En portada: Lolita Chávez en manifestación junto a Norita Cortiñas en la Plaza de Mayo. Argentina, 2019. Foto de Diario Digital Femenino
“Es uno de nuestros sentires pasar del plano de víctima a pasar al plano de sujetas políticas, de acciones concretas (…) ese ha sido nuestro camino y por eso muchas estamos vivas”, compartió Lolita Chávez durante el conversatorio La sanación en la defensa territorial, realizado junto con las también defensoras Egla Martínez y Sebastiana Par, con el acompañamiento del Concejo de Pueblos K’iche’s de Guatemala (CPK).
Sebastiana Par, autoridad ancestral K’iche’, resaltó que, contrario al modelo occidental impuesto donde la salud solo viene de los médicos, hablar de sanación territorial “es algo muy potente, que viene a fortalecer, pero también es reconocer el trabajo de las comadronas, de las hueseras, de las parteras, es reconocer el trabajo que tenemos en nuestras comunidades”.
Para la educadora Egla Martínez, el proceso de sanación es también el de la resignificación del territorio, “sobre todo cuando venimos de territorios despojados”. La autora del libro Colonialidad global del poder en Guatemala resaltó que, pese a vivir en un contexto de territorios en disputa y hostiles, una de las estrategias para la sanación es la solidaridad “de una manera concreta y silenciosa con las luchas de los pueblos que están defendiendo los bienes naturales, biofísicos, culturales, ancestrales”.
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Durante el conversatorio, las mujeres compartieron sus experiencias y sentires, mismos que enfatizaron no forman parte de recetas, sino de reflexiones que cada quien adecua a sus contextos.
Proceso colectivo
“La defensa del territorio y de la madre tierra es un camino largo y no fácil, como humanes sabemos que tenemos momentos de cansancio, de agotamiento, ¿Cómo sobrellevar esto?”, cuestionó Egla Martínez para elaborar el diálogo.
Una de las ideas vertidas por Lolita Chávez, es que la sanación no está desvinculada del modelo de vida. “Cuando entendemos que el sufrimiento no solo viene del cuerpo, entendemos entonces que ese cuerpo no está aislado de todo el contexto y el entorno de comunidad y de donde nosotras estamos. Es por eso que no lo enfocamos como un sistema individualista, un sistema de poder comprar la sanación, no es algo que está en venta, ni en compra”, destacó la también integrante del CPK.
Para Egla Martínez, la práctica de la sanación, además de ser política y epistémica, proviene de múltiples saberes y es un proceso tanto individual “como algo eminentemente colectivo y de resistencia en la dignidad”.
“Vivir es la esperanza para muchas, entonces el sanar es vivir y esta sanación no la hacemos de una manera aislada, sino lo hacemos acuerpándonos en nuestro territorio, que quizá para muchos es un territorio codiciado, pero para nosotras, nosotros y nosotres es un territorio sagrado”, complementó Lolita Chávez, para quien la sanación no se convierte en un privilegio de unos cuantos médicos, sino que se convierte en un trabajo comunitario.
De acuerdo a la reflexión de Egla Martínez, el proceso de sanación involucra el reconocer lo que nos afecta: “Tenemos que irlo tratando poco a poco con compañeros, hermanas y hermanos con quienes tenemos mas confianza (…) porque muchos de los procesos revolucionarios, pasados y presentes tienen una militancia que no toma en cuenta el aspecto de sanación”.
Por su parte, Lolita Chávez denunció que las defensoras del territorio aún son perseguidas, estigmatizadas y agredidas. “Es un duelo que estamos viviendo, con un temor que tenemos también quienes tenemos este caminar. Yo creo que el lograr sanar, en momentos difíciles de mi vida, no han sido sola, han sido acuerpada y uno de esos acercamientos me lo ha dado Egla, nos hemos sostenido y estamos vivas”, agradeció públicamente.
Defenderse contra la violencia
El CPK es una organización creada en el año 2008 y está conformada por aproximadamente 80 alcaldes y alcaldesas comunitari@s e integrantes de Consejos Comunitarios de Desarrollo (COCODE). Dicha organización cuestiona los megaproyectos que afectarían a las comunidades K’iche’s que lo integran, los cuales van desde planes mineros, hidroeléctricos y de monocultivos. El CPK ha resistido contra su imposición, en particular, en la defensa de sus milenarios bosques, amenazados por la tala inmoderada y los planes de despojo pintados de verde, como los proyectos de “conservación” bajo la estrategia REDD+, impulsada por la ONU y el Banco Mundial.
