Foto de Portada: Cooperativa Tierra Negra
Aunque en Colombia se vive la tercera ola de pandemia por COVID 19, existen crisis más agudas que la sanitaria, pues la violencia, la pobreza, la corrupción y el hambre son males mayores. El 28 de abril, un maremoto, creado por los pasos firmes de la población colombiana, se alzó exigiendo justicia en un nuevo paro nacional.
Las calles, las plazas y los recovecos de Colombia se inundaron con un flujo imparable de marchantes. Obreros, campesinos, emprendedores, trabajadores de clase media, artistas, estudiantes y familias enteras se manifestaron para exigir al presidente Iván Duque Márquez y su gobierno prescindir de imponer el proyecto de reforma fiscal anunciado el pasado 5 de abril, bajo el eufémico nombre de "Ley de Solidaridad Sostenible".
A través de las redes sociales, el Comité de Paro Nacional [la Confederación General del Trabajo (CGT), la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Confederación de Trabajadores de Colombia, La Federación de Trabajadores de la Educación (Fecode), Dignidad Agropecuaria, Cruzada Camionera, la Confederación Democrática de Pensionados (CDP) y la Confederación de Pensionados de Colombia (CPC)] comenzó a difundir cronogramas de actividades y a convocar a la ciudadanía colombiana para protestar en contra de las decisiones del gobierno.
Mayor miedo al gobierno que al virus
El martes 27 de abril, en vísperas de la movilización, el Tribunal de Cundinamarca prohibió a la ciudadanía la realización de su protesta, argumentando que debían postergarla dado que aún no se ha alcanzado la “inmunidad de rebaño” y que en estos días se vive el tercer repunte de contagios por COVID 19 en Colombia. Refirió que no deseaban anular el derecho a la “manifestación” del pueblo, pero preferían enfatizar el derecho a la salud.
Sin embargo, el hartazgo se ha gestado desde tiempo atrás. Los hechos hablan por sí mismos: en tan solo los primeros tres meses del año los suelos colombianos se cubrieron de la sangre de 12 líderes indígenas que fueron asesinados; el Observatorio de la Red Feminista Antimilitarista, reveló que, de enero del 2020 a noviembre del mismo año, se reportaron 598 feminicidios de mujeres colombianas (9.4% superior que en el 2019); la presencia de grupos armados, masacres sucedidas en 2020 (91, de acuerdo con el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz).
Ciertamente la pandemia, además de enfermedad y muerte, trajo como efecto colateral una crisis económica. Como acabose, en medio de la desesperación, el gobierno ha elegido poner en marcha una reforma en materia de impuestos que afectará la economía de miles. Entre varias propuestas, la reforma pretende decrementar el monto mínimo de ingresos a partir del cual los ciudadanos deberán presentar una declaración de impuestos, aquellos que ganen 671 dólares mensuales deberán pagar gravamen sobre la renta, algunos sectores de la población deberán pagar impuestos sobre servicios básicos como el aseo y el alcantarillado; y ahora, varios tipos de pensiones están sujetos al pago de gravámenes.
Por ello, con mascarillas puestas y ondeando sus banderas tricolores, miles de colombianas y colombianos iniciaron su trote cantando en las ciudades de Barranquilla, Bogotá, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Medellín, Pereira (por mencionar algunas) desde la mañana.
Toda Colombia en movimiento
Cada ciudad encarnó la resistencia de forma distinta, pero con un objetivo invariable de demanda. Con la luz del alba, poco después de las 6:00 a.m., la estatua del conquistador español, Sebastián de Belalcázar -denominado fundador de Santiago de Cali- fue tumbada con cuerdas por algunos manifestantes (presuntamente indígenas Misak), como símbolo de la reivindicación del territorio robado. Inmediatamente, el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) se hizo presente para desalojar a los protestantes.
Igualmente, en Cali, los manifestantes optaron por el bloqueo de las calles y carreteras hasta que grupos de choque entraron en escena y empezaron a saquear comercios. Medios Libres Cali informa que, en el medio de la trifulca, la policía hizo aparición y comenzó a disparar tanto al aire como directamente a los marchantes y dueños de los comercios que luchaban con recuperar los bienes robados.
Posterior a la increpación del Esmad, los marchantes decidieron reunirse en otro punto para proseguir sus protestas bailando y cantando.
La ciudad de Medellín se revistió de expresiones artísticas referentes a la violencia que se acrecienta cada día en Colombia.
Algunos partícipes de las protestas en Bogotá comunicaron a través de sus cuentas de redes sociales, que cuando intentaban llegar a la plaza de Bolívar, agentes del Esmad los atacaron con gases lacrimógenos aun cuando su bloque avanzaba con calma, procurando resguardar la distancia social y haciendo uso debido del cubrebocas. Pese a la adversidad y deliberado intento de acallarlos prosiguieron en el ejercicio de su derecho de expresión.
En tanto, en Neiva fue derribada la estatua del expresidente Misael Pastrana. En este mismo municipio se reportó un ataque de la fuerza policiaca dirigido a los manifestantes en la plaza cívica. También se suscitó la muerte de un joven participante llamado Juan Diego Perdomo Monrroy, estudiante de educación artística de la Universidad Sur Colombiana. En un comunicado de prensa, el Hospital Universitario Hernando Moncaleano Perdomo -a donde el Juan Pablo fue transferido después de desplomarse en el medio de la algarabía- refirió que no se encontraron traumas mayores en el cuerpo del joven, descartando que su muerte haya sido producto de un ataque.
A las 8:00 de la noche se dio inicio el ruido cadente de las caceroladas y ollas en toda la anchura de los territorios colombianos. Desde sus hogares miles de personas festejaron y reafirmaron el frenesí de su lucha. A través de las etiquetas “paro nacional 28 A” y “es el momento de parar 28 A” es posible apreciar el apoyo de gente de todo el mundo, quienes celebran el ímpetu de los colombianos para enfrentarse a su propio gobierno y defender sus derechos.
Hasta el momento se ha declarado toque de queda en múltiples ciudades. Según se lee las denuncias en redes sociales y a través de Medios Libres Cali, hay numerosas personas heridas, asesinadas, desaparecidas y detenidas arbitrariamente. Los números proporcionados hasta ahora en el boletín informativo de la campaña para defender la libertad se constata que: hay 49 personas heridas, 4 personas presuntamente fallecidas (contando al joven Juan Diego), 73 personas detenidas (en Bogotá Yopal, Neiva, Cali, Ibagué, Pasto, Villavicencio y Barranquilla); se realizaron 14 allanamientos (todavía en proceso de esclarecimiento). Se han denunciado 78 actos de violencia policial y al menos 10 agresiones contra defensoras de derechos humanos.
Con información de Infobae, Semana, Medios Libres Cali, El Espectador, INDEPAZ, CRN Radio y Boletín informativo de la campaña para defender la libertad