Hurgando entre los archivos que en nuestro caminar hemos recopilado sobre organizaciones en la defensa de los territorios, nos encontramos con registros que son testimonios que permanecen vigentes para dar cuenta de aquello por lo que comunidades en toda Latinoamérica se organizan y resisten.
Retratos de personas y sus testimonios sobre los territorios donde se mantienen luchando -para cuidar sus bosques, montañas, aguas y bienes naturales-, cobran relevancia frente a la actual fiebre por la minería que retoma nuevas justificaciones con los discursos que la promueven ante la demanda de los denominados “minerales críticos” para la transición de la matriz energética global.
Este es el caso del proyecto Conga -emprendimiento a cargo de las empresas Newmont Mining Corporation, Compañía de Minas Buenaventura y la Corporación Financiera Internacional, perteneciente al Banco Mundial- que pretende extraer hasta 680,000 onzas de oro y más de 200 millones de libras de cobre, anualmente, en las provincias de Cajamarca y Celendín, al norte del Perú, donde afectaría un ecosistema de lagunas -entre ellas la de Perol, Mala, Azul y Chica-, que proveen de agua a las poblaciones locales.
Pese a que el proyecto minero se encuentra detenido desde 2011, debido a las protestas de campesinos y la organización de las Rondas Campesinas -un tipo de organización comunal y autónoma para la defensa de los territorios que existe desde la década de los 70s en esta región del país sudamericano-, las alarmas se encendieron en los primeros meses del 2024.
Esto debido a que actores como el actual ministro de Energía y Minas, Rómulo Mucho Mamani y el jefe del Gabinete Ministerial, Gustavo Adrianzén, han señalado su intención de reactivar diversos emprendimientos mineros a lo largo y ancho del Perú, incluyendo el proyecto Conga, pese al gran rechazo comunitario.
Mediante entrevistas a medios nacionales, Adrianzén mencionó que el gobierno actual lleva a cabo un “proceso de factibilidad”, es decir, la realización de estudios para evaluar la viabilidad del proyecto Conga. Como respuesta, en marzo pasado, la Federación Regional de Rondas Campesinas de Cajamarca manifestó su rechazo contundente a la extracción minera para defender las cabeceras de cuenca y la protección de las fuentes hídricas.
Esto ocurre, a la par de la extracción ininterrumpida de combustibles fósiles, principal actividad que alimenta la crisis climática mundial y que, lejos de reducirse, ha incrementado más que nunca.
Es el caso de la extracción de carbón -una de las fuentes de energía mas contaminantes-. Registros de la Agencia Internacional de Energía, del año 2022, indicaron que se utilizó una tonelada por cada persona en el planeta. Es decir, se usaron más de 8 mil millones de toneladas, la mayor cifra de la que se tenga registro.
Mientras tanto, en el occidente de Venezuela, en la cuenca del Lago de Maracaibo que conecta con la Serranía del Perijá existe la amenaza, desde comienzos del siglo pasado, de la extracción de carbón mediante minería a cielo abierto.
Más aún, en esta región, la parte más al norte de la cordillera de los Andes se tienen registros que datan del año 1996 en los que se comprueba la existencia de más de 330 mil hectáreas que albergan carbón, fosfato, barita, bentonita, granito, cobre, mármol, wolframio, circonio, titanio, caliza magnesiana, oro, molibdeno, zinc, cromo, tungsteno, plata y cobre.
8 de agosto del 2014.
Resguardo indígena wayuu El provincial donde se llevó a cabo un recorrido a través de las comunidades afectadas por la extracción de carbón como parte de las actividades del tribunal popular contra la minera Cerrejón.
El tribunal fue convocado por el Resguardo Indígena Wayúu de Provincial, Comunidad de Tamaquitos II, Resguardo Indígena Wayúu Cerrohatonuevo, Asociación de Autoridades y Cabildos Indígenas Wayúu del Sur de La Guajira (AACIWASUG), Junta Social de Pro-Reubicación de Tabaco, Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo y Censat Agua Viva.
Por ello, a través de las últimas décadas, corporaciones trasnacionales como Shell y posteriormente paraestatales como Carbones del Guasare y del Socuy han intentado extraer el carbón que abunda en la región, también conocida como Guajira y que se esparce también en territorio colombiano, donde los estragos son evidentes con la operación de la minera Cerrejón, propiedad de empresas con presencia global tales como BHP, Anglo American y Glencore.
Pero ha sido la lucha de pueblos indígenas Barí, Yukpa y Wayuu quienes durante la historia reciente han mantenido a raya la extracción del hidrocarburo y con ello han preservado el fluir de las aguas, la permanencia de los bosques y montañas y de toda forma de vida que se expresa en la región.
Aquí te compartimos el relato de Segundo, indígena Wayuu, habitante de la comunidad de Kasuusain en la Sierra del Perijá, Venezuela, en el cual evoca un canto dedicado a los pájaros para llamar la lluvia ante las sequías.