Cientos de organizaciones alrededor del mundo denunciaron las estrategias denominadas “Soluciones Basadas en la Naturaleza” (SBN), propuestas por empresas y Estados para contrarrestar el cambio climático, como prácticas nocivas para la naturaleza, pueblos y comunidades.
Así lo difundieron este martes (15), cuando 364 organizaciones, redes y movimientos, así como 128 personas de 69 países, sumaron su reclamo a la Declaración contra los despojos basados en la naturaleza promovida por organizaciones como el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM, por sus siglas en inglés), el Grupo ETC, GRAIN y otras.
Esto sucede en el contexto de las pláticas para actualizar el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), promovidas por la ONU y que se realizan en Suiza hasta el 29 de marzo. El objetivo es establecer un Marco Mundial de Diversidad Biológica para frenar la pérdida de biodiversidad.
En dicho evento, alertan las organizaciones, se corre el riesgo de permitir la inclusión de las SBN en el Convenio, tal como sucedió en las conversaciones de la COP26 realizada el pasado noviembre en Glasgow.
Para las organizaciones, las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) terminarán convirtiéndose en despojos pues cercarán los espacios vitales de pueblos indígenas, comunidades campesinas y de todos aquellos que dependen de los bosques. Con las SBN, señalan, se promueven acciones para capturar gases contaminantes como el dióxido de carbono, las cuales para su aplicación requieren el control de grandes extensiones de tierra.
“La realidad será mayor acaparamiento de tierras y territorios de los Pueblos Indígenas”, afirma Tom BK Goldtooth, integrante de la Red de Medio Ambiente Indígena. Para Goldtooth, las SBN se legitiman con los objetivos de emisiones “cero neto” de las empresas del sector privado, la ONU y gobiernos, quienes promueven los mercados de carbono como una estrategia para el combate a la crisis climática.
Falsas soluciones
Una de las problemáticas, identificadas por las organizaciones ambientalistas sumadas a la declaratoria, yace en la diferencia de lo que las empresas y los grupos conservacionistas entienden sobre la naturaleza. “Es incompatible con la naturaleza entendida como territorio, como un espacio vital inseparable de las culturas, los sistemas alimentarios y los medios de vida de las comunidades que la cuidan y que se ven a sí mismas como parte intrínseca de ella”, reclaman.
Las ideas de las SBN, promovidas por la industria de la conservación y trasnacionales de sectores como los combustibles fósiles, la agroindustria y gigantes tecnológicos, aseguran que realizar pagos para cercar bosques y mantenerlos intactos o la plantación masiva de árboles son acciones para contrarrestar el calentamiento global.
En contraste, la declaratoria alerta que con las SBN se incrementará el control de grandes extensiones de tierras y bosques por parte de las empresas. Esto sucederá, señalan, pues las corporaciones reducen a la ‘naturaleza’ como un proveedor de servicios a su disposición para “compensar” su contaminación y, con ello, les permitirá mantener la producción industrial y sus ganancias a costa del incremento en el caos climático.
“Las SBN tienen detrás de sí a los gigantes de la agricultura industrial, de la industria petrolera y de la industria farmacéutica. Somos testigos de una gran presión para imponer políticas que afirman falsamente salvar a la Madre Tierra, el planeta”, denuncia Goldtooth. Por su parte, el WRM alerta que esto “significará más despojos y más restricciones a la agricultura campesina y al uso comunitario de sus territorios”.
L@s firmantes de la declaratoria denuncian que las SBN promueven acciones que afectan al medioambiente y comunidades, tales como la expansión de las plantaciones de monocultivos de árboles y la agricultura industrial, “que se esconden tras la estratagema de marketing/lavado verde de las SBN”.
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Por ello, piden que se rechacen las SBN pues argumentan que estos planes de compensación de carbono son solo un disfraz y no están diseñados para frenar el caos climático. Al contrario, acusan, las “Soluciones Basadas en la Naturaleza” son un medio para que las empresas continúen e incluso aumenten sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Soumya Dutta, integrante de India Climate Justice, sostiene que los proyectos de secuestro de carbono del suelo agrícola, como el proyecto ‘Boomitra’ en India, es parte de estas falsas soluciones al calentamiento global. “Permiten que las empresas y los países contaminantes continúen con altas emisiones a cambio de dinero del mercado de carbono”, enfatiza.
Engañar al mundo
Las SBN promueven la ilusión de que las plantas y los suelos pueden deshacer el daño climático causado por las emisiones de carbono provocadas por la quema de combustibles fósiles, denuncian las organizaciones, la mayoría de ellas con sede en América, Asia y África.
Este discurso lo interpretan como un peligroso engaño, el cual justifica las promesas de “cero neto” o “carbono neutral” de gobiernos y empresas, quienes, en lugar de reducir sus emisiones contaminantes para evitar la catástrofe climática, se vuelcan en la naturaleza como elemento mediante el cual eliminarán el exceso de contaminantes.
“El ‘cero neto' es un cálculo cínico de las empresas para producir datos falsos y engañar al mundo con que las actividades destructivas de las empresas pueden ser compensadas de alguna manera. Tenemos que unir fuerzas en todo el mundo para desmantelar el poder de las empresas y detener sus continuos intentos de extraerle valor a la naturaleza y la gente”, sostiene Shalmali Guttal, integrante de Focus on the Global South, otra de las organizaciones adherentes.
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Un ejemplo de cómo se benefician las corporaciones con el discurso de las SBN es la estrategia adoptada por Eni, compañía italiana de energía. La empresa anunció que, para el año 2050, el 90% de su producción energética seguirá dependiendo de combustibles fósiles. Sin embargo, pretende compensar sus emisiones y, para ello, calcula utilizar hasta 8 millones de hectáreas para el uso de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono y, con ello, declararse “cero neto” en el registro de sus niveles de contaminación.
Silvia Ribeiro, directora para América Latina del Grupo ETC, define a las SBN como un término paraguas para maquillar de verde a las empresas y así ampliar las oportunidades de lucro. “Pero simplemente no hay suficiente naturaleza para todas esas promesas, por lo que las empresas ahora también impulsan medios tecnológicos de ‘mejorar’ la naturaleza, como es el caso de los gigantescos proyectos de bioenergía con captura y almacenamiento de carbono y otras tecnologías de la geoingeniería”.
De acuerdo al plan de solo cuatro de las mayores empresas de petróleo y gas - Shell, BP, Total y Eni - para alcanzar sus objetivos de “cero neto” en emisiones, requerirán una superficie de tierra dos veces más grande que todo el Reino Unido.
Otro ejemplo es la estrategia de la empresa de alimentos más grande del mundo, la suiza Nestlé, quien “podría requerir 4,4 millones de hectáreas de tierra por año para compensaciones”. Estos acaparamientos de enormes cantidades de tierra se suman a los de otras corporaciones trasnacionales como los de las empresas tecnológicas como Microsoft, Amazon, Google y Apple.
Peligrosa distracción
Las organizaciones adheridas al rechazo de las SBN sostienen que estas constituyen una peligrosa distracción en el combate a la crisis climática. “Su concepto propagandístico se disfraza con datos no demostrados y defectuosos y con la afirmación de que la idea puede proporcionar un 37% de reducciones de CO2 para 2030”, denuncian.
Lo que es más alarmante, sostienen, es que las SBN son la continuación de mecanismos fallidos como REDD+, una estrategia que durante 15 años desvió la atención de medidas efectivas para evita la catástrofe climática.
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El legado de REDD+ “es la pérdida de tierras y bosques para las comunidades campesinas y del bosque, y fuertes restricciones a la forma de uso de sus tierras”, acusan. Al mismo tiempo, señalan que una de las consecuencias de esta estrategia fue “la creación de una industria de consultores y proponentes de proyectos de ‘sostenibilidad y salvaguardas’ que se benefician cuando califican los proyectos REDD+ como ‘sostenibles’, a pesar de las violaciones de derechos que causan dichos proyectos”.
Por último, las organizaciones enfatizan que existe un creciente movimiento de comunidades, organizaciones y activistas por la justicia climática alrededor del mundo, quienes resisten los despojos basados en la naturaleza y las compensaciones de carbono.
“La resistencia de las comunidades a la destrucción de los depósitos subterráneos de carbono, a la minería industrial y a la agroindustria debe entenderse como parte de una misma lucha más amplia para detener la apropiación de territorios de comunidades por parte de las empresas”, concluyen.