Las comunidades de San Mateo Ixtatán, acudieron a una movilización pacífica con la esperanza de que la empresa Proyecto de Desarrollo Hídrico, S.A. abandone la región de Ixquisis, en su municipio, parte de Huehuetenango. Eran más de 2000 personas dispuestas a resistir contra el despojo de sus tierras y recursos hídricos.
Para unirse a la resistencia, en las primeras horas del día martes, 17 de enero, la población trasladó suministros y alimentos, en uno de los sitios de concentración denominado el lugar del plantón. Ahí se facilitaron los primeros alimentos de la mañana.
Luego de una larga concentración en el centro de Ixquisis, la población se trasladó en el área de trabajo de la empresa. En esa visita fuimos testigos del avance del proyecto hidroeléctrico: las entrañas de los cerros ya están penetrados los principales túneles donde se transportarían las aguas desviadas de su cauce natural.
Mientras que la población lamentaba la destrucción de sus sagradas montañas, un grupo de pobladores sospechosos optaron por incinerar varias maquinarias estacionadas en el lugar, a poco tiempo de que los vehículos ardían en llamas, desde el interior de la malezas, fue disparada una lluvia de balas asesinas logrando dispersar a la mayor parte de la población, todos as, indefensos as.
Según testigos, durante la huida, un abuelo de 72 años de edad, Sebastián Alonso Mateo, originario de la comunidad Yulchén Frontera, fue reprimido por guardias de seguridad de la empresa, con el apoyo de elementos de la Policía Nacional Civil. Agregan los testigos que los malhechores no les bastó balearlo en el cráneo, porque estando herido. Lo hirieron con arma blanca y le propinaron varios golpes en el rostro. Dos horas después un grupo de la resistencia acudió al lugar, mientras el abuelo gemía del dolor, sin embargo, una hora después que los familiares lo trasladaron a un centro asistencial, Sebastián Alonso falleció en el trayecto.
“Ahora que ya mataron a un compañero vamos a actuar con más coraje, esto no va a quedar así, saber que dice el gobierno que la misma policía nos está matando”, se repetían entre la muchedumbre, otros revelan que a escasos metros del área el Estado ha instalado una comisaría policial y un destacamento militar. “O sea que estos militares no vienen a brindarnos seguridad, han llegado a defender a los ricachones” reclamó una de las mujeres en resistencia.
Según los afectados y afectadas la población permanecerán en el área por tiempo indefinido, tras agotar varias mesas de dialogo, porque dicen que mientras el proyecto avance las comunidades están amenazadas por la sequía de sus fuentes de agua.