Apuntes sobre la insurrección popular en Nicaragua, la experiencia de un Oaxaqueño

“Nosotros estamos bajo ataque diario, un ataque constante al que resistimos”

Agresión y violencia

Se hace necesario desmontar el discurso retórico del Frente Sandinista de liberación Nacional (FSLN) - específicamente del gobierno en turno encabezado por el presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo- sobre los acontecimientos políticos actuales en Nicaragua, los cuales intentan justificar, bajo el anuncio de una "intervención de la derecha" o la "intervención imperialista", la represión y el asesinato de las y los inconformes. Un discurso que ha logrado limitar la solidaridad con la insurrección popular Nicaragüense. Pero que a su vez, también ha logrado mostrar la cara de la revuelta, misma que solo puede ser vista y leída bajo la inmensidad de los gestos dignos de la rabia, la tristeza y la alegría de un pueblo que ha aprendido que la lucha es un proceso, un gesto interminable.

La reciente insurrección Nicaragüense, que se desprende de un contexto de crisis, la del Estado como forma de organización política, el Estado y la democracia en cualquiera de sus expresiones -neoliberal ó progresistas, de derecha o izquierda, representativa ó liberal- nos muestran que no es posible seguir proyectando nuestra vida desde estas formas. Así se presenta la idea de que otra politización es posible, que Sandino regresó para reclamar el derecho de aquellos combatientes caídos que soñaban un mundo mejor.

Ante esté fenómeno, la juventud reclama su derecho a existir, las universidades y los barrios populares construyen en lo cotidiano de la revuelta formas propias de organización y lucha, formas que no han sido cooptadas por el partido del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), reivindicado como cristiano, solidario y socialista. La juventud ha encontrado eco en las nuevas generaciones que exigen, en un primer momento, ¡cese inmediato al fuego!, y en un segundo momento, la necesidad de un mundo diferente, con dignidad.

La crítica fuerte emerge desde la insubordinación de los pueblos, barrios y la juventud contra el dominio progresista. Dejando la enseñanza de que todo tipo de estado es autoritario.

El punto de bifurcación; los sucesos por los que estalló el conflicto

“Esto ya explotó y no hay nadie que lo pare, solo el mismo pueblo”

A poco más de un mes de haber estallado el conflicto social en Nicaragua, se vuelve necesario un análisis y reflexión sobre el proceso insurreccional de este país, entender los matices en los que surge y las problemáticas que se enfrenta. Sobre esta perspectiva hemos rastreado 4 elementos fundamentales que vieron nacer a las y los insurgentes.

Una de las primeras cuestiones que constituirían el cumulo de indignación seria sin duda aquellas grandes estructuras metálicas con figura de árbol que “decoran” la ciudad de Managua, los llamados “arboles de la vida”, adornos que la vicepresidenta Rosario Murillo y el presidente Daniel Ortega mandaron a instalar a lo largo y ancho de dicha ciudad, un total de 134 arboles plantados dentro del casco urbano que, suman en su conjunto un costo total de 3.3 millones de dólares, sin considerar el gasto de energía para su funcionamiento.

Otro de los elementos que constituyen la rabia es la quema de la Reserva Indio Maíz.

 El día 3 de Abril de este año 2018 se “produjo” un incendio en la reserva biológica Indio Maíz. El fuego consumió alrededor de 5,400 hectáreas de la primera reserva mas importante de este país. Dada la extensión del incendio se llegó a considerar este suceso como uno de las mayores desastres ambientales de los últimos tiempos, la actuación tardía del gobierno por apagar el siniestro hizo sospechar a las comunidades y ecologistas de la región. Investigaciones posteriores descubrieron que, “la quema de Indio maíz fue provocada, para urbanizar la zona y poner centros turísticos, además de la construcción de la carretera que sería un importante flujo de mercancías”, dijo Jesús Rivas** estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAL).

