La dificultad de buscar a su hijo, Óscar Antonio López Enamorado, desaparecido en tránsito por México, obligó a Ana Enamorado a cambiarse de Honduras, su país de residencia, e instalarse en México. En el proceso, inició un camino en el activismo contra el olvido y la impunidad en los casos de migrantes no localizados.
Durante los 12 años de búsqueda de su hijo, Ana ha colaborado con diferentes organizaciones como el Movimiento Migrante Mesoamericano, participó en la caravana Abriendo Fronteras y, en octubre de 2021, inició con las actividades de la Red Regional de Familias Migrantes.
Del 18 de febrero al 4 de marzo, la Red fue parte de la Primera Brigada Internacional de Búsqueda junto a familias centroamericanas y organizaciones de Sonora y Baja California que también sostuvieron encuentros con la Comisión Nacional de Búsqueda, Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, el Instituto Nacional de Migración (INM), Comisión Nacional de Derechos Humanos y la Fiscalía General de República (FGR).
“La FGR fue con la que más se dificultó porque solo estuvieron en la primera reunión y, obligándolos, participaron en dos más. Bajo presiones. En realidad hemos tenido muchas dificultades para hacer la denuncia y para darle seguimiento con los Ministerios Públicos”, explicó Ana Enamorado.
En entrevista con Avispa Midia, Enamorado explica la falta de voluntad e interés de las autoridades ministeriales que, además, ponen trabas para acceder a la justicia. “En muchas ocasiones cuando acudimos a la FGR a presentar la denuncia lo primero que dicen es que no pueden aceptarla porque no hay delito”, a pesar de que la Ley de Víctimas establece la investigación.
En un comunicado de prensa, la Red denunció el trato discriminatorio de las autoridades mexicanas hacia las cinco familias de migrantes – de El Salvador, Honduras, Colombia y Perú -, que lograron integrarse a la brigada de búsqueda, aún cuando hubo avisos y acuerdos previos sobre las actividades.
“Invitamos a las familias extranjeras para que vinieran hacer la búsqueda de los familiares pero fue muy complicado. Nos llevamos meses trabajando para llegar a un acuerdo [con las autoridades migratorias] y que facilitaran la llegada de las familias al país, pero aún así fue muy difícil, nos pusieron muchas dificultades y no se podía llegar a un acuerdo”, dice Ana. “Fue un calvario en realidad”, el mismo que viven desde la desaparición de sus familiares en este país.
Nadie está preparado para una desaparición
En la época de la desaparición del hijo de Enamorado no existía ni el Mecanismo de Apoyo Exterior ni las comisiones de búsqueda, aún así, el contexto sigue complicado.
A pesar de que la FGR tiene la Unidad Especializada para Delitos a Personas Migrantes, Ana a través de la Red apoya para hacer el reporte de inmediato para la Comisión Nacional de Búsqueda y la denuncia ante la Fiscalía.
“Pero ninguna funciona y todo esto deberían hacerlo las familias desde su país de origen. La autoridad tiene la obligación de recibir a las familias, tomarles declaración y abrir carpetas de investigación pero en realidad no lo hacen”, denuncia.
Los casos de personas desaparecidas en situación de movilidad presentan mayores retos, además de geográficos. Por ejemplo, la ausencia de información por la falta de comunicación entre la persona migrante y su familia. “De repente se pierde la comunicación y nadie sabe qué fue lo que pasó, pudo haber sido detenido por la misma policía y no se volvió a saber nada de ellos”.
La mayoría de los casos fueron detenidos por los mismos agentes del INM o policías, “hay desapariciones forzadas pero nadie dice nada”, porque son invisibles tanto para la sociedad como para las autoridades, insiste Ana.
La Red Regional de Familias Migrantes trabaja con 13 casos de personas desaparecidas de Centroamérica y Sudamérica, de los cuales se abrieron 10 carpetas de investigación que no siguen el procedimiento correspondiente: sin avances. “A las familias no les proporcionan copias del expediente, no saben qué hay o qué han hecho las autoridades o respecto a la búsqueda y a la investigación”.
Por ello, la Red surge ante la necesidad de hallar a estas personas con vida y acompañar en ese proceso a familias de Honduras, Perú, El Salvador, Colombia y Nicaragua, con el apoyo de un grupo de antropólogos y psicólogos.
La ley
Las familias no tienen idea de cómo desapareció la persona en movilidad y la Fiscalía no cuenta con protocolos de atención específicos. “La mente se bloquea cuando toman la declaración, se olvidan las cosas, entonces no se puede declarar bien; estamos frente a una autoridad a la que siempre le tenemos miedo”, dijo Enamorado.
Ana explica que algunas familias se reservan información por miedo a que la persona migrante pudiera estar en peligro, “se piensa lo peor”. Enamorado dice que la autoridad toma cualquier error para argumentar que no hay delitos, “pero en realidad no los escuchan”.
“Ahí es cuando nos damos cuenta que es grave. Si ellos demoran mucho para abrir una carpeta e iniciar el proceso de búsqueda se pierde la información importante que son los teléfonos móviles, hasta los videos que pueden haber en las cámaras”, señaló.
La mayoría desapareció en zonas fronterizas como Tamaulipas y Sonora y entidades de la ruta migratoria como Veracruz. Enamorado ha documentado muchos casos donde el coyote que ‘guía’ al migrante pide más dinero y, se envíe o no, la persona desaparece.
Cuando esto sucede, tampoco en sus países de origen los apoyan a pesar de los Consulados, “por eso estamos luchando nosotros para que las familias se puedan presentar a hacer las denuncias y que les den seguimiento”.
La resistencia
Ana Enamorado vende productos para financiar la búsqueda de su hijo en la tienda comunitaria La Resistencia, ubicada en la Ciudad de México. Junto a la leyenda “Mírate en mí”, colocó el rostro e información de Óscar en bolsas y tazas que son parte de la línea “Enamórate de Ana”.
Pero en la lucha de Enamorado, nuevos propósitos llegan con la posibilidad de crear una base de datos para saber cuántas personas migrantes están desaparecidas en México, “por primera vez me buscaron autoridades hondureñas bajo la administración de la nueva gobernadora”, Xiomara Castro, electa en noviembre de 2021.
“Espero no se quede en pláticas y empezar a trabajar con una base de datos. Aunque con las familias estamos pensando en que vamos a trabajarla, porque hasta ahora ninguna autoridad le ha interesado. Detrás de un desaparecido hay responsables, no son cifras”.
En las acciones de la reciente búsqueda que emprendieron las madres de migrantes, encontraron pistas, “nosotras nos dedicamos a buscar en vida y para mí es muy importante porque en los recorridos que hacemos no encontramos a los nuestros, pero encontramos a otras personas y mucha información”.
Visitaron hospitales, centros de rehabilitación, hospitales psiquiátricos, reclusorios, incluso hablaron con personas en situación de calle, “sabemos todo lo que sucede en México y nuestros familiares pueden estar en cualquier situación”.
Las autoridades se comprometieron a dar seguimiento a los casos y trabajar en coordinación con las organizaciones.
De forma previa a la primera brigada, Ana Enamorado se reunió con el Comité contra las Desapariciones Forzadas de la ONU y otros comités de Centroamérica para solicitar que la desaparición de migrantes sea trabajada de manera coordinada.
Con gran entereza, Enamorado asume que las búsquedas e investigaciones de las familias no van a detenerse a pesar de la falta de apoyo institucional, la carencia de recursos económicos y nulo acceso a la información. “Esto no puede seguir incrementando”, preocupa Enamorado.