En el marco del Primer Congreso Nacional de Integración en Defensa de Territorios y Áreas Protegidas, llevado a cabo el 1 y 2 de diciembre de 2018, en la comunidad de Pampa Grande, Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía, participaron diversas organizaciones indígenas y campesinas, quienes expusieron la grave situación que atraviesan frente a una escalada de proyectos extractivistas y de mega infraestructura a nivel nacional, que significan la continuidad y agudización del proceso de despojo y destrucción de pueblos y especies enteras.
La Central Indígena de Comunidades Tacana II Río Madre de Dios, desde la provincia Abel Iturralde (La Paz), a través de su vicepresidente Edgar García, quien nos concedió su testimonio, estuvo presente para explicar los múltiples peligros que se ciernen sobre sus comunidades y esta zona de la amazonía en el país.
La expansión hidrocarburífera
Las actividades hidrocarburíferas realizadas ya en su primera fase de exploración, a través de la Sísmica 2d, por la empresa china BGP, en el bloque petrolero Nueva Esperanza, han traído ya consecuencias para las comunidades indígenas Tacana. De acuerdo con información presentada por el CEDIB, a pesar de que la empresa se comprometió a cumplir condiciones para cuidar el medio ambiente, respetar a los pueblos Tacana y pueblos no contactados, finalmente no cumplió con los acuerdos generando daños ambientales. La movilización de 1.500 trabajadores así como la construcción de 200 helipuertos en la zona, son una muestra de la magnitud de los trabajos en una región de delicado equilibrio ecológico. Según señala García, existen afectaciones a los almendros, a los animales que podían cazar y los frutos que podían recolectar del monte, además de la contaminación y el ingreso de terceros por las vías que se abrieron:
El avance minero
La segunda preocupación de las comunidades indígena tacana, que no es menor, es la de extracción minera aurífera, que, como denunció la investigación periodística de Jimena Mercado, ha avanzado de manera implacable hasta la región de Cachuela Esperanza en Bolivia. La minería aurífera en la amazonía constituye un grave problema, como ejemplo, toda la macroregión de la cuenca del Río Madre de Dios, -que implica a cinco países: Ecuador, Venezuela, Bolivia, Brasil y Perú-, ha sido devastada por la extracción aurífera, los focos de deforestación y contaminación producidos por esta actividad se expanden hacia la amazonía boliviana.
A pesar que el estado confiscó dos dragas que se hallaban en Cachuela Esperanza, la política del estado boliviano en general, no garantiza el respeto a las áreas protegidas y zonas de la amazonía, ya que, en fecha reciente, se ha sabido de las negociaciones de la Federación Nacional de Cooperativas Mineras de Bolivia (FENCOMIN) con el gobierno nacional, para modificar la normativa vigente y permitir actividades mineras en áreas protegidas.
Carretera: ¿integración para quienes?
Finalmente, el cerco a las comunidades indígenas y toda la zona amazónica que habitan, se completa con el proyecto carretero en el norte paceño desde Charazani hasta Porvenir, una gran apuesta de “integración vial” del gobierno del MAS. Pero ¿integración para quienes? El proyecto pasaría cerca del Parque Nacional y Área de Manejo Integrado Madidi y por la Reserva Nacional Manuripi, interconectando los departamentos de La Paz y Pando, más allá, es parte de la IIRSA (Corredor Norteamazónico). Se anunció que se financiaría con el crédito chino obtenido en octubre de 2015 por el vicepresidente García Linera. El tramo Ixiamas – Chivé ya cuenta con licencia ambiental emitida a fines de 2018 por el Ministerio de Medio Ambiente y Aguas:
E.G.: La otra preocupación es el tema de la carretera que sabemos que ya el gobierno, el Ministerio de Medio Ambiente ha dado una ficha ambiental pero que no ha hecho una consulta a los pueblos indígenas, bueno a toda la gente que vive sobre esa línea por donde va a pasar la carretera y que no sabemos cómo lo ha hecho, nos preocupa bastante eso, como el gobierno va a responder a la vida de esta gente, a nuestra vida de nosotros, a la vida de nuestra gente.
Según investigadores, por la magnitud de esta carretera, en especial el tramo Ixiamas – Chivé, los daños serían mayores incluso a la vía que pretende pasar por medio del TIPNIS, ya que la zona, sobre todo la Reserva Manuripi, es el corazón de la amazonía y es hogar de comunidades indígenas y donde ha sido señalada la existencia de pueblos no contactados, además de acrecentar el peligro para especies muy amenazadas como la del jaguar. Aún a pesar de esto, el proyecto carretero fue catalogado en Categoría 4, la cual, según Jorge Campanini del CEDIB, no requiere consulta previa ni estudios ambientales como los exigidos a proyectos considerados de alto impacto. Si bien el gobierno nacional dijo que cumpliría con la consulta previa, ésta, por la manera en que ya ha sido manipulada en otros casos, no representa una garantía de nada para los pueblos indígenas.
Entre tanto, el cercamiento de intereses privados y/o estatales contra la amazonía continúa.