Las afectaciones provocadas sobre esa zona y la respuesta tardía del gobierno por resolver el problema evidenciaron y fortalecieron la premisa de la intervención del gobierno de China sobre la reserva, por su interés en la construcción de un canal interoceánico (llamado también el gran canal) para el flujo de capital privado y de mercancías. Dicho proyecto estaría a cargo de la empresa británica Environmental Resources Management (ERM) y de la firma China Hong Kong Nicaragua Canal Development (HKND Group). El pretexto perfecto para la construcción del canal interoceánico era sin duda la quema de la reserva Indio Maíz, dichos proyectos se pueden observar en la cartografía generada por Nicaragua Canal Development.Esto puede rastrearse como otro punto central del indignación. Ahora “las comunidades indígenas están denunciando que tras la quema de la reserva Indio Maíz se están promoviendo proyectos de extractivismo en su máxima expresión”, Estelí Báez, Estudiante de American College.

Un tercer factor que agudizó las protestas fue la reforma a los pensionados del Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS).

EL 16 de Abril el gobierno publica en el Diario oficial una de las reformas de corte neoliberal más agresivas hacia los trabajadores, una detracción del 5% a los pensionados del Instituto Nacional de Seguridad Social. Esta reforma provocó la movilización, en un primer momento, de los abuelos pensionados, los cuales durante su primera manifestación serian fuertemente reprimidos por la policía nacional. En un segundo momento, las protestas serían asumidas por otros sectores. Un par de días después las movilizaciones encontraría abrigo en el sector estudiantil que saldría a las calles a solidarizarse con la lucha hasta ese momento denominada #OCUPAINSS.

“El dinero esta siendo utilizado para sus grandes proyectos inmobiliarios, le están quitando el dinero a los abuelos pensionados, eso no es ser socialista”

SEÑALA BÁEZ.

Las movilizaciones estudiantiles, también fuertemente reprimidas, cobrarían sus primeras victimas el 19 de Abril, (fecha con la que se inaugura un nuevo movimiento), específicamente con sectores de la Universidad Politécnica, la Universidad Agraria y la Universidad de Ingeniería:

“Así mismo, el 20 de abril, se desató en Managua una represión encabezada por fuerzas policiales y grupos motorizados que abrieron fuego e incendiaron las instalaciones de la Universidad Nacional de Ingeniería. En los sucesos muchos estudiantes se dieron a la fuga, pero varios de ellos quedaron atrapados en el recinto y perdieron allí la vida o sufrieron graves heridas. Uno de los cuales fue el adolescente Álvaro Conrado de 15 años de edad, impactado de bala en su cuello y cara cuando ingresaba agua a la universidad, testigos afirman que los disparos fueron efectuados por francotiradores”, señala un testigo que no quiso mencionar su nombre por seguridad.

El sector estudiantil

A partir del 19 de Abril distintos sectores salieron a las calles, las universidades se declaran en huelga y comienza un proceso de autodefensa generalizada, la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) la Universidad Politécnica (UPOLI), la Universidad Agraria y la universidad Centroamericana se vuelven bastiones de la lucha y la organización. La juventud, como un cuarto elemento, reclama el derecho a vivir con dignidad y toma posición, se rebela y comprende que la lucha va mas allá de una reforma. La CIDH observa que el alto grado de represión se centra “contra las manifestaciones de estudiantes ubicadas en las universidades, entre ellas la UNAN, la Universidad Nacional Agraria (UNA), la Universidad Centroamericana y la Universidad Politécnica (UPOLI).”

“El 19 de Abril se inicia una de las primera batallas campales, los jóvenes estábamos siendo asesinados por francotiradores de la policía nicaragüense”,

COMPARTE MARIANA TORRES, ESTUDIANTE DE LA UNAN.

