En portada: México presenta en Estados Unidos el proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
Mientras organizaciones de derechos humanos denuncian el aumento de las agresiones a defensores de territorio en el contexto de la construcción del Corredor Interoceánico en el Istmo de Tehuantepec en el último año y medio, en el mismo período se han intensificado las actividades y encuentros promovidos por autoridades mexicanas junto a empresarios y líderes políticos de Europa, Estados Unidos y Asia, para promocionar lo que consideran los “beneficios” de dicho corredor y sus más de diez parques industriales. El objetivo es atraer grandes empresas a la región.
En una de las acciones más recientes, realizada en el inicio de junio de 2024, una delegación mexicana encabezada por la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena Ibarra, y el secretario de Marina, almirante Rafael Ojeda Durán, sostuvo en Washington D.C. un encuentro con Amos Hochstein, asesor principal del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para Infraestructura Global y Seguridad Energética de Estados Unidos, y con Elizabeth Sherwood-Randall, asesora de Seguridad Interior del presidente Biden.
La delegación mexicana compartió detalles de los Polos de Desarrollo para el Bienestar (Podebis) que se construyen en la zona.
La comitiva participó, junto con empresarios y representantes del sector privado mexicano, de un evento organizado por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos (U.S. Chamber of Commerce), “en el que coincidieron en la alternativa moderna y eficiente que representará el CIIT para el comercio global por el fácil acceso a Estados Unidos, Asia, Centro y Sudamérica”, dice un comunicado conjunto de las secretarías de Marina y Relaciones Exteriores.
Los funcionarios mexicanos hicieron énfasis en el decreto de “beneficios fiscales” publicado el año pasado por el gobierno mexicano, para las empresas inversoras en la región.
Dos meses antes, mayo de 2024, otra comitiva mexicana integrada por funcionarios de los estados de Oaxaca y Veracruz, de las secretarías de Marina y Relaciones Exteriores (SER), además de representantes del Poder Legislativo, del Corredor Interoceánico y de los consorcios ganadores de los Podebis, hicieron una gira por Europa - la cual inició en la Feria Industrial Hannover Messe 2024, en Alemania, y continuó en Bélgica, Portugal y España.
En estos lugares se sostuvieron reuniones de trabajo con integrantes de la Unión Europea, Asociación de Cámaras Europeas de Comercio e Industria, la Comisión Europea, así como representantes de gobiernos, sectores industriales y conglomerados de inversionistas.
Uno de las agendas principales de la comitiva fue la que trató del corredor marítimo Salina Cruz-Coatzacoalcos-Sines (en Portugal), establecido en diciembre de 2023, contemplado entre los proyectos prioritarios del Global Gateway (una política de la Unión Europea para financiar proyectos de infraestructura en todo el mundo) y considerado uno de los pilares para fortalecer las cadenas de producción entre la Unión Europea y México, a través del Corredor Interoceánico.
La delegación mexicana también hizo un recorrido por el puerto de Amberes-Brujas, Bélgica, el segundo más grande de Europa, donde exploraron futuras colaboraciones.
Unos meses antes, en marzo de 2024, una comitiva de la Unión Europea estuvo en México para lo que llaman Diálogo de Alto Nivel. El Corredor Interoceánico fue tratado como proyecto prioritario, así como el Plan Sonora.
En junio de 2023, en una reunión en México entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, identificaron a México como centro energético, industrial y logístico estratégico – a través de los megaproyectos Corredor Interoceánico y Plan Sonora - para proveer a los mercados norteamericanos y europeos, con un gran potencial en hidrógeno verde, y acordaron que las inversiones europeas serán importantes para contribuir a su desarrollo.
Empresas
Empresas transnacionales también han sido blanco de las acciones del gobierno mexicano. La Secretaría de Economía informó que inició, desde el 8 de mayo de 2023, una ronda de acciones de promoción del corredor. Al menos 330 empresas, de 23 países, fueron alcanzadas por estas acciones, entre ellos Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, Corea del Sur, España, Estados Unidos, Francia, India, Italia, Japón, Luxemburgo, Países Bajos, Países Nórdicos, Reino Unido, Suiza y Taiwán.
Un ejemplo fue el Encuentro Empresarial para el Crecimiento y la Relocalización México-Taiwán, realizado en junio de 2023 en México, en el que se recibió la visita de una delegación de 20 empresas y tres asociaciones empresariales de Taiwán de los sectores de semiconductores y circuitos impresos.
En portada: Pobladores de la región Choluteca, Puebla, se manifestaron para exigir la presentación del Manifiesto de Impacto Ambiental del relleno sanitario. Las autoridades se negaron a dialogar con los habitantes de la zona afectada por el basurero irregular. Abril, 2024.
La Unión de Pueblos y Fraccionamientos en contra del Basurero y en Defensa del Agua que integra 27 comunidades de la región choluteca, en Puebla, mantiene una férrea lucha contra la operación irregular de un tiradero a cielo abierto, en una resistencia que durante meses ha recibido la respuesta violenta del Estado, la criminalización por medios masivos y la omisión de las autoridades ambientales.
En entrevista para Avispa Mídia, el defensor Alejandro Torres Chocolatl contextualiza los últimos sucesos en la lucha contra la operación del basurero.
Torres Chocolatl, locutor de la Radio Zacatepec, advierte que, pese al obtener una resolución judicial a su favor, la cual ordena a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausurar el tiradero, esto no se ha realizado.
Actualmente, la batalla se despliega en acciones de protesta, como bloqueos y marchas, pero también con ejercicios de reforestación y cuidado de la naturaleza pues, según el defensor, ahí donde hay muerte, los pueblos defienden la vida.
A continuación, presentamos extractos de la conversación con Alejandro Torres Chocolatl.
Avispa Mídia (AM): ¿Puedes compartirnos el contexto de las luchas por la defensa de los territorios en la región Choluteca?
