El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum envió el 23 de enero al Congreso de la Unión una iniciativa de reforma constitucional para proteger, según se justifica en la propuesta, las 59 razas de maíz conocidas en México, la mayor diversidad que se conoce en el mundo.
La iniciativa prohíbe el cultivo de maíz transgénico en territorio mexicano, pero ya no incluye la prohibición de la importación de maíz transgénico para el consumo humano, como lo determina decreto presidencial, de 2023, firmado por el entonces presidente de la República Andrés Manuel López Obrador. Incluso contradice el proyecto de ley que tenía el mismo objetivo y que fue aprobada en agosto pasado en la Cámara de Diputados.
Para la compaña nacional Sin Maíz No Hay País, lo que estimula la propuesta de reforma constitucional es “insuficiente”. “Para nosotras y nosotros representa un grave retroceso pues aparenta proteger al maíz como elemento de identidad nacional, pero en realidad pone en peligro la biodiversidad, la cultura y la soberanía alimentaria del país”, sostienen las organizaciones que componen la campaña.
Además, resaltan las organizaciones, la propuesta define al maíz transgénico como aquel que ha sido modificado genéticamente mediante la introducción de secuencias de ADN o ARN de otras especies utilizando tecnología recombinante. “Abre la puerta a otra forma de maíces genéticamente modificados obtenidos con técnicas más actuales, como la edición genética”.
Sostienen que es “inaudito e incomprensible” que la propuesta de reforma defina lo que es un transgénico cuando existe una Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados que regula la materia. “Esto confundiría el marco legal si no es que se pretende modificarlo, lo cual nos preocupa mucho”.
Subrayan que es indispensable establecer la prohibición de consumo humano de maíz genéticamente modificado, “pues como se sabe es nuestro principal alimento y no existe evaluaciones que garanticen la inocuidad del maíz genéticamente modificado en la ingesta diaria de humanos”.
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T-MEC
La presidenta Claudia Sheinbaum había prometido, en diciembre de 2024, que iría enviar al Congreso una iniciativa para proteger la biodiversidad del país. El anuncio fue hecho en respuesta a la resolución del panel arbitral del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que decidió en contra del decreto presidencial de México que prohibió el maíz transgénico en el país. “Vamos a darle la vuelta a esta resolución”, expresó la mandataria.
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Base de la alimentación
En la exposición de motivos de la propuesta de reforma se menciona que el consumo promedio diario de maíz por persona es de 328 gramos, lo que le aporta el 39% de las proteínas, el 45% de las calorías y el 49% del calcio diario requerido.
Además, cita diversos estudios que indican que 4.68 millones de hectáreas sembradas con maíz de temporal corresponden a personas agricultoras de pequeña escala en municipios que presentan rendimientos de maíz de menos de 3 toneladas por hectárea. Se estima que la producción de maíz generada por las personas productoras tendría el potencial de alimentar a 54.7 millones de personas.
En muchos casos, las personas agricultoras pertenecen a pequeñas comunidades o pueblos indígenas que siguen practicando el intercambio y siembra de sus propias semillas para una producción de autoconsumo, pero también para la centra de excedentes.
Para las organizaciones que hacen parte de la campaña Sin Maíz No Hay País, es prioridad impulsar el manejo agroecológico de este cultivo y de toda la actividad agropecuaria, “principalmente de nuestros alimentos para asegurar una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, por ello proponemos que más que priorizar, se promueva y fomente el manejo agroecológico de los cultivos”.
El próximo 3 de febrero el gobierno mexicano tiene que responder a la resolución del panel arbitral de T-MEX. Se espera que el Congreso revise la materia en febrero, cuando reanudan las sesiones ordinarias.