Las turbas solidarias han jugado un papel determinante en el plano de la contrainsurgencia y la agudización del conflicto, “en estos 11 años del gobierno neoliberal hemos recibido represión de las turbas solidarias, jóvenes sandinistas que junto con la policía golpean y reprimen a la población. Turbas solidarias porque las palabras favoritas de las primera dama son solidaridad, amor, cristianismo y socialismo”, señala Báez.

Este grupo de jóvenes sandinistas, denominados en el vocabulario popular nicaragüense como turbas solidarias, sirven como elementos de ataque “no visibles” hacia los insurrectos y los sectores populares insubordinados que actúan como el brazo parapolicial del Estado. Es necesario mencionar que las tácticas empleadas por estas turbas solidarias van desde ataques a horas de la madrugada hacia las universidades en paro. Ataques que pueden ser por disparos directos contra las barricadas, hasta diversos tipos de intimidación hasta la destrucción de mercados populares con la intención de culpar a los sectores inconformes movilizados, todo esto respaldado por la Policía Nacional Nicaragüense. Son algunos elementos que han detonado las revueltas en este país centroamericano.

 “Antes que nada, es necesario aclara que esta protesta no puede ser comparada con lo que pasa en Venezuela, aquí no hay ni imperio Yankee que este financiando, ni ninguna derecha, la única derecha que existe en Nicaragua es la derecha que esta gobernando, con las practicas más neoliberales de todos los políticos que hemos tenido en la historia, y son los nuevos millonarios, eso no puede ser llamado izquierda” ; dijo una estudiante American College

Los días pasan y el conflicto se agudiza, a casi más de un mes del inicio de la sublevación podemos encontrar la generalización de la rabia y la extensión de la revuelta, una revuelta que se ha tornado en histórica, porque ha suspendido el tiempo y el espacio histórico mediado por la circulación de mercancías y la reproducción del capital. Barricadas y bloqueos han cobrado vida en muchos rincones del país, se ahuyenta al empresariado y se le da vida a la solidaridad intercomunitaria, interbarrial e inteuniversitaria.

Se ha retomado la vida en las propias manos, la colectivización del cuidado surge como elemento imprescindible tanto en los combates cotidianos con la fuerzas represivas como en la vida cotidiana de las personas. “Hemos montado hospitales improvisados en las universidades, tanto para los heridos como para el pueblo”, dice José, estudiante de medicina de la UNAN.

Ver también ⇒ Avanza el neoliberalismo en Nicaragua: del rojinegro de la revolución al fiusha de las modas

El discurso sobre la financiación de los disturbios por sectores de la derecha estadounidense e imperialista se han diluido, “El gobierno de Ortega dice que este movimiento esta siendo financiado por la derecha, específicamente por los Estados Unidos. Pero este movimiento es autónomo y surge de la indignación, nuestro único financiamiento son nuestros propios recursos y nuestra armas, las que tiene el pueblo”, dice un estudiante de la Universidad Centroamericana mientras muestra alguno morteros caseros y piedras.

Otros tipos del violencia hacia los manifestantes

 Los niveles de violencia suben conforme el paso de los días, principalmente hacia el sector estudiantil en resistencia, quienes han denunciado que todos los días tiene de 15 a 20 compañeros intoxicados por las víveres que reciben diariamente, desde aguas embotellada con algún químico, hasta frutas y verduras envenenadas.

Los presos políticos son llevados a un centro de detención histórico llamado el CHIPOTE, cárcel clandestina donde Anastasio Somoza habría torturado a Agusto Cesar Sandino y donde ahora el gobierno de Ortega tortura a las y los inconformes. “El chipote es un centro de tortura donde están llevando a nuestros compañeros presos, es un cuarto donde Somoza llevo a Sandino y lo torturo, ahí es donde ahora nuestros compañeros están siendo torturados”, denuncia la estudiante Torres.

