El pasado viernes 12 de marzo la Coordinación de Pueblos y Barrios Originarios y Colonias de Xochimilco tomó de manera simbólica la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México. Las y los habitantes regresaron parte de la basura que se ha generado de la construcción del puente vehicular: cascajo, ramas secas, cemento. Inundaron el lobby del edificio Jeanne D'Arc o Juana de Arco, ubicado en el Centro Histórico, lujoso inmueble de estilo neocolonial que fue construido en 1948 por el arquitecto Vicente Urquiaga.
Las y los representantes de los pueblos de Xochimilco exigieron la cancelación del Puente Vehicular Periférico Sur y Canal Nacional al sur de la Ciudad de México, además demandaron entrevistarse con la titular de la dependencia Marina Blanco. “Ya tenemos más de un año en la lucha para que se detenga una obra criminal que es un puente vehicular en una zona donde realmente no hay muchos carros por persona. Esta zona es un recurso natural todavía para la ciudad, es un sistema que absorbe la temperatura de la Ciudad de México, también absorbe las lluvias evitando las inundaciones. Ayuda por la variedad de especies de árboles para que el aire en la ciudad no esté contaminado”, dijo para Avispa Midia Lucia*, vecina de Xochimilco.
El último resquicio de humedal que queda en Xochimilco es este de San Gregorio Atlapulco. “En Mayo empezamos a dar esta lucha. Decían que nos iban a servir a nosotros los xochimilcas que salimos de los pueblos para trasladarnos al trabajo a nuestras casas. Pero realmente ese puente vehicular no nos sirve a nosotros como habitantes ya que va a tener un costo y, aparte, están afectando un humedal de importancia internacional RAMSAR y lo sabe muy bien Claudia Sheinbaum Pardo que se dice ecologista y ambientalista. Decían antes que cuando llegaran al poder no iban a pisotear a los pueblos originarios, cuando eso no es cierto, nos están volviendo a pisotear”, explicó Elena*, otra vecina.
El Humedal de Xochimilco es el único de su tipo en la Ciudad de México y está inscrito en el convenio Ramsar,que retoma el nombre de la ciudad iraní donde el 2 de febrero de 1971 se celebró un tratado internacional relativo a la conservación y al uso racional de los humedales. A los lugares que se incluyen en la lista de humedales de importancia internacional se los denomina Sitios Ramsar. De acuerdo al portal de la convención,“estos sitios RAMSAR adquieren un nuevo estado a nivel nacional e internacional. Son reconocidos por ser de gran valor, no solo para el país o los países en los que se ubican sino para la humanidad en su conjunto. En la actualidad hay más de 2.400 sitios Ramsar en todo el mundo. Abarcan más de 2,5 millones de kilómetros cuadrados, una superficie mayor que México.”
El 11 de diciembre de 1987, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) inscribió a Xochimilco en la lista de Patrimonio Mundial Cultural y Natural, por su valor excepcional y universal, que debe ser protegido para beneficio de la humanidad. Este reconocimiento incluye el sistema de chinampas que aún se conserva en zonas de Xochimilco y Tláhuac, al sur de la Ciudad de México. El 7 y 11 de mayo de 1992, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el que se establece como zona prioritaria de preservación y conservación del equilibrio ecológico y se declara como Área Natural Protegida (ANP), bajo la categoría de Zona Sujeta a Conservación Ecológica “Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco” una superficie de 2,657 hectáreas, como zona que requiere la protección, conservación, mejoramiento, preservación y restauración de sus condiciones ambientales.
El 2 de febrero de 2004, la Convención Internacional sobre Humedales Ramsar inscribió a la zona lacustre de Xochimilco en la lista de Humedales de Importancia Internacional, con la denominación “Sistema Lacustre Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco”, para asegurar el mantenimiento de sus características ecológicas.
