El gobierno de Oaxaca, al sur de México, firmó un contrato de deuda con el Banco Mundial, para modernizar el sector de agua y saneamiento en 18 zonas prioritarias para ser concluidas en 2019. Los logros no son satisfactorios. Tan solo en el plan piloto del programa, la agencia municipal San Juan Chapultepec, a pesar de que se recibieron más de nueve millones de dólares, los pobladores siguen padeciendo escasez y tienen que recolectar agua de lluvia o comprarla para cubrir sus necesidades.
A escasos 20 minutos del centro histórico de la Ciudad de Oaxaca se encuentra la agencia municipal de San Juan Chapultepec, donde vive Madaí Asur Cruz. Ella es ama de casa. Apresurada, mientras habla, toma unos baldes y los forma para colectar un poco de agua de lluvia. Al lado hay otros recipientes más llenos con un agua de color óxido que no le inspira confianza. “Esa es la que llega por la tubería de agua potable”, dice.
Madaí ignora que el gobierno del estado de Oaxaca, presidido por Alejandro Murat, adquirió en 2017 una deuda del Banco Mundial (BM) de 189 millones 487 mil pesos (9 millones 600 mil dólares) para la modernización del sector de agua y saneamiento de la agencia donde vive.
La modernización del sector de agua y saneamiento en Chapultepec ha sido el proyecto estrella de un conjunto de obras en todo el estado que contemplaba el préstamo del Banco Mundial, que en total suma la cantidad de 55 millones de dólares. El objetivo, según este organismo, estaba enfocado a “mejorar la calidad y sostenibilidad de los servicios de agua en áreas prioritarias del Estado de Oaxaca”.
Dicho conjunto de obras tuvo que haber sido concluido desde 2019, pero el BM dio una prórroga hasta este 2021 para finalizar el programa del préstamo. El organismo calificó el programa implementado con esta deuda, hasta enero de 2021, como “moderadamente insatisfactorio”, lo que significa que los objetivos por resultados no se han cumplido del todo.
San Juan Chapultepec fue considerado un modelo piloto para replicar en otras regiones de Oaxaca y México, pero ahí no se suministra agua todos los días, como prometieron a los habitantes. A ello se suma que les llega con un color turbio. Los días de distribución son diversos, “porque hay cuestiones que son humanas y a veces técnicas por un descontrol ahí, o alguna fuga en las líneas principales”, puntualizó Héctor Ramírez Mendoza, agente municipal de este sector.
Una evaluación social y ambiental hecha en 2014 por el mismo Banco Mundial, en Oaxaca, demuestra que el problema no está solamente en esta agencia municipal. De acuerdo con el estudio, el estado de Oaxaca “presenta uno de los rezagos más grandes de México en materia de provisión de servicios de agua potable, junto con los estados de Guerrero y Chiapas”. Además, resalta que “contar con servicio de agua potable no necesariamente significa contar con un servicio de calidad o un servicio continuo”.
Mientras, en sus redes sociales, el gobernador Murat ha presumido las obras. “Logramos la construcción de la planta potabilizadora de la Planta Trujano, la línea de interconexión de los pozos con esa planta. Y el macro-tanque San Juan Chapultepec. Beneficiará a más de 150 mil habitantes en los Valles Centrales, con un servicio de agua potable de 18 horas continuas y 750 litros por segundo”, anunció. Para los habitantes de San Juan Chapultepec la historia es distinta.
La gran cantidad de agua de las lluvias que corre por calles llenas de baches, acompañada de basura y tierra suelta que dejaron obras públicas, contrasta con la escasez de este vital líquido del cual carecen diversas colonias que forman parte de la agencia municipal. Madaí cuenta que reciben agua de cuatro o cinco veces al mes en los lugares de la parte baja y dos veces al mes para los que habitan la parte más alta. “Llega por algunas horas, a veces el flujo es tan débil que no logramos llenar cubetas ni mucho menos el tinaco. Terminamos comprando agua a través de pipas (vehículos tanques cisterna), que es muy caro”, agrega la vecina de esta comunidad.
Por su parte, Ramírez Mendoza asegura que “es imposible” suministrar agua tres veces por semana, porque no hay suficiente para hacerlo; “por ello hemos implementado el programa de distribución de agua a través de pipas”, que se pagan con el presupuesto del municipio y agencia municipal.