Alejandro Torres (AT): Desde hace muchos años hemos librado batallas aquí en toda esta región: el gasoducto; las torres de alta tensión; desarrollos de parques industriales y las aguas que pretendían contaminar nuestro río Metlapanapa; la expropiación de tierras para desarrollos inmobiliarios y después vino el problema de la embotelladora Bonafont.
Actualmente, nos encontramos con este problema del basurero, o tiradero, porque así lo llaman los especialistas. Más que un relleno sanitario, pues es un basurero y que efectivamente ya llevamos un buen rato aquí organizándonos, pues cada vez se suman más comunidades.
AM: Durante los últimos meses hemos atestiguado la resistencia contra el basurero, ¿cuáles son las irregularidades que han documentado y en qué momento se encuentran tras la orden judicial a las autoridades ambientales?
AT: Hemos visto muchas irregularidades y la Profepa pues no cumple las órdenes judiciales. El juez les dio un plazo de una semana para recolocar nuevamente los sellos, y hasta la fecha, ya vamos 15 días y no han venido a colocarlos.
En abril, con la clausura provisional que colocó la Profepa en la ampliación de este basurero, -y que después retiraron de manera ilegal-, donde rascaron un socavón de más de 20 metros de hondo, ahí apareció el agua. Son 5,000 metros cuadrados de perforación y que, ahorita, por las lluvias, los lixiviados ya están entrando a las entrañas de los mantos freáticos.
Al no contar con la geomembrana para los lixiviados, nomás quedó el 60% cubierta y toda esa basura, ahorita con las aguas y con los vientos de estas tormentas que están cayendo, la basura volvió a irse a los terrenos de cultivo.
Eso sí es un problema muy grave que estamos viviendo. En días pasados, un juez federal notificó a Profepa que tiene que regresar los sellos de clausura, porque les dieron un tiempo para remediar todo ese daño que estaban ocasionando: cubrir la la montaña de basura, tratar los lixiviados, tener bien resguardado el biogás, el gas metano que segrega la basura. Lamentablemente no cumplieron con todo lo que les pidieron y la Profepa federal dijo que, de no cumplir, pues tenían que clausurar de manera definitiva el relleno sanitario.
AM: ¿Cuáles son los efectos negativos que dejó la operación del tiradero?
AT: Nosotros hemos hecho estudios con la Universidad Autónoma Metropolitana, que hizo cinco estudios de pozos a un radio de kilómetro y medio del basurero y que, vieron como resultado que efectivamente ya los mantos freáticos están contaminados por la basura. Tenemos conocimiento que depositaban residuos peligrosos de laboratorios, de hospitales, de textileras, todo eso lo enterraban y no solo eran estos 23 municipios (de Puebla) que se habla, sino ya venía la basura de la ciudad de México, de Tlaxcala y Oaxaca. Incluso llegamos a ver camionetas de Tamaulipas. Era un basurero para toda la persona que pudiese pagar un buen billete para llegar ahí a depositar clandestinamente su basura, porque lo hacían en la madrugada.
AM: ¿La empresa ha realizado los trabajos de remediación que le ordenaron las autoridades ambientales?
AT: Hubo brigadas del dueño del basurero. Contrató unas 100 personas que se pusieron a limpiar alrededor de todos los terrenos afectados. Se pusieron a meter pipas que extraían todos los lixiviados con bomba. Mataron a la “fauna nociva”, los perritos, que eran más de 300, fueron sacrificados. Nosotros documentamos todo eso, de los perritos tirados alrededor de los terrenos aledaños. Las palomas y todo lo que tenía el basurero también fueron envenenados. Quisieron hacerlo todo en menos de 20 días. No pudieron, no cumplieron y estamos esperando que, de verdad, se respete la decisión del juez federal y que la Profepa haga su clausura.
AM: ¿Por qué si se ha demostrado la contaminación y otras irregularidades, la empresa continúa aferrándose a su operación?
AT: Vemos que arriba, el dueño es Cuauhtémoc Ochoa, un político que en su momento fue subsecretario de la Semarnat (Secretaría de Medioambiente y Recursos Naturales), ahí por el gobierno de Peña Nieto. Entonces los favores se van pagando. Actualmente, del Partido Verde brincó a Morena para elegirse como diputado federal por el Estado de Hidalgo. Todos esos compadrazgos, todos esos lazos, pues están haciendo que se retrase esta clausura, porque desgraciadamente vivimos en un país corrupto por parte de nuestras instituciones, por parte de los gobiernos en los tres niveles y pues todos ellos se solapan, pero yo creo que la lucha digna y justa de aquí de los pueblos cholutecas logrará el cierre.
El dueño de la empresa está necio. De hecho, hubo una manifestación, de gente contratada, ahí frente a Casa Aguayo (palacio de gobierno del Estado de Puebla) para decir que más de 150 personas habían perdido su trabajo. Hicieron ruedas de prensa argumentando que hay una afectación muy fuerte, y luego las denuncias que hizo esta empresa, con los mismos trabajadores de él, diciendo que está perdiendo muchos millones de pesos y que los culpables son una bola de revoltosos, que son 10 o 12 borrachos, porque así lo han manejado de quienes están ahí obstruyendo el relleno sanitario.
Vemos que de verdad está utilizando toda la economía que tiene y el poder político para no irse, para no cumplir con lo que el juez federal está ordenando.
AM: ¿Cuál ha sido la respuesta de las autoriades estatales?
AT: Mira cuánto tiempo llevamos y las autoridades, omisas. Y luego el gobierno del Estado, desinformando, diciendo que los pueblos son los necios, que no queremos diálogo; que estamos provocando basureros clandestinos, que somos unos contaminadores. Se ponen a decir que, ¿cómo es posible que tienen que ir a otro basurero, que está a 10 km de Puebla? y que, “pobres llantas de los camiones y los municipios que tienen que gastar gasolina”, o sea, dicen tontería y media con tal de generar esa desinformación y justificar una posible represión, porque eso es una estrategia que vemos en varios conflictos, donde empiezan a criminalizarte y, de pronto, pues utilizan la fuerza pública justificando que están haciendo justicia.