Según el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos emitido el 21 de Mayo del presente año, afirman a través de la recolección de testimonios que;

“438 personas fueron aprehendidas mediante el uso de la fuerza y llevadas a unidades de policía, como El Chipote, de las cuales 209 fueron trasladadas a la Cárcel Modelo de Tipitapa. En muchos de los casos, los detenidos fueron objeto de distintas formas de tratos crueles, inhumanos y degradantes durante su detención. Dentro de  las denuncias recibidas destacan aquellas de  víctimas  que alegan  haber sido golpeados, insultados o bien no recibieron alimentos y escasa provisión de agua. Las personas que se acercaron a la CIDH también presentaron quejas respecto al trato en el centro La Modelo, por haber sido rasurados, esposados con rigor y sometidos a golpes y llaves asfixiantes.”

Hasta hace una semana, era muy difícil saber la identidad de todos los asesinados por el gobierno de Ortega, a partir de la intervención de la CIDH el pasado 21 de Mayo se logro contabilizar al menos  76 personas muertas, 868 que resultaron heridas “de estas últimas, cinco permanecen en hospitales en estado de gravedad. Asimismo, 438 personas fueron detenidas, entre estudiantes, población civil, defensoras y defensores de derechos humanos y periodistas”, según Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).

Ante dicho clima de violencia y represión, los barrios populares han salido a las calles a respaldar al sector estudiantil. Caravanas de indignados toman las calles y recuperan la ciudad, recorren por las noches cada sector donde los “arboles de la vida” se encuentran instalados para después derribarlos. Derribando el símbolo de la vida de quienes promueven la muerte, derribando el símbolo del capitalismo vestido de socialismo, derribando los símbolos del poder porque solamente así, el mundo nuevo se construye. Con una consigna, con un solo grito, “¡que viva Nicaragua, que mueran los chayopalos (nombre con el que han bautizado los arboles de la vida)”.

Las mesas del “dialogo nacional y reconciliación” muestran de nuevo que con el enemigo no se puede negociar, que la vida y la de los y las nuestras no es negociable, hasta la fecha han sido 2 mesas entabladas, la primera con presencia de Daniel Ortega y Rosario Murillo, y la segunda solamente con sus representantes, acto que indignaría mas al pueblo nicaragüense.

Dentro de la petición principal del actual movimiento se enarbola lo siguiente: “Nosotros no vamos a ceder hasta que la familia Ortega Murillo salga del poder y se vayan del país”, dijo un estudiante que se solo se identificó como German, y también agregó.

Habitar es devenir ingobernable, es fuerza de vinculación y tejimiento de relaciones autónomas. Es perfeccionamiento de la alegría de contemplarse a sí mismos y la potencia propia de actuar (…)la furia de la revuelta no está separada de la inteligencia que construye la posibilidad de vivir de otra manera.

(Un habitar más fuerte que la metrópoli: consejo nocturno)

 La agudización de la violencia y el conflicto interno son las formas en la que se despliega la propia lucha, una lucha que dentro de los corazones insumisos pide un ¡cese al fuego!, pide que esto termine, pero que, aun con todo, sigue dejando el corazón en las batallas.

Las viejas canciones salen de nuevo del viejo repertorio, lo que parecía olvidado, empolvado, se sacude, y como si fuesen un objeto nuevo, se vuelve a usar. Mercedes sosa, Carlos Mejía, Violeta Parra y todos aquellos y aquellas que habían prestado sus letras y ritmo para derrocar al Somozismo, vuelven a oírse en las nuevas barricadas y trincheras, pero ahora para derrocar al Sandinismo de Ortega. El grito de “Nicaragua Libre” retumba en los hijos e hijas de la revolución. La historia se disputa el símbolo de Sandino, los jóvenes en las barricadas lo hacen suyo en un intento de recatarlo de las manos de un partido político que es el FSLN. Regresa para quedarse y para luchar, recordando a quien lo hubiera olvidado, que la revolución es un proceso que nunca termina.

**Los nombres aquí usados son diferentes a los de las personas entrevistadas por su seguridad personal.

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