Por la labor de defensa, distintos integrantes del CPK han sufrido hostigamiento y agresiones, en particular Lolita Chávez quien pese a contar con medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos desde 2016, ha salido de Guatemala en distintas ocasiones para resguardar su integridad física.
“No puedo entrar a Guatemala, pero mi compromiso también no es solo liberar los territorios de las empresas trasnacionales y denunciar, sino también vincularme con la sanación territorial”, enfatizó Chávez desde su exilio.
“Hemos pasado genocidio y eso también esta prevaleciendo, mucho dolor, tortura y trauma que quedo. Eso no lo olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos (…) La sanación es un compromiso comunitario territorial, regional y también continental. Abya Yala se respeta y se conecta con su espiritualidad desde el vinculo con el sagrado territorio, para los pueblos originarios, Abya Yala es un territorio sagrado”, remarcó la defensora.
En ese contexto, Sebastiana Par argumentó que el vivir en sociedades corruptas, violentas y racistas, también afecta nuestra salud y es un asunto urgente para atenderlo cotidianamente. “Esos legados que nos han dejado desde como entendemos nuestra salud territorial, desde como entendemos el territorio-cuerpo, el territorio-tierra para entender y dilucidar esa salud desde la niñez, la juventud, las mujeres, los ancianos. Hoy día es muy importante retomarlo, porque de no hacerlo también es un genocidio”, sentenció la alcaldesa maya K’iche’.
Por su lado, Egla Martínez destacó que la espiritualidad apoya movimientos sociales a nivel mundial. “La práctica de sanación en la defensa territorial, desde múltiples contextos donde nos encontramos es colectiva, comunitaria y organizativa. Es a partir de poner en practica estos principios, en donde la espiritualidad territorial se va diferenciando de la mercantilización. Es profundamente antipatriarcal (…) para mí en lo personal, (es) revolucionaria, por lo tanto, antiimperialista”.
Estrategias para sanar
“El ser anti imperialista, el ser revolucionaria, el ser también antipatriarcal, antineoliberal, es un camino vinculado a la sanación”, remarcó Lolita Chávez, para quien el generar consciencia para la defensa de los territorios es un compromiso hacia las nuevas generaciones.
Por otro lado, como consejo para el proceso de sanación, la educadora Martínez destacó la acción de escuchar. “Hay muchas veces que nos tenemos que quedar solo allá en una esquina, escuchando y aprendiendo saberes múltiples, saberes muy complejos… de abuelos y abuelas, de defensoras y defensores… de la gente que la academia indígena y feminista a veces solo los ven como informantes, ‘los que nos dan el conocimiento y los testimonios para que nosotros lo analicemos’”. Para Martínez, “la sanación es un paso pequeñito de desaprender todas esas prácticas que de una u otra manera las llevamos bien metidas en el cuerpo, no las notamos”.
Aunado al contexto de violencia que enfrentan las defensoras del territorio, la pandemia por la Covid-19 ha amenazado la salud de las comunidades, sobre todo de pueblos originarios. Por ello, para Sebastiana Par, “como comunidades no precisamente dependemos de la sanación que nos venden los medios corporativos, dependemos de nuestra salud comunitaria (…) este conversartorio es para que nuestras comunidades o desde los diferentes territorios que nos escuchan, de decir, revaloremos los espacios donde estamos, revaloremos los saberes ancestrales que nos han negado”.
Por si fuera poco, acorde a Par, actualmente se viven momentos críticos de corrupción y violencia en Guatemala, con lo que el trabajo en la defensa de la vida “es una misión que tenemos que llevar con mucho compromiso, pero también con mucho amor”.
Las mujeres defensoras dedicaron un mensaje de solidaridad a l@s defensor@s de los territorios en Abya Yala, “sobre todo a quienes están judicializados, así nombro a la compañera Sebastiana Pablo, que a veces no se nombra mucho que sigue en prisión (…) La compañera Maria Choc la mandaron a prisión. Al compañero Bernardo Caal y a muchos mas”, recordó Egla Martínez sobre algunos casos de criminalización contra defensor@s a quienes enviaron su apoyo.