En portada: Participantes del Encuentro Continental “Mujeres, territorio y libertad de expresión”. Foto: Santiago Navarro F.
Con cierta complicidad van cruzando una que otra palabra, una sonrisa, un gesto. Así fueron llegando, de diversos países, mujeres, hombres y disidencias sexuales, al encuentro continental “Mujeres, territorio y libertad de expresión”. La sede elegida fue Guatemala. Durante casi una semana la confianza se fue aligerando y la palabra fluyó hasta que se encontraron espejeadxs por la violencia ejercida contra comunicadorxs y periodistas alternativos en América Latina.
En el evento, realizado entre los días 25 al 29 de abril, se hicieron presente las diversas formas en que se transmite la información, que va desde la prensa escrita, radio, cine comunitario, entre otros formatos. La mayoría coincidió en que esta labor es descalificada por los gobiernos, incluso, por los medios convencionales de cada país, al no considerarlo periodismo. Por si fuera poco, más allá de este estigma, compartieron el luto y la preocupación.
Ante el Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Pedro Vaca Villarreal, quien hizo acto de presencia durante el primer día de actividades, se destacó el número de periodistas asesinados en México. “Son ocho periodistas asesinados en México durante los primeros meses de este año 2022”, alertó Gloria Muñoz, del medio mexicano Desinformémonos.
Mientras tanto, el medio Prensa Comunitaria, de Guatemala, entregó un informe al relator de la CIDH que, entre otros temas, resaltan las “agresiones, restricciones y ataques al ejercicio periodístico en Guatemala”. Solo en el año 2021 hubo un registro de 125 agresiones a periodistas y medios de comunicación: 59 denuncias de periodistas hombres; 16 de mujeres periodistas; 8 denuncias de medios de comunicación; y 16 denuncias colectivas.
En este evento, donde participaron delegaciones de 11 países, periodistas de Colombia denunciaron que, en el marco del Paro Nacional de abril de 2021 realizado en este país, se documentaron más de 155 agresiones contra la prensa, robo de equipo y detenciones. “Además se le suma el asesinato de líderes ambientalistas e indígenas, quienes tienen sus propios medios de comunicación”, señaló Juliana Toro Jiménez del medio Colombia Informa.
Entre la violencia ejercida contra la prensa en general en la región latinoamericana, cobra una importancia especial el trato hacia lxs comunicadorxs indígenas y alternativos, ya que, al no ser reconocidos como periodistas, los riesgos de ejercer este oficio son más peligrosos. Un ejemplo es Beatriz Cano, comunicadora de 35 años, que acompañaba el proceso del pueblo indígena Nasa y los abusos policiales cometidos en el marco del paro nacional en Colombia, fue asesinada el 7 de junio del 2021.
Toro considera que la persecución tiene que ver con “la estructura paramilitar en alianza con el Estado y los poderes económicos. Cada vez que denunciamos estas alianzas o denunciamos lo que hacen hacia las comunidades pues estamos sujetos a un riesgo constante”.
Importancia de los medios comunitarios y alternativos
“Los medios alternativos, o como se puedan llamar, comunitarios o indígenas que existen en nuestro país, hoy en día, son una alternativa de herramienta de lucha para los pueblos indígenas”, sostiene Marina Mobos, de Bolivia, quien realiza cine comunitario.
Mobos, considera que los medios alternativos o comunitarios son un referente de comunicación alterna a lo que ofrecen los medios convencionales, fuera de lo que implica la comunicación como mercado. Pero, “uno de los retos principales es el financiamiento para sostener los proyectos. Por otra parte, esta la estigmatización y señalamiento político de los medios comerciales, por la forma en que abordamos los contenidos, o por acompañar a nuestras comunidades”, agrega Mobos.
“La comunicación comunitaria ha sido una herramienta de las comunidades para denunciar las violencias a los derechos humanos y derechos colectivos como la criminalización, estigmatización y todos los mecanismos que buscan la desmovilización de la organización comunitaria”, remarca el documento entregado por el medio Prensa Comunitaria al relator de la CIDH.
La periodista Toro remarca que la comunicación alternativa es una necesidad frente a los medios hegemónicos y tradicionales que, en el caso de Colombia, “no muestran las realidades que se viven en los territorios, o la tergiversan, favoreciendo a las élites económicas y a las estructuras paramilitares. La comunicación que producimos visibiliza las problemáticas que se ocultan, es una contraposición del lado de los poderosos y opresores”.
Los acuerdos
El cruce de la palabra se dio con las delegaciones de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Colombia, Honduras, El Salvador, México, País Vasco y Estados Unidos. Se compartieron risas, lágrimas y, sobre todo, ánimos de continuar haciendo comunicación desde otras narrativas.
Los distintos feminismos también marcaron este evento, “hemos hablado y denunciamos por ello la dura realidad que nosotras, las mujeres indígenas, campesinas y urbanas vivimos en un continente atravesado por el patriarcado que nos coloca en una permanente e injusta situación de subordinación y de creciente desigualdad”, concluyeron en la declaración final.
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Se ha puntualizado que este tipo de comunicación, es un peligro para los intereses de las élites dominantes que tratan de invisibilizar las diversas realidades. “Y cuando no consiguen la invisibilidad activan procesos que desde Estados y gobiernos cooptados pretenden la difamación, la criminalización, la división, el silenciamiento o el asesinato de comunicadoras y comunicadores populares”, reza el documento final.
Por ello, los medios participantes, decidieron seguir fortaleciéndose como red acuerpados entre ellxs sobre las diversas agresiones y en pro de la libertad de expresión. También remarcaron la importancia de seguir caminando a lado de las resistencias por la defensa de los territorios ancestrales, sobre todo, en el contexto de la crisis ambiental y climática.