En América Latina y otras partes del mundo se observa en las décadas de los setentas y los ochentas el surgimiento y desarrollo de nuevas formas de movilización social que incluyen reivindicaciones tendientes al reconocimiento de la diversidad cultural y étnica. Tales movilizaciones han tenido y siguen teniendo un fuerte impacto en diversos campos de la actividad social y, entre ellos, en la cultura y la producción de saberes.
Las ciencias humanas y sociales -en particular la antropología- comienzan a cuestionar lo que hay de etnocentrismo en sus fundamentos, disimulado tras un cierto discurso de lo “universal”; surgen al mismo tiempo nuevos temas y opciones para la construcción de saberes, tales como los Estudios Subalternos, los Estudios Post-coloniales y Decoloniales; se establecen diálogos entre saberes ancestrales y saberes académicos, etc.
Desde la perspectiva del pensamiento crítico, estos cuestionamientos han proporcionado nuevas bases para la crítica del etnocentrismo presente en ideas, prácticas y proyectos que se afirman emancipadores, tales como el anarquismo y el marxismo. Y, con ello, han contribuido a la toma de conciencia de la necesidad de repensar el anarquismo y otras propuestas emancipadoras de origen europeo desde postulados no etnocentristas.
En lo que respecta al anarquismo, los escritos que componen este libro colectivo se proponen contribuir a esta tarea, refiriéndose a diversas experiencias y situaciones de la historia social y política latinoamericana.
Como sucede invariablemente con toda propuesta orientada hacia la creación de una sociedad justa e igualitaria, el anarquismo no siempre ha estado a la altura de lo que promete: una sociedad de igualdad real y sin jerarquías instituidas, de libertad con solidaridad. Si entendemos por “anarquismo” un cuerpo de ideas que surgen del movimiento obrero europeo del siglo XIX y son en parte herederas de la Ilustración, el primer anarquismo latinoamericano es importado.
Es traído al continente por hombres y mujeres que traen consigo tanto experiencias auténticamente emancipadoras como viejos prejuicios etnocentristas que les dificultan reconocer el valor de las culturas no europeas. Reproduciendo acríticamente el prejuicio según el cual Europa encarna la única forma posible de “civilización”, tienden a relegar a los “indios” y “negros” a la categoría de “no civilizados”.
Más aun, muchos de los primeros anarquistas, europeos o criollos, desarrollan un discurso muy influenciado por el positivismo y sus ideales de Ciencia y Progreso. Era la época en que se creía que “todos los males de la humanidad iban ser resueltos mediante la Ciencia y el Progreso de las Ideas; en que se ponía a los hijos nombres como Luz y Libertad, y en que se constituían bibliotecas de barrio llamadas Músculo y Cerebro”.
La época en que se interpretaba el progreso como proyecto de dominación absoluta sobre la naturaleza, postulando al ser humano como Amo y Señor de la Naturaleza, sin mucha coherencia por lo demás con la afirmación “ni dios ni amo”. Desde tales premisas, el “indio” aparecía como un obstáculo al Progreso y, por consiguiente, como alguien que había que “civilizar” para la anarquía. Había pues entre los anarquistas una contradicción no resuelta entre la doctrina de la igualdad universal y la ideología de la jerarquización de las culturas en superiores e inferiores.
De esta contradicción toman conciencia algunos de los primeros anarquistas latinoamericanos, que pueden ser considerados como precursores de los replanteamientos contemporáneos relativos a la “descolonización del anarquismo”.
La necesidad de repensar el anarquismo en América Latina se vuelve indispensable. Por ello retomamos y hacemos nuestra la premisa que pone sobre la mesa el compañero Carlos Pazmiño al afirmar que: “el anarquismo como teoría e ideología clasista, tendrá que mezclarse con la diversidad, sobrepasando el discurso purista y occidental, o simplemente estará condenado al fracaso”4.
A continuación disponemos al lector el libro “Repensar el anarquismo en América Latina: Historia, epistemes, luchas y otras formas de organización”, inspirado por el esfuerzo colectivo del Taller de Estudios Anarquistas de Lima, Perú; profesores de Arequipa. Así como la Cruz Negra Anarquista y el colectivo Rebeldía Contrainformativa, de Bogotá; por la lucha del pueblo Nasa del proceso de liberación de la Madre Tierra, en el Cauca. Por los insurrectxs y antrincheradxs estudiantes de Managua; a los siempre Sandinistas y nunca Orteguistas, de Masaya, Nicaragua. A los colectivos libertarios de El Salvador.
Así cómo el bueno ojo de Alfredo Gómez Muller para las revisiones y aportaciones. Y sobre todo aquellos que han contribuido con sus escritos y reflexiones, así como al Grupo de Investigación-Acción Autónoma, con quienes se fue fortaleciendo esta idea en el trabajo cotidiando de defensa territorial.
Hoy más que nunca nuestro grito al cielo seguira siendo el mismo: ¡Muerte al estado-capital!
¡EN HORA BUENA! Y que este pequeño aporte sirva para la continuidad de la lucha, para la confrontación del presente y para la construcción de otro mañana.
Es importante entender que los istmos ideologicos no son las altermativas para las transformaciones de los pueblos. Sino una propuesta sugerente para aprehender de las virtudes y anti valores de los pueblos .
La colonia no solo herero la urbe como idea eurocentrica de ciudad. sino tambien cambio la concepcion del oro y la plata.Tambien herero modelos socioculturales de la encomienda, la mita y la hacienda dirigidos a la formacion de la poblacion mestiza y junto tambien formo en las relaciones de poder basadas en la servidumbre como ideologia del sometimiemto de las castas dominantes.
En pleno siglo 20 esas relaciones socioculturales y de poder siguen vigentes en el quehacer cotidiano de nuestros pueblos mezclado con militarismo, dolarizacion , migracion y globalizacion que permiten relaciones sustentadas en los antivalores de la colonia y del libre mercado que no permiten que nuestros pueblos crescan y mucho menos se liberen de la miseria y pobreza que ellos miamos reproducen bajo sus relaciones de poder heredadas de epocas coloniales y basadas wn relaciones de servidumbre donde las mismas familias y comunidades son el epicentro de la competencia egoista y mezquina carente de valores humanos que se refugian en una moral cristiana sin amor a nadie mas que a si mismo .
El mismo pueblo compite entre si por destruirce esa es la realidad historica que debemos tranaformar en amererica latina, el verdadero emigo esta en querer ser mas que el otro para que los otros sean la servidumbre en ningun momento para servir a nadie mas que a mi mismo y que mejor que del bien publico.Cualquier istmo en estas condiciomes sera una receta que cada quien le sabra sacar peovecho solo para si sin trascendencia algua, como cuando desfilan las idwologias en el poder y la historia solamente cambia de bamdera pero continua siendo la misma en su esencia.