Por Eugenia López
Tras más de 13 años al poder, el presidente boliviano Evo Morales podría empezar un nuevo mandato de 2020 hasta 2025, ya que este jueves 24 de octubre el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia lo dio por ganador de las elecciones en primera vuelta.
De acuerdo con el resultado parcial pero irreversible que mostraba el sitio web del TSE para el 99,99% de los votos escrutados, Morales ganaba con el 47,07%, seguido por Mesa con el 36,51%, la diferencia siendo superior a los 10 puntos, requisito necesario para vencer en primera vuelta.
Sin embargo, desde hace varios días el proceso electoral está provocando el descontento de gran parte de la población del país sudamericano ya que existen fuertes sospechas de que se este llevando a cabo un fraude.
La misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) presentó el miércoles un durísimo informe en el que señala una serie de irregularidades en el proceso electoral y recomendó que se realizará una segunda vuelta, aún si se confirma la diferencia de más de 10 puntos, "debido al contexto y las problemáticas evidenciadas en este proceso electoral". Estados Unidos, Brasil, Argentina, Colombia y la Unión Europea se sumaron a esa recomendación.
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Por otro lado, la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos llamó hoy al diálogo entre el gobierno y la oposición. De lo contrario, advirtió que existe un grave riesgo de que la situación se salga de control. También expresó su preocupación por las denuncias del uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes durante las protestas postelectorales.
En los últimos días han habido protestas en todo el país. La oposición ya adelantó que no reconocerá el resultado en caso de que se confirme la reelección de Morales en el primer turno.
Suspensión repentina de los resultados electorales
La crisis empezó el domingo, día de la primera vuelta de las elecciones, cuando la transmisión de los resultados electorales se detuvo inexplicablemente cuando parecía que las elecciones pasarían a una segunda vuelta en diciembre.
Poco antes, la presidenta del TSE, María Eugenia Choque, había emitido un primer informe el cual, con un escrutinio del 83% del total de la votación, ubicaba a Morales como primero con el 45% de los votos y el candidato de la agrupación política Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa, segundo con el 38%.
El descontento se hizo sentir desde la mañana del lunes, cuando seguidores de Carlos Mesa y manifestantes en general cercaron los hoteles de La Paz donde el Tribunal Electoral había instalado sus centros de operaciones, con la exigencia de que se reanudara el conteo.
La tensión aumentó drásticamente cuando, al fin del día, los vocales del TSE anunciaron una actualización de los resultados con un avance de más del 95%, con cifras que afirmaban que Morales había alcanzado el 47% de los votos y superaba por más de 10 puntos porcentuales a Mesa. Con esas condiciones, Morales quedaría como ganador de la elección sin necesidad de un segundo turno.
El anuncio disparó las denuncias de manipulación electoral.
Renuncia el vicepresidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE)
El vicepresidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia, Antonio Costas, renunció a su cargo después de la suspensión de los resultados.
En una carta dirigida al vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Costas explica no participó en esa decisión, la cual “derivó en la desacreditación de todo el proceso electoral, ocasionando una innecesaria convulsión social”.
La Organización de los Estados Americanos (OEA) manifiesta su preocupación
En la misma noche del lunes, la misión de la OEA emitió un pronunciamiento en el que manifestó su "profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares conocidos tras el cierre de las urnas".
Según el organismo internacional, los datos del TSE presentaron un "cambio inexplicable de tendencia que modifica drásticamente el destino de la elección y genera pérdida de confianza en el proceso electoral".
Protestas en todo el país
En los últimos días, la indignación de la población se ha manifestado tanto en la capital, La Paz, como en otras localidades del país andino. El Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade) y ocho comités cívicos resolvieron desconocer el resultado electoral que favorece al MAS y convocaron a un paro indefinido. En ciudades como Cobija, Cochabamba, Oruro, Sucre, Tarija y Trinidad se observaron múltiples quemas, destrozos y enfrentamientos con la policía.
En Potosí (suroeste) los manifestantes lograron romper el cerco policial e incendiaron el edificio del Tribunal Electoral de esa ciudad. Una situación similar se vivió en Sucre.
Descontento en la población no es nuevo
Como lo explicó el periodista Iván Terceros para Avispa Midia, la situación actual en Bolivia es compleja, y el descontento de la población no empieza con las elecciones en curso.
En febrero del 2016, Evo Morales ya había llamado a un referéndum para ampliar el periodo de reelección. Según Terceros, esa iniciativa “no fue bien vista por la Derecha, pero tampoco por la Izquierda disidente, ya que significaba en prologar un régimen oscuro indefinidamente. Es por eso que en el referéndum del 21 de Febrero de 2016 gana el NO a la reelección. Claro, gana por muy poco, creo que un 2%. Sin embargo, el MAS encuentra la forma legal de que Evo se repostule. El problema con el conteo de las elecciones, está última, con la interrupción por 24 horas, ha sido la gota que derramó el vaso. Un vaso muy lleno de críticas de todos lados, sobre todo de la administración del poder.”, explica.
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De hecho, en realidad, el periodista precisa que para entender la situación “habría que remontarse mínimamente al episodio sobre el Tipnis el 2011, en el que el gobierno intenta construir una carretera por medio de un parque natural protegido. Esta acción es cuestionada por una gran parte de la izquierda, civil, social y organizacional. Por una gran represión contra una marcha indígena hay la primera de las grandes rupturas del movimiento”.
Hoy en día sobran las razones para protestar. “La gente protesta por una gran cantidad de cosas, muchos escándalos del gobierno, mucho abuso de poder público, autoritarismo evidente, uso de bienes del Estado para una campaña permanente, y hasta políticas muy neoliberales y antiecológicas implementadas, con decir que hace pocos días se amplió la frontera agrícola sin consulta. Es complicado, al fin y al cabo son 13 años de gobierno”, puntualiza Terceros.
En un contexto de crisis y falta de credibilidad que vive la región hacia los gobiernos tanto de derecha como de los populistas, en estos los últimos días, se definirá el rumbo que tomaran estás naciones.