiliario y depredador, sistema capitalista y su coactiva forma estatal que padecemos.

De ahí que, ante la inminente realización de las elecciones intermedias en el sexenio de AMLO, aquí se proponga votar por nadie; en virtud de que, nadie, cumple sus promesas; nadie, escucha a los pobres, los indígenas o los desheredados; nadie, ofrece alternativas reales para los desempleados, ni los menesterosos; a nadie, entre los políticos de carrera o de ocasión, les preocupan con sinceridad los problemas de la gente de a pie, ni los reclamos feministas contra el ominoso patriarcado y los execrables feminicidios.

 A nadie les preocupan, tampoco, ni los niños, ni los ancianos o los minusválidos; tampoco, la ecología o el medio ambiente; ni mucho menos las privatizaciones salvajes, la imposición del “libre comercio” y que es tan libre como un esclavo encadenado en la Roma antigua. Ni el avance de la desregulación financiera de la cleptocracia oligopólica del capitalismo rentista especulador contra todos nosotros. Así que, compañeras y compañeras, a unos días de la farsa electoral. ¡No votes, organízate y lucha conscientemente por cambiarlo todo! ¡Autonomía, Autogobierno y Autogestión Social Generalizada! ¡Muerte al Estado y al capital! 

Foto de portada por Santiago Navarro F

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