Nosotros tenemos que denunciar todo eso, porque pues, sí, el riesgo está latente. La semana pasada llegaron 10 patrullas al plantón, de manera agresiva e intimidando, tomando videos, fotos. El Estado está jugando su papel para querer regresar esta empresa corrupta a seguir contaminando el territorio, pero los pueblos no lo van a permitir.
AM: ¿Cómo se ha profundizado la campaña de criminalización y represión?
AT: El subsecretario de Gobierno, Javier Aquino Limón, aquí de Puebla, anunció que ya fabricaron carpetas de investigación, “para los revoltosos”, y no nos extraña que puedan utilizar este último recurso para querer dividir, para querer meter miedo, y para seguir imponiendo este basurero
Esa información la dio a conocer hace mes y medio, de que ya la empresa había formulado carpetas de investigación y van a proceder en activar la orden de aprehensión. Hace 15 días dijeron que eran cinco denunciados, de los compañeros más visibles. Está muy hermética la información, lo tienen bien resguardado, para que en su momento pues de la noche a la mañana activen una orden de aprehensión.
Es el último recurso que utilizan las personas que generan este tipo de conflictos. De todos modos estamos atentos. Tenemos dos abogados, están al pendiente de esta situación legal. Cualquier cosa que llegase a pasar, con cualquiera de nuestras compañeras o compañeros, el responsable es el dueño de la empresa Pro Faj Hidro Limpieza S.A. de C.V., que se llama Cuauhtémoc Ochoa y sería también el mismo gobierno del estado de Puebla, por la complicidad que tiene con ellos.
Tienen silenciados a los medios de comunicación. Vemos que es un conflicto difícil y que esperemos no vaya a suceder lo que pasó allá en Totalco, en Perote, Veracruz, donde perdieron la vida dos campesinos por defender su agua.
AM: ¿Consideran hacer uso de otros recursos legales?
AT: Vamos a tocar instancias internacionales con toda la documentación y pruebas. Creo que esta gente ecocida tiene que estar en la cárcel y no solo eso, sino tiene que reparar todo el daño tan fuerte que ya cometió y que no se va a remediar en uno dos o tres años. Son miles de toneladas de basura ahí ya asentadas y que el corazón del basurero pues está generando lixiviados que sabrá Dios cómo los vamos a quitar.
AM: Además de las acciones de rechazo al basurero, ¿qué otras estrategias han implementado?
AT: Como no opera la Profepa, ni la Semarnat, los pueblos nos estamos organizando para campañas de reforestación. Ya llevamos tres campañas con más de 150 árboles alrededor del basurero, árboles de un metro, grandes. Nosotros tenemos ese lema, “donde hay muerte, nosotros reconstruimos”. Estamos generando vida y de igual forma seguimos visibilizando toda esta injusticia y el daño ambiental que ahorita con las lluvias, les comento, están ya cayendo los lixiviados a ese hoyo que hicieron, pues están contaminando más nuestros pozos.
Trabajos de reforestación por parte de comunidades de la Región Choluteca.
Los jóvenes están participando; estudiantes, los padres de familia, niños, los pueblos. Lo que se está haciendo es que, como esas tierras están en comodato al empresario, - por lo tanto son tierras del pueblo-, donde están saliendo los lixiviados, se están haciendo vallas de árboles, unos árboles que nos dicen los ingenieros agrónomos que se chupan los lixiviados. Como que los encapsulan.
A ese espacio se le está dando vida. Ya van tres domingos que se hace esa campaña de reforestación. De los 150 que se llevan plantados, sólo no han vivido tres. Todo eso, en un futuro, lo vamos a ver verdecito y pues ojalá veamos clausurado el basurero, la reparación del daño y el plan de abandono.
En portada: Grupos de autodefensas durante patrullaje al occidente de Michoacán. 2014. Foto: Simón Sedillo / Agencia Subversiones
Por Rogelio Josue Ramos Torres**
LOS DETONANTES
“Porque días llegarán en que la sangre de los sacrificados inundará la conciencia del tiempo”.
Ramón Martínez Ocaranza
En aquel junio de 2014, cuando lo apresaron, Marco tenía 22 años, nació en Otlán, Jalisco, pero desde los 5 vivía con su madre en Coalcomán, Michoacán. Las cosas con la inseguridad habían comenzado a complicarse años antes, pero en 2013 de plano se fue todo al carajo, al menos para él y para su familia. Ya antes habían matado a su tío José, pero la larga zarpa templaria les habría de caer todavía con más brutalidad encima el 2 de diciembre de ese mismo año. Sucedió cuando su hermano, de 18 años, y su tía, de 25, viajaban juntos con rumbo a Colima. Un grupo de hombres armados los interceptó cuando pasaban por una ranchería. A ella la bajaron primero del carro, a jalones, ante los gritos impotentes del muchacho. Ahí mismo le arrancaron la ropa, la violaron entre tres y la golpearon hasta que cayó inconsciente. Luego, uno de los sicarios se acercó al joven y sin más lo mató de un disparo, le clavaron un cuchillo con una cartulina en un costado y arrojaron su cuerpo inerte sobre la muchacha. “Eso les pasa por soplones”, escribieron.
Sobre la familia pesaban varias amenazas, todas sin fundamento, pretextos que los templarios buscaron para condenarlos por el hecho de haberse negado a pagar las cuotas exigidas. Los criminales la emprendieron entonces contra un primo de Marco que recién había regresado de los Estados Unidos. También se negó. No tardaron en perpetrar la represalia, y fue despiadada, demencial. Al primo lo levantaron. Cuando la familia de Marco encontró su cuerpo, este no tenía los testículos, tampoco el ojo derecho, ni la lengua, ni una oreja, ni ninguno de los dedos de las manos. El torso estaba marcado por diversos cortes de arma punzocortante y siete heridas de bala. Tenía, además, varias partes carbonizadas.