Después el 11 de enero del 2006, se aprobó el actual Programa de Manejo del Área Natural Protegida con carácter de zona de conservación ecológica ‘Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco’. En el acuerdo, por el que se aprueba el programa, “se estima una longitud aproximada de 203 km de canales interconectados, entre los más importantes se encuentran los de Cuemanco, Nacional, Chalco, Del Bordo, Apatlaco, San Sebastián, Apampilco, Tezhuilo y Japón. Las lagunas principales son Tlilac, del Toro, Huetzalin, Apampilco, Tezhuilo y el Lago de Conservación de Flora, Fauna y Acuacultura de San Gregorio Atlapulco.”
México tiene actualmente 142 sitios designados como Humedales de Importancia Internacional (sitios Ramsar), con una superficie de 8,657,057 hectáreas. “La inclusión de un humedal en la lista representa el compromiso del gobierno de adoptar las medidas necesarias para garantizar que se mantengan sus características ecológicas”, se puede consultar en el sitio de la declaratoria.
El proyecto
El 26 de diciembre del 2019 la Dirección General de Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental (DGEIRA) otorgó la autorización condicionada en materia de impacto ambiental a favor de la empresa Impulsora de Desarrollo Integral S.A. de C.V. para llevar a cabo el proyecto denominado proyecto integral para la construcción del puente vehicular periférico sur y canal nacional en la alcaldía Xochimilco. De acuerdo al portal delGrupo Idinsa, empresa encargada de la construcción de la obra, su objetivo es “mejorar la conexión entre las alcaldías de Xochimilco y Tlalpan, y con las alcaldías circunvecinas, permitiendo un tránsito más fluido en viajes de largo recorrido, mediante la ampliación, mejoramiento y reestructura de la red vial existente, conformando un sistema vial funcional a nivel local y regional.”
Además justifica que la construcción del proyecto se hace necesaria considerando, entre otros aspectos, que“las redes viales de Xochimilco y Tlalpan presentan una alta saturación vehicular y que el espacio vehicular de Periférico Sur y Canal Nacional se encuentra en condiciones deficientes, provocando lentitud y congestionamientos”.
Por otro lado la Secretaria del Medio Ambiente de la Ciudad de México (SEDEMA), en un documento fechado el 5 de junio del 2020, con folio SEDEMA/DGEIRA/DEIAR/001409/2020, refiere que el camellón que se pretende afectar con el proyecto, “se trata de un humedal artificial creado por el hombre, es decir un área inundable que funciona como regulador de aguas pluviales por las épocas de lluvias y que no está comunicado con los cuerpos de agua circundantes al interior del Área Natural Protegida.”
Además, que “fue habilitado por la entonces Dirección General de Operación Hidráulica, ahora Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX), para su funcionamiento como vaso regulador y que no se han registrado el avistamiento de aves nativas de la zona del camellón que afectará el proyecto”, dice el documento.
Al respecto el investigador del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Luis Zambrano, aclara: “Es un cuerpo de agua manejado como el resto de Xochimilco, por lo tanto, si se considerara artificial esa zona se debería de considerar todo Xochimilco como artificial y entonces no se le hubiera dado el reconocimiento de la convención RAMSAR. Ese lugar está dentro del polígono de la convención, por lo tanto, el argumento de artificial se cae por sí solo”.
El investigador explica que “no está aislado, hay (o había antes de que ellos lo destruyeran) túneles que pasan por debajo del periférico que permite el intercambio hídrico y de animales y plantas. Tan es así, que ellos mismos en su muy raquítico muestreo encontraron una especie que está en peligro (Hyla plicata). Luego utilizaron la ciencia ciudadana para analizar los avistamientos de aves (Inaturalist) que es una buena herramienta, pero mal utilizada es muy mala idea. En ese caso, al ser un lugar de difícil acceso para los seres humanos, es evidente que la gente no se mete ahí a hacer avistamientos”.
Además, el investigador afirma que las obras se encuentran dentro del polígono de zona de monumentos históricos protegidos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Zambrano sostiene que es necesario repensar el modelo de ciudad cuya lógica está pensada en la circulación de los autos. “Llevamos 150 años (y los últimos 25 años de manera intensa) de darle prioridad al automóvil creyendo que eso es mejorar la movilidad de las personas. Tenemos que modificar el objetivo. No se trata de mover autos, sino personas”.
