Créditos de biodiversidad: Nuevo mercado para el despojo será negociado en COP16

En portada: Cigüeñas descansan a un costado de un cuerpo de agua, amenazado por la expansión de la agroindustria, en la comunidad garífuna de Nueva Armenia, norte de Honduras. Foto: Aldo Santiago

La próxima semana iniciará la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), en Cali, Colombia, y previo a su inauguración organizaciones sociales a nivel mundial alertan sobre uno de los objetivos de dicho evento: la creación de un sistema global de créditos de biodiversidad, así como un mercado para su comercialización, cuyos efectos, vaticinan, serán peores que los registrados por los créditos de carbono y sus afectaciones contra pueblos indígenas y el medioambiente.

La organización Survival International, como una de las 250 organizaciones medioambientales que avocan por la suspensión del desarrollo de los mercados mundiales de “biocréditos”, realizó una conferencia de prensa este martes (15) para detallar las amenazas alrededor de la negociación que se efectuará en la COP16 donde, encabezada por los gobiernos francés y británico, se presentará una ruta para la creación de los mercados mundiales de “biocréditos”.

Mediante boletín de prensa, enfatizaron que este nuevo mercado plantea graves amenazas a los pueblos indígenas, sobre todo al incrementar la presión de los acaparamientos de tierras y, al mismo tiempo, a enfrentarse a “acuerdos injustos en los que los proyectos de compensación biológica pretenden beneficiarse de la biodiversidad, a menudo rica, de los lugares en los que viven y que han gestionado durante generaciones”, critica la organización. 

Frederic Hache, integrante del Observatorio de Finanzas Verdes, ubicado en Bélgica, detalló que, al igual que con los créditos de carbono, el nuevo mercado propone desplazar la destrucción de biodiversidad, de una geografía hacia otra, pero no la frena; peor aún, argumenta, pretende transformar a millones de especies y una gran variedad de ecosistemas en “activos líquidos negociables”, lo cual es inviable con la idea de preservar la integridad medioambiental.

La organización Salva la Selva explica que la propuesta consiste en calcular el valor de la naturaleza destruida en un lugar determinado A y compensar dicha destrucción pagando un valor equivalente por la protección de la naturaleza en otro lugar B. “Pero este valor es imposible de calcular en moneda o mediante créditos. La «lógica» de este sistema es que la naturaleza en el lugar B se destruiría sin dichos pagos, por lo que la protección es adicional, permanente y no se transfiere a una tercera ubicación C mediante un mecanismo similar. Pero no hay garantias”, advierten los ambientalistas.

“Es esencialmente lo mismo que la compensación del carbono, pero es infinitamente peor, porque en un caso tenemos seis gases de efecto invernadero y, en el otro, tenemos millones de especies vinculadas por una compleja red de interdependencias”, criticó Hache, quien alertó que éste es sólo uno de los varios mercados naturales que se avecinan. Por ejemplo, existen propuestas como la de Reino Unido para escalar a nivel global el “comercio de mitigación de nutrientes”, que opera en sus territorios desde el año 2023 y consiste en el comercio de permisos para contaminar ríos.

Hache subrayó que el principal objetivo que se vislumbra en la operación del mercado de biodiversidad es la de retrasar acciones reales para contrarrestar la crisis climática, sobre todo desde países del norte global, quienes de acuerdo a estudios son responsables de hasta el 68% de las emisiones contaminantes.

“El fin es proteger los beneficios corporativos, desviando la conversación de la necesidad de frenar la destrucción. Se trata de proteger el status quo y, para algunos países, como el Reino Unido y Francia, existe una clara intención de beneficiarse de esta nueva clase de activos, muy rentables para su propio sector financiero, que intenta rebautizarse como ‘centro financiero ecológico’”, sostuvo Hache durante la rueda de prensa.

El investigador señaló que este mercado va en consonancia con los informes del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), el cual afirma que dar prioridad a la naturaleza supondría una oportunidad de negocio valuada en más de 10 billones de dólares. Por ello, uno de los puntos que serán negociados para establecer este mercado es que, desde su inicio, a diferencia del carbono que comenzó como voluntario, se pretende su obligatoriedad, como ya sucede en Reino Unido donde es necesario “compensar” emisiones previamente a la obtención de permisos de construcción. Acorde a Hache, esta es una señal de que el mercado será infinitamente más grande que el de la compensación de carbono.

Activistas climáticos participan en una protesta antes de la apertura de la reunión anual del FEM en Davos, Suiza.

Será a partir de las negociaciones en la COP16, donde sus principales promotores, el Comité Internacional Asesor sobre Créditos de Biodiversidad (IAPB, por sus siglas en inglés) -iniciativa encabezada por Francia y Reino Unido-, y la Alianza de Créditos de Biodiversidad de las Naciones Unidas -respaldada por la ONU y WEF- presentarán sus planes para la financiación del mercado, así como se prevé el lanzamiento de 30 proyectos pilotos a nivel mundial.

“Este es un momento crucial para la biodiversidad”, aseguró el investigador belga, para quien la implementación de este mercado representará apostar por otra falsa solución a la crisis climática, “que nos hará perder, al menos, una década”.

El integrante del Observatorio de Finanzas Verdes explicó que la propuesta de comerciar con la biodiversidad no es nueva, sino es una idea implementada desde hace por lo menos una década en países como Estados Unidos (EEUU), Canadá y Australia, lo cual permite analizar y evaluar los impactos reales de estos mecanismos financieros. 

En el caso de Australia, un informe del Consejo de Conservación de la Naturaleza sostiene que, en un 75% de los sistemas de compensación de biodiversidad, los resultados son “malos” o “desastrosos” para la fauna y flora. Mientras el restante 25% obtuvo resultados “adecuados”, ninguno demostró resultados “buenos” para la naturaleza.

Según refiere Hache, un estudio reciente que analiza el impacto de la compensación de biodiversidad en la región de Victoria, Australia, entre los años 2000 y 2013, descubrió un impacto entre limitado y nulo, ya que la mayoría de las pérdidas sobre la vegetación autóctona no se contrarrestaron.

En el caso de Canadá, investigadores descubrieron que el 63% de los proyectos que compensaban la pérdida de hábitats piscícolas no alcanzaron sus objetivos. Por su parte, en EEUU, científicos que examinaron 12 de las zonas de mitigación de humedales más antiguas de Ohio descubrieron que muchas ni siquiera cumplían los objetivos de la normativa.

A los resultados negativos, el investigador belga añade como problemática la transferencia de soberanía, pues al crear el mercado se transfieren decisiones críticas de conservación que, en lugar de recaer en los gobiernos, se trasladan a los mercados financieros globales. 

“Los mercados financieros decidirán cuál será el precio de los diferentes tipos de créditos y, por tanto, qué proyectos de restauración se llevarán a cabo o no. Por desgracia, es muy poco probable que las prioridades de los mercados financieros coincidan con las prioridades ecológicas, por lo que se cuestiona el hecho de que debamos transferir esta decisión de conservación, que es crítica para nuestra supervivencia, a los mercados financieros que son bien conocidos por sus fluctuaciones caprichosas”, criticó Hache.

El investigador, desde el punto de vista medioambiental, prevé que la implementación del nuevo mercado global de biodiversidad será un fracaso. Además, desde el punto de vista social, “es probable que los problemas sean muy similares a los de la compensación del carbono. Sabemos que la compensación requerirá mucha tierra, lo que se sumará a los problemas de acaparamiento de tierras, conflictos por el uso de la tierra y violaciones de los derechos humanos que ya hemos visto en muchos proyectos de compensación de carbono”, sostuvo.

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