Jorge rondaba los 19 años cuando le pusieron las esposas y lo llevaron a empujones a una camioneta de la policía en ese verano de 2014. Nació en Chucutitán, un rancho como a unos 30 kilómetros del puerto de Lázaro Cárdenas. Era albañil y le tocó vivir en carne propia el acoso templario. Una tarde vio cómo la gente que mandaba “El Bigote” le ponía a su abuelo una pistola en la sien, obligándolo a arrodillarse. Querían que les entregara una camioneta que había comprado recientemente. Era el año 2010, y, gracias a la intervención de un conocido pudo negociar el asunto. Los delincuentes, sin embargo, compensaron lo perdido con lo que pudieron sacarle a un tío de Jorge, que vendía muebles en La Mira y a quien obligaron a pagar una cuota bajo la amenaza de matarlo a él y a sus hijos. Más tarde le pidieron un millón de pesos, que el señor se negó a pagar. Estaba consciente de lo que eso implicaba, y se preparó para las consecuencias. El día que llegaron por él los recibió a balazos, pero traían más armas y no pudo con todos, ahí lo mataron. Le dieron un tiro de gracia en la frente y aventaron su cadáver en una laguna cerca de Playa Azul. Apareció flotando cuatro días después.
Fotos: Agencia Subversiones.
Ricardo tenía 26 años cuando le cayeron encima los federales en aquel sexto mes de 2014. Entonces vivía en Caleta de Campos, trabajaba como campesino. Un día, un grupo de hombres armados liderados por “El Chabelo”, el jefe templario del pueblo, se presentó en la casa donde vivía junto a sus padres y otros hermanos. El delincuente les dijo que una hermana de ellos, emigrada desde hace algunos años a Estados Unidos, le debía 15 mil dólares. Le respondieron que, si aquello era cierto, ellos no podían pagarlo. Días después levantaron a uno de sus hermanos en el tramo Caleta-Chuquiapan. Luego de algunos días de buscarlo, un campesino de una localidad cercana les dijo haber visto que en una brecha torturaron a alguien. Fue un 23 de marzo cuando junto a cuatro policías federales encontraron su cuerpo, estaba quemado y parcialmente enterrado. Lo reconocieron gracias a lo que quedó de una credencial para votar. Después sabrían que tenía también decenas de huesos rotos.
EL CONTEXTO
Entre la policromática lista de causales que impulsaron el surgimiento de los grupos de autodefensas en Michoacán entre los años 2013 y 2014, hay innumerables historias como estas, que remiten a un hartazgo legítimo frente a un acoso criminal que germinó y se agigantó gracias a complicidades políticas e institucionales que, salvo irrisorias excepciones, nunca fueron penalizadas. En esta historia, los seudónimos de los capos mafiosos más temidos, el Chabelo, el Gori, el Bigote, el Quinientos, etc., están inevitablemente ligados a nombres y apellidos de políticos de viejo y nuevo cuño, pero también de empresarios sin cuyos medios y canales comerciales la explosión de la delincuencia no puede sencillamente entenderse. Crimen organizado, estado y empresarios, la trilogía que en Michoacán alimenta y aceita la máquina del desarrollo, un conglomerado omnímodo y fáctico de fuerzas cuyas tensiones, en los años posteriores al calderonismo, derivaron en un temporal crítico que sacudió a un estado históricamente habituado a convivir con niveles de violencia por encima de la media nacional.
El denominador común de los tres testimonios antes referidos es que sus autores estaban entre los 82 hombres que fueron apresados junto a José Manuel Mireles, el 27 de junio de 2014, en La Mira, Michoacán. La mayoría eran costeños, residentes de pueblos como Caleta de Campos, Chuquiapan, Las Peñas y La Manzanilla. Mireles, se sabe, estuvo rodeado de perfiles tan variopintos como lo es el propio crisol social de la Tierra Caliente y de la Sierra-Costa michoacanas. Regiones donde, así como le sucedía al malhadado Jesús Pérez Gaona del inefable José Rubén Romero, la muerte y las personas se hablan de tú desde hace un buen rato y las lógicas de blancos y negros se quedan muy cortas para explicar la realidad.
Los de ese encarcelamiento eran en su mayoría hombres de trabajo, personas sencillas para las que el yugo templario era ya insostenible, familias con hijas violadas, con hermanos muertos, con padres torturados, con sobrinos desaparecidos, con madres amenazadas, con casas arrebatadas, con bienes expoliados, a quienes la desesperación, y una añeja imposibilidad de acceso a los canales institucionales, no dejó otro camino para tratar al menos de contener un drama de dolor y sangre que para entonces se repetía por cientos en esas regiones.
El fenómeno no era en absoluto aleatorio, el desinterés oficial saltaba a la vista exhibiendo las falacias de un sistema supuestamente democrático, en el que la inclusión política es propiedad exclusiva de unos cuantos, generalmente congraciados con los intereses del gran capital. De eso hablaba el desdén de las autoridades, del sesgo policial característico de los Estados que transitan a las fases más rapaces del neoliberalismo, en los que las funciones de seguridad se centran en custodiar capitales y no personas, funciones que, en lugares como Michoacán, se comparten desde hace mucho con los lugartenientes criminales. Un esquema lógico considerando que, como apunta Salvador Maldonado (2014), el narcotráfico es la cristalización de la misma organización económica, política y social de las poblaciones y sus mercados. El problema fue que la grotesca ocurrencia calderonista de 2006 rompió los equilibrios de esa gobernanza político-criminal, provocando el brote de múltiples fuerzas delincuenciales que terminaron por hacer metástasis en el tejido social, y los anticuerpos de este, a su vez, por reaccionar.
Autodefensas del municipio de Aquila, en la región costa sierra michoacana. Foto: Juan José Estrada Serafín / Agencia Subversiones.