Aunque la distribución con vehículos por parte de la agencia es gratuita, la gente tiene que anotarse en una larga lista y esperar su turno. Al final, se ven obligados a comprar agua al sector privado. “Yo he pagado hasta 400 pesos por un tinaco de mil litros. La pipa cuesta hasta 800 pesos, eso es casi lo que yo gano en una semana”, se queja Madaí.
El BM sostiene que el estado de Oaxaca tiene la tercera cobertura más baja de agua potable después de Chiapas y Guerrero. También señala que esta realidad “contrasta con la alta disponibilidad de recursos hídricos con los que cuenta Oaxaca al ser el Estado con la quinta mayor reserva de agua subterránea del país”.
El biólogo Juan José Consejo, del Instituto de la Naturaleza y la Sociedad de Oaxaca, A.C. (INSO), sostuvo que el problema no es la escasez del agua, como generalmente se suele escuchar de las autoridades gubernamentales, sino que es de un sistema de distribución “enormemente ineficiente”. En Oaxaca “se pierde en las fugas de la red hasta un 40%, ya sea por fugas o por robo de agua, y cuando llega a las casas hay más pérdidas por fugas, que pueden llegar a más de 30%”, agrega el biólogo. Según sus cálculos, el sistema es “tan ineficiente” que, “de cada 10 litros de agua limpia, tiramos 7”.
La deuda con el Banco Mundial, 55 millones de dólares, destinada para las obras de modernización del sector de agua serviría, según el Plan Estratégico Sectorial de Vivienda y Servicios Básicos 2016-2022 de Oaxaca, para que “100% de la población de las 18 ciudades del Estado y del Macro Sector San Juan Chapultepec recibieran un servicio de abastecimiento de agua sostenible y de mejor calidad”, hasta 2021.
Este préstamo al gobierno estatal forma parte de un plan mayor. Orientado por la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas, el BM ha emitido sumas millonarias en deuda para diversos países en el planeta, sobre todo para atender uno de sus objetivos: acabar con la pobreza. México es uno de los países que se ha endeudado con este organismo.
Consejo defiende que no solamente las obras de infraestructura van a resolver el problema del agua. Hay una serie de acciones que deben ser tomadas en conjunto y que “son más baratas que las grandes obras, como el saneamiento seco, la cosecha de lluvia, la recarga de acuífero”. Pero “cuando proponemos a los políticos nos dicen que somos románticos y que necesitamos de acciones más prácticas, además dicen que no hay dinero para eso”. Los tubos, las plantas de tratamiento, las grandes presas son obras carísimas y “para allá va el dinero”.
Entonces, dice Consejo, no es un asunto de falta de recursos económicos. “Los políticos buscan grandes obras porque hay grandes ganancias, grandes ramas legales e ilegales. Con el dinero pasa lo mismo que con el agua. Sí hay suficiente, pero lo estamos tirando y se nos está yendo por los huecos de la corrupción”.
El biólogo resume tres de los principales problemas que, a su parecer, no permiten un buen ciclo y el flujo del agua. Uno de ellos tiene que ver con el modelo de ciudad que se produce en todo el mundo. “Mientras más crece la urbanidad, más cubrimos la superficie de concreto y eso no permite el ciclo del agua”. Los otros dos problemas son la ineficiencia de la red de distribución y el robo de agua a través de las pipas. “Por más que se traiga más agua, que se hagan presas enormes, por ejemplo, con este sistema ineficiente no se puede. Mientras que a través de la venta del agua se va creando un mercado jugoso”, sostiene.
El equipo de este reportaje solicitó una entrevista al BM, de su sede en México, para conocer su evaluación sobre los resultados del programa. La respuesta fue: “no tenemos un especialista disponible para realizarla”. En un segundo intento, el equipo pidió una entrevista con el encargado del proyecto Diego Juan Rodríguez y obtuvo una nueva negativa: “no tenemos un especialista disponible, pues Diego Rodríguez ya no se encuentra en la oficina de México”.
Es mitad de 2021 y las promesas del Plan Estratégico se van diluyendo para la población que estaba elegida para beneficiarse. Desde sus necesidades cotidianas, Madaí sigue sin ver una salida y no le queda otra opción que seguir comprando agua. “No se puede hacer mucho si no estamos organizados. Obras van y vienen con todos los gobiernos, no importa de qué partido”, expresa esta ama de casa.
Este trabajo fue realizado por Santiago Navarro F. y Renata Bessi, para Avispa Midia y CONNECTAS dentro de ARCO, con el apoyo del International Center for Journalists (ICFJ) en el marco de la iniciativa para el Periodismo de Investigación de las Américas.