El primer ministro libanés, Hassan Diab, dimitió de su cargo este lunes (10) tras las fuertes protestas por el mal manejo de una carga peligrosa en el puerto de Beirut que, provocó una potente explosión el pasado día 4 de agosto de este año 2020, dejado hasta el momento, 160 muertos y más de 6 mil heridos. La población libanesa vive momentos de gran revuelta y tensión desde esta catástrofe.
El anuncio oficial se realizó en la televisión nacional a las 4:30 pm (hora local) dónde el ministro Diab señaló que la decisión estaba tomada tras dos intensos días de manifestaciones. “Nosotros estamos al lado del pueblo, en su exigencia para hallar a los responsables de la explosión en Beirut”, ha señalado Diab.
“Algunos no han leído bien la revolución de los libaneses del 17 (de octubre), era contra ellos pero no lo entendieron”, agregó.
Asimismo, responsabilizó de la catástrofe a la “clase política” que “lucha con todos los medios sucios”, sin referirse a ningún partido o dirigente en concreto.
Tras la renuncia, el ministro aseguró que la explosión de más de 2 mil toneladas de nitrato de amonio resguardado en almacén, fue un crimen y, que los responsables deben ser procesados. “El sistema de corrupción es más grande que el Estado”, declaró.
Antes de la dimisión de Diab también dimitieron otros 3 ministros: Marie Claude Najm, Manal Abdel Samad y Damianos Kattar.
Previo a la explosión, Líbano sufría una severa crisis política y económica la cual se había agudizado con la pandemia de la Covid-19. Tras este escenario, diversos actores en la región hicieron ver su interés en intervenir en este país. El gobierno de Donald Trump es uno de ellos, al expresar abiertamente su respaldo hacía los manifestantes.
La embajada de los Estados Unidos en Líbano, dos días atrás de esta dimisión, el 8 de agosto, dijo “el pueblo Libanes ha sufrido demasiado y se merece tener lideres que lo escuchen”, expresó la embajada norteamericana a través de sus redes sociales.
Mientras tanto, el gobierno de Turquía también ofreció ayudar a reconstruir el puerto de Beirut, según ha declarado la oficina del vicepresidente turco Fuat Oktay en un comunicado.
“Somos testigos del hecho de que Turquía y el pueblo turco tienen un lugar especial en el Líbano. Hemos emitido una carta blanca a nuestros hermanos y hermanas libaneses. Turquía permanecerá aquí, en Beirut, hasta que la zona afectada vuelva a la normalidad”,
PROCLAMÓ OKTAY
El Líbano sufre una de las peores crisis económicas y sociales en su historia. La explosión ha sido solo la punta del iceberg, a ello se suma la inflación, el desempleo, la recesión y la restricción de los bancos para el retiro de dinero de los cuentahabientes. La sociedad civil esta enojada y ha salido a las calles a mostrar su rechazo hacía la actual administración. Aunque la presencia de Estados Unidos y de los Países del Golfo tienen otros intereses que habrá que esperar a ver como se materializan en el nuevo rumbo que tome este país.