Frente a las autodefensas, el gobierno federal adoptó una actitud errática, que un gobierno estatal representado por Fausto Vallejo, un mandatario de pacotilla, con distintos matices, replicó. Las posturas de políticos y funcionarios del régimen oscilaban entre el silencio, la simpatía y la condena. Finalmente, la ambivalencia y el pragmatismo se impusieron como la constante que guió el proceder de las autoridades (Guerra Manzo, 2015), y, así, el gobierno se reservó el derecho de clasificar a buenos y malos de acuerdo con sus propios intereses. Hipólito Mora y José Manuel Mireles, los líderes más radicales y reacios a la negociación, fueron entonces separados del resto y colocados bajo una etiqueta distinta, una marca que, a la postre, habría de decidir sus destinos.
Esos liderazgos ostentaron desde el inicio una capacidad de aglutinamiento de la indignación social que cundió velozmente en el territorio estatal, y que, por lo tanto, amenazaba los intereses de la plutocracia en el gobierno, cuya vocación capitalista no se distanciaba, en esencia, de aquella criminal. Por eso, la estrategia para el apaciguamiento fue en buena medida la de reordenar la relación Estado-grupos criminales, orientada a calmar la superficie de las cosas, y a inhibir el incendio social que se extendía por todo Michoacán.
Como corolario, vendría el manotazo gubernamental, el castigo ejemplar a los rebeldes que se negaron a plegarse a las decisiones de la administración peñanietista. Al gobierno no le preocupaban las causas del problema, su interés estaba, más bien, como señaló en su momento Martha Olivia Arias (2014), en montar la ilusión de la “vuelta a la normalidad”. Un subterfugio obligado ante la amenaza que el brote de las autodefensas significaba para un Estado en franco despliegue neoliberal, que se aprestaba, mediante una serie de reformas estructurales, a rematar el patrimonio nacional. No fue casualidad que, tras haber recorrido una buena cantidad de poblaciones, el arresto de Mireles ocurriera precisamente en la zona costera donde se concentran las hegemonías industrial y política que controlan históricamente el desarrollo de la región, y, en no menor medida, del estado.
LA DETENCIÓN
El arresto fue una puñalada a traición para quienes, con todo y sus contraluces, se habían encargado de hacer lo que el gobierno no hacía, proveer seguridad y defender a la población frente al embate criminal. A Mireles, según se dijo, lo había convocado la gente de La Mira y de Acalpican para que les ayudara a constituir su consejo de autodefensa. De ahí se lanzarían sobre el puerto de Lázaro Cárdenas y, si todo salía bien, enderezarían después baterías rumbo a la capital. Fue el propio Mireles quien invitó a ese mismo acto a los grupos de autodefensa de los pueblos vecinos. Algunos aceptaron con recelo, el mes anterior, una patrulla militar había intentado llevarse a los pobladores de Caleta de Campos que hacían guardia en su barricada. La población salió a defenderlos y frustró el intento. Pero en La Mira las cosas iban a ser distintas.
Dicen que eran como 600 entre militares, federales, marinos y ministeriales los que rodearon aquella tarde el pueblo. Dicen que fue el sobrevuelo de un helicóptero merodeando a pocos metros del suelo el primer mal augurio. Dicen que, habiendo caído el doctor, sonaron balazos y hubo persecuciones en algunos barrios y en los alrededores de la localidad. Dicen que no fue la falta de valor sino la confusión lo que neutralizó la reacción de los cientos de jóvenes y hombres ahí presentes convocados por la carismática figura de Mireles. Lo que, en todo caso, a los 82 hombres detenidos ese día no se les olvida, es el calor inclemente de la costa haciendo hervir el fierro de las cajas de las camionetas a donde fueron arrojados, con las manos atadas, con la cara pegada a la lámina, unos sobre otros, como pacas apretujándose en montones. Ahí, expuestos deliberadamente a padecer un sol lacerante, quedaron muchachos y hombres adultos con el cuerpo machacado a patadas y cachazos, con los músculos punzantes, con huesos rotos, con pómulos tumefactos. Ahí quedaron las heridas aun abiertas a merced de la sal que brotaba de la piel, ahí, la ropa del compañero de estiba secó los hilos de sangre. Ahí, empezó la tortura, ahí, el castigo estatal comenzó a destilar, lenta y contundentemente, sus efectos.
Foto: Juan José Estrada Serafín / Agencia Subversiones.
Luego de un par de horas los vehículos se pusieron en movimiento. La primera parada fue en el Ministerio Público de Lázaro Cárdenas. Los que antes habían podido esconder entre los calzoncillos el dinero que traían, lo perdieron en ese lugar a manos de policías y funcionarios sátrapas que se los arrebataron sin dejar, claramente, constancia de su existencia en documento alguno. Para varios de los detenidos, como Martín, proveniente de La Coralilla, aquel fue un golpe duro, ese mismo día había vendido su cosecha de mango y los ministeriales le robaron los 30 mil pesos del pago que llevaba en los bolsillos de su pantalón. Los obligaron a hacer una fila. Quienes aún conservaban su teléfono celular ahí lo perdieron también. Los tuvieron parados por horas, les tomaron los datos, y con la noche ya entrada los volvieron a subir a las camionetas, que partieron de inmediato, siempre esposados, siempre vigilados por un fuerte operativo. Por si no bastara con la inquina policial, una lluvia nutrida los acompañó buena parte del camino, como machacándoles su mala estrella. Varios tendrían complicaciones de salud los días siguientes. Se dirigían a Morelia.
Llegaron de madrugada. En la Procuraduría había algunos reporteros, esperaban a Mireles, pero entre los detenidos nadie sabía de él ni de sus escoltas. Para la mayoría, aquella tarde fue la última vez en verlo. Los metieron al edificio, esta vez los separaron en pequeñas celdas. Comenzaban la rendición de declaraciones. La naturaleza carroñera de los coyotes de la Procuraduría se puso entonces en acto, funcionarios de grados menores, sin identificación, comenzaron a rondar a los detenidos que aguardaban su turno, “¡ey tú!, 50 mil pesos para que te toque arma corta”. A la mirada extrañada de los interpelados, el oferente alargaba un poco la explicación: “es que si te toca arma larga no alcanzas fianza. Por eso, con 50 mil lo arreglas, pero me tienes que dar ahorita la mitad. Si me dices que sí, ahorita pido para que te dejen hacer una llamada, pero tiene que ser ya.”
Al momento de declarar quedaba todo más claro: las acusaciones que el gobierno les imputaba incluían los delitos de portación de armas y explosivos de uso exclusivo del ejército. El parte policial hablaba del hallazgo de armas largas e, incluso, drogas en los vehículos decomisados, un burdo montaje plagado de infundios, orquestado desde las oficinas del funesto Comisionado para la pacificación de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes.
LA CÁRCEL
Tras cumplir con los trámites de rigor, quedó formalmente inaugurada la sujeción de los detenidos al patíbulo carcelario. El sábado 28 de junio, los 82 procesados se estrenarían como reclusos de prisiones que, como las de todo el país, son mitad pocilga y mitad matadero. Se encargaba, de esta forma, a los barrotes la tarea que los criminales habían dejado inconclusa, la de doblegar de una vez por todas a quienes se habían erigido en obstáculo para el control hegemónico de los territorios. A la dureza de la reclusión se sumaba el hecho indignante de que ahí, en ese encierro, los que hasta horas antes habían realizado actividades como autodefensas, coincidían ahora, en los Centros de Readaptación Social, con miembros de los grupos criminales, también presos, que ellos mismos se habían dedicado a perseguir semanas y meses atrás.
Autodefensas y templarios volvían a verse las caras, esta vez como alfiles sobre el tablero de un sistema que mueve a su antojo las piezas, en el que las rejas de la prisión, como escribió Revueltas, recrean también las de la vida, las de la existencia.
Foto: Simón Sedillo / Agencia Subversiones
Sin embargo, a pesar de todo, en aquellas primeras semanas luego del encarcelamiento, los bríos del carácter calentano y serrano no dejaban de mantenerse a flote. Muchos de quienes estaban ahora presos habían comenzado a cazar por su cuenta templarios, aun antes de que Mora y Mireles se levantaran en armas. Ya como parte de los grupos de autodefensa, su valor tampoco se había echado en falta. Eso no cambió durante los primeros meses de prisión, cuando aún se escuchaban entre los detenidos relatos y anécdotas imbuidos de tonos heroicos y grandilocuentes. “¿Te acuerdas aquella vez que te paraste en medio de la carretera tu solo y de siete balazos hiciste correr a tres camionetas?”, “... desde que estoy con las autodefensas me han tocado doce encuentros contra sicarios. Para eso se enlista uno oiga, para eso ofrece la vida, para limpiar nuestra tierra” (Javier y Martín, 27 y 48 años).
Quizá porque abrigaban esperanzas de salir pronto, quizá porque no creían, como decían algunos, que “ahora resulta que es delito defenderse”, o quizá porque, según dice el antropólogo Salvador Maldonado (2012), los individuos en la Costa y la Tierra Caliente se construyen en oposición permanente frente al Estado, pero, en aquellos primeros meses de prisión, muchos declaraban orgullosos su filiación como autodefensas.
“Nunca dejaré de ser autodefensa hasta que cambien las cosas y tengamos nuevas formas de gobierno y se respete al pueblo. Estoy consciente de que tengo en riesgo mi vida, pero no me asusta, la justicia vale mucho más y por ella seguiremos luchando. Soy autodefensa y siempre lo seré” (José, 31 años)
“Yo por mi parte le digo que no descansaré hasta que capturemos al asesino de mi hermano, que aún anda libre, por eso y todo lo que ha pasado soy autodefensa” (Alfredo, 28 años).
“Me integré al movimiento de las autodefensas con total compromiso y firme decisión de hacer justicia y alcanzarla también para mi familia. Cuando me enteré del movimiento me trasladé de Colima capital para organizar y hacer conciencia en la gente. Veo que nuestro país sigue en picada y lo tenemos que levantar pueblo a pueblo, por el bien de nuestros hijos. Por eso soy autodefensa, porque debemos de imponer un nuevo orden y nuevas esperanzas a favor de nuestros hijos y los de México entero” (Martín, 48 años).
“Todos hemos sido víctimas de extorsión, teníamos que pagarles a los templarios si vendíamos un puerco, un chivo, una vaquita. Así es que cuando nos dimos cuenta que en Tepalcatepec se habían levantado en armas, nosotros en Caleta y en toda la Costa nos preparamos para hacer nuestra propia defensa. Le entramos de frente cuatro hijos y yo, y mire, aunque usted me vea viejo, nosotros estamos dispuestos a morirnos en esta lucha si es necesario. Vamos a seguir luchando” (Carlos, 56 años).
Pero la suerte de estas personas apenas comenzaba a resentir el tránsito por el vil y tortuoso aparato de justicia estatal. Estaban lejos de sus familias, para muchas esposas, madres y hermanas de los detenidos, era imposible costear los gastos del pasaje desde la costa a la capital. De suyo, eso complicaba en extremo las posibilidades de contactar con abogados que pudieran encargarse de la defensa de los reos, teniendo sobre todo en cuenta que la insuficiencia de dinero es un inconveniente mayúsculo cuando se sabe de antemano que la justicia es un lujo reservado a quienes pueden costearlo.
La detención no solamente rompía la columna vertebral de un movimiento que se nutría en buena parte de un hartazgo social genuino, también atacaba directamente a la moral de poblaciones que habían encontrado en la autodefensa la última garantía de seguridad. Los artífices de la detención sabían bien que el castigo no se queda en el cuerpo y la psique del individuo, sino que golpea también a sus círculos más cercanos. Pueblos como Caleta de Campos quedaron entonces en el más completo desamparo. A los presos no les quedó otra más que esperar que nada grave ocurriera, esperar que sus esposas, sus madres, sus hermanas pudieran solas con el paquete de sacar adelante a sus familias, de administrar los bienes cuando los había, y de capotearse a como fuera el amago criminal.
Las mujeres, por su parte, luego del encarcelamiento, lejos de arredrarse, comenzaron a realizar eventos en favor de los detenidos. Salían a la plaza a colocar sus fotos, buscaban donde denunciar la traición de Castillo, e, incluso, se fajaron las armas y ocuparon por unos días el lugar de los hombres en las barricadas. Al menos hasta que las incursiones criminales arreciaron de nuevo, esta vez impulsadas por una abierta sed de venganza que ya no encontraba obstáculos por delante. En aquel verano mataron a Ponciano Reyes Farías, líder de la autodefensa de Chucutitán. También atacaron El Bejuco, y endurecieron el control sobre pueblos como la Coralilla, playa Nexpa y Las Peñas.
EL PROCESO
Alejados, como estaban, de sus familias, ignorantes de los procedimientos legales e impedidos económicamente, la mayoría de los presos había quedado a merced no solamente de todas las violencias ocultas tras el eufemismo “readaptación”, sino de abogados y políticos mercenarios que vieron en los detenidos la oportunidad de obtener beneficios. Una abogada de Apatzingán se dijo dispuesta a ayudar, fue en busca de los familiares, le pidió a cada uno 15 mil pesos para los primeros trámites y les ofreció un plan de pagos accesible. Quien pudo, entregó el dinero. Algunas madres, que habían quedado solas con los nietos, se endeudaron para cubrir el monto inicial, y lo siguieron haciendo con los pagos sucesivos. Pero cuando buscaban a la abogada para pedirle información sobre los detenidos, esta nunca respondía las llamadas. No había pasado un año de la detención, cuando la abogada se esfumó.
Para los políticos, los autodefensas que habían sido detenidos al lado de Mireles significaban un jugoso botín, pues su defensa podía llegar a inclinar las balanzas electorales. En enero de 2014, los mexicanos tenían una mejor opinión de las autodefensas que de las autoridades según la casa encuestadora Parametría (Ríos, 2014). Comenzó, así, un desfile de figuras políticas procedentes sobre todo de partidos opositores al del régimen en el poder, acompañadas por abogados que ostentaban más capacidad para dar declaraciones que para el litigio. Todos llegaban con promesas de excarcelación y discursos justicieros que condenaban el proceder del Estado, pero daban una escasa atención procesal a la causa, y ni por asomo rendían cuentas a los familiares.
Legalmente, había varias posibilidades para que los detenidos obtuvieran la libertad. El expediente 132/2014 radicado en el Juzgado Sexto de Distrito en Uruapan, donde se concentraban los procesos de todos, desbordaba deficiencias y falsedades. Entre las componendas del proceso, destacaba, por su desaseo, la irregularidad del mismo parte policial en donde se había registrado la supuesta flagrancia de los detenidos. Cuando el oficial que en ese documento aparecía como principal responsable del operativo fue llamado a dar su testimonio, este no reconoció como suya la firma ahí consignada, asegurando que, aunque su nombre en el parte policial así lo indicara, él ni siquiera había participado en aquellas acciones. En cualquier otro proceso esa anomalía habría dado por concluido el asunto, pero las cosas son distintas cuando hay de por medio una consigna procedente de las cumbres del poder estatal.
EL DESVANECIMIENTO DE LAS FRONTERAS
Dice el criminólogo Elias Neuman (2004) que la maquinaria carcelaria funciona a fuerza de ejercicios de crueldad y discriminación que hieren día a día la autoestima, socavando el ánimo hasta quebrar al recluso por dentro. Una alquimia, dice, dirigida a lesionar de muerte a la dignidad, a abrir una herida en el reo y a ensancharla paulatinamente hasta dejarlo exangüe. Esa cadenciosa tortura, cuya constancia acompañaba fulminante el paso de los días, de las semanas, de los meses, fue menguando silenciosamente la moral de los autodefensas presos. Un año después de la detención, varias de sus familias habían abandonado sus lugares de residencia. Entre las razones, estaban por lo general una mezcla de necesidad y miedo que las empujaba a salir de sus comunidades, o del estado y, si se podía, también del país.
Fotos: Agencia Subversiones.
Al cabo de dos años, la apuesta del gobierno daba sus frutos. Los rostros de hombres otrora altivos y audaces aparecían sombríos, un pesar doliente se adivinaba en los entrecejos y una desesperación acuciosa poblaba ahora las conversaciones. Ya nadie hablaba de las autodefensas. Si Michoacán seguía incendiándose era cosa que para ellos había pasado a segundo o tercer término. Lo primero, ahora, era resolver la situación de la familia, pensar en una forma de pagar deudas y favores que se amontonaban conforme transcurrían los meses. Ni siquiera las amenazas de muerte que continuaban cayendo sobre algunos de ellos estaban entre sus principales preocupaciones, la angustia por los seres queridos y el deseo de poder regresar con ellos estaba por encima de todo.
Poco antes del tercer año, comenzó a ocurrir un fenómeno cada vez más recurrente. El contacto permanente entre autodefensas y templarios llevó a que los acuerdos de convivencia tácitos del cautiverio se convirtieran en algo más, y propició acercamientos que se fueron estrechando con el tiempo. En cierto modo, aquello era natural, a final de cuentas, unos y otros provenían de los mismos lugares, de las mismas realidades, y oportunidades de trabajar juntos siempre las había habido. Viejos paisanos, vecinos e incluso familiares habían quedado divididos por el cisma social que a unos colocó del lado de los criminales y a otros de sus combatientes, pero sus historias personales compartían en muchos casos raíces. De esta forma, la convivencia y el encierro fueron apaciguando a los bandos, lo que en algunos casos llevó a su vez a dejar de lado las viejas afrentas y rencillas. No se trataba de una simple pax carcelaria, sino del establecimiento de nuevos tratos que, a la postre, significarían un relanzamiento de la gobernanza criminal en varios pueblos.
A ello, habían contribuido dos factores: en abril de 2017 el gobierno de Silvano Aureoles ordenó el cierre del CERESO Francisco J. Múgica de Morelia, y trasladó arbitrariamente a todos los presos ahí recluidos al Centro Penitenciario David Franco Rodríguez, ubicado en las afueras de la misma ciudad, donde otros grupos tanto de templarios como de autodefensas, se encontraban. El otro factor fue el papel de abogados abusivos que aparecían más en los medios que en los juzgados donde se desahogaba la causa, dispendiando tiempos que en su alargue alimentaban la desesperación. A esto, se sumaba el proceder fraudulento de un grupo de coyotes procedentes del Estado de México, enviados, según se rumoraba, por gente cercana al comisionado Alfredo Castillo, quienes sabían que muchos en aquellas cárceles se encontraban básicamente indefensos y había, por tanto, con la ayuda de sus contactos dentro de las instancias judiciales, la posibilidad de sacar dinero. La panorámica, en su complejo, terminó por agotar la paciencia de algunos quienes ya cansados de entregar dinero a cambio de promesas que se convertían en humo, comenzaron a explorar otras alternativas, que, eventualmente, encontraron en los abogados de los templarios.
A diferencia de aquellos que en teoría debían defenderlos, los abogados de la maña demostraron una mayor eficacia, pues, independientemente de los cargos que se les imputaban, sus clientes comenzaron a salir libres antes. El tamaño de esas contradicciones fue un duro golpe de realidad para muchos de los autodefensas que habían confiado en la justicia porque se sabían inocentes, y porque los cargos en su contra eran mentiras absurdas que deberían de haber caído pronto. Pero los barrotes les seguían recordando que no era así de simple. Las pedagogías de la represión fueron entonces haciendo mella en ellos, y entendieron que los caminos de la justicia no llevaban a ningún lado si no se les transitaba en los vehículos correctos; entendieron que en la alcantarilla se juega con las reglas de la alcantarilla, y optaron por adoptarlas.
Por lo demás, había una serie de ventajas adicionales para quienes se acercaron a los grupos templarios. Entre las más atractivas, estaba el ofrecimiento de pagar los servicios legales con trabajo y colaboración para el cartel, una vez obtenida la libertad. Eso significaba, implícitamente, al menos, dos cosas. Una, se limaban asperezas que ayudaban a que los jefes de plaza que seguían libres y buscaban venganza, perdonaran o canjearan los castigos por algún tipo de servicio. Además, había ahí la posibilidad de asegurar una fuente de ingresos sumamente útil para paliar la crisis que se acrecentaba, y que, de otra manera, iba a ser muy difícil de conseguir en el mercado formal de trabajo, sobre todo con el pesado estigma de la prisión encima. De hecho, se podía comenzar a colaborar incluso antes de salir libre, si el reo así lo decidía.
Para el cuarto año de prisión, varios entre los más jóvenes trabajaban ya abiertamente para alguno de los grupos controlados o asociados a los templarios dentro de los penales, como el de los tecatos, que manejan hasta hoy el tráfico de heroína y otras drogas dentro del CERESO Mil Cumbres. En algunos de estos casos, los autodefensas recién integrados a esos grupos, alcanzaron con el tiempo posiciones de poder importantes dentro de la organización. El lugar común dice que la cárcel enseña a los internos a comportarse como criminales, y, en estos casos, los jóvenes no sólo lo habían aprendido, se volvieron maestros. Si la readaptación se trata de preparar al reo para inserirse de manera exitosa en la realidad social, estos fueron quizá los que salieron del penal siendo más aptos para enfrentarse al Michoacán de esos días.
EL REGRESO A LA REALIDAD
Quienes, a pesar de todo, mantuvieron alguna distancia frente a los criminales dentro de las cárceles, y lograron más tarde obtener su libertad, volverían a pueblos donde los gatilleros templarios lo controlaban nuevamente todo. Varios, que cargaban con amenazas de estos últimos, tuvieron que irse en definitiva de esos lugares a riesgo de perder la vida o la de su familia. Otros, por valor o porque no tenían más opciones, decidieron enfrentar esa posibilidad, y acabaron muertos en los rincones de la sierra, a la vera de brechas, sobre las dunas de playas y entre los polvos de caminos rurales.
Las autodefensas eran ahora parte de una historia hecha de fantasmas, de breves recuerdos que hacían aflorar fugaces sonrisas, apagadas de inmediato por silencios de texturas desconcertantes.
A diez años de aquellos eventos, está todo más claro, nunca hubo realmente la voluntad de acabar con el flagelo de las mafias, sino de reacomodar los poderes en palio para que los que se benefician de un estado excepcionalmente rico en recursos naturales, lo sigan haciendo. Ahí están la feroz agroindustria, los proyectos mineros, los puertos de altura, la ganadería extensiva, controlados todos por metapoderes que no han dejado de drenar la naturaleza y los territorios michoacanos. Ahí están la desigualdad y la pobreza lastimando perennemente el tejido social, ahí están, también, los récords de homicidios renovándose año con año, los de desaparecidos, cifras en las que la entidad se encuentra anual e infaltablemente entre las diez primeras del país.
Quienes sobrevivieron, siguen siendo el testimonio vivo de la brutalidad con la que operan los poderes en Estados neoliberales en los que el crimen organizado no es sino una fracción orgánica, cuando se osa pretender transformar las realidades que los alimentan. La cárcel, dice Elías Neuman (2004), es un microcosmos en donde se recrean las relaciones sociales de dominación. En Michoacán, los presidios fueron el instrumento coercitivo para obligar, mediante la violencia de la reclusión, a aceptar el orden de las cosas como algo inamovible. Quienes cuatro o cinco años antes combatieron criminales, volvían