En portada: Festejo de activistas ante la noticia de la despenalización del aborto en Hidalgo. Foto de AS México
El pasado miércoles 30 de junio se hizo nuevamente historia en cuestión de derechos para las mujeres mexicanas, ya que, antecedido por la Ciudad de México y Oaxaca, Hidalgo se ha convertido en el tercer estado en despenalizar el aborto.
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Con júbilo, las hidalguenses celebraron que con 16 votos a favor (8 en contra y tan solo una abstención), el Congreso finalmente aprobó las tan deseadas reformas al código penal, en específico, los artículos 27, 154, 155, 156 y 158 que hacen posible la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) antes de la décima segunda semana de gestación.
Por otro lado, se conserva en la calidad de crimen el aborto forzado, es decir, aquel que se lleve a cabo en contra del consentimiento de la mujer, sin importar la etapa del embarazo.
Ahora, las instituciones de salud, sin importar si son públicas, sociales o privadas, están obligadas a proporcionar el servicio de interrupción del embarazo de forma gratuita para que las mujeres que requieran ejercer este derecho puedan hacerlo en condiciones dignas, salubres, de calidad y seguras.
Así también, las mujeres que resuelvan acceder a este servicio podrán olvidar el miedo a ser sujetas a un proceso penal por ejercer su autonomía y el dominio sobre sus propios cuerpos. Tampoco tienen que proporcionar explicación o justificación alguna respecto al motivo de su decisión.
Aún queda un largo camino por recorrer para las otras 29 entidades de México.
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Sin embargo, la reciente despenalización sirve como un ejemplo para fortalecer el ímpetu de las mujeres mexicanas que luchan por sus derechos, pues, aunque a finales del 2019 el Congreso de Hidalgo rechazaba la iniciativa del ILE, ésta no fue olvidada y hoy es realidad en una entidad federativa mexicana más.