Cambiar las reglas del juego
Las autoridades de la Ciudad de México cambiaron las reglas de construcción volviéndose más laxas en cuestión de estudios de impacto ambiental. Un ejemplo son los cambios en las normativas publicadas en la gaceta oficial de la Ciudad de México, fechada el 2 de septiembre del 2019, donde se avisa sobre el acuerdo de facilidades en materia de Impacto Ambiental para la realización de obras y/o actividades públicas en la Ciudad de México.
En su justificación señala que “uno de los ejes rectores, por los cuales se rige la política del gobierno de la Ciudad de México, es la creación de los medios que permitan garantizar la satisfacción de las necesidades colectivas, mediante la generación y utilización de la infraestructura; obras y/o actividades que proveerán los servicios públicos que permitan el desarrollo humano de la ciudad. Para conseguir este fin, el gobierno de la Ciudad de México llevará a cabo la implementación de tantas acciones de obra pública como sean necesarias”.
En este sentido, el abogado de la Coordinación de Pueblos y Barrios Originarios y Colonias de Xochimilco, Alejandro Velasquez, explica que el formato de facilidades fue creado por el gobierno de la ciudad para disminuir los requisitos de evaluación de impacto ambiental en obra pública. “Una de las cuestiones más relevantes del formato de facilidades es que hace que el gobierno salte el proceso de consulta pública de una obra. El constructor cumple una serie de requisitos y más bien es el mismo constructor que se termina por autorregularse prácticamente. Entonces el constructor lo único que hace es llenar ciertos espacios y con el sello de la autoridad ya se tiene por cumplido el requisito de evaluación de impacto ambiental”.
De acuerdo con Velásquez, en el ámbito legal es una obra de infraestructura urbana que está prohibida de acuerdo al programa de manejo del área natural protegida y también está prohibida de acuerdo a la Ley Ambiental de la Ciudad de México. La legislación “establece reglas muy específicas y concretas para las áreas naturales protegidas sobre todo para la tala de árboles, que está prohíbe, entonces es una obra que violenta al derecho humano a un ambiente sano, los derechos de la naturaleza y de la madre tierra".
Además, los comuneros de Xochimico sostienen que no fueron escuchados. “No hubo un diálogo. Xochimilco pertenece a la categoría de pueblos originarios. De inicio no hubo una consulta sobre si debía o no debía hacerse ese puente, empiezan a destruir el humedal, empiezan a quitarle, a meter máquinas, entonces es cuando vemos que está pasando algo”, sostiene Don Ignacio* comunero de la región.
La estrategia de lucha contra el ecocidio
A un año del inicio de la construcción del puente vehicular las y los vecinos de Xochimilco han implementado una campaña llamada #YoProtejoElHumedal que ha consistido en movilizaciones, difusión en redes sociales y una estrategia jurídica. Don Ignacio señala: “La última resolución que tenemos del juez es que suspende el tramo que queda en el área natural protegida. Estamos en ese proceso. Estamos a la espera de una sentencia final”.
El puente solo está detenido en el área natural protegida. A pesar de la pandemia y de las restricciones, la construcción no ha parado. El investigador de la Unam, Zambrano, alerta sobre los riesgos a corto y largo plazo que dicha obra significa. “A corto plazo lo estamos viendo, están tirando agua del acuífero (y ahora es muy poca) al caño para poner sus columnas. Y además, se genera una fragmentación de Xochimilco de la zona norte contra la zona sur. A largo plazo, se promueve la urbanización en el ANP (área natural protegida), y se pone en riesgo nuestro patrimonio cultural y ecológico que lleva 2 mil años ahí. Todo en favor de un puente que no será útil”.
*Nota: Por seguridad, los nombres de los entrevistados, utilizados en este reportaje, son ficticios.
Me llamo Bruno. Soy estudiante de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. A propósito de la construcción del puente vehicular sobre el humedal de Xochimilco, ¿qué ha dicho el INAH acerca de los daños al patrimonio histórico y natural que compone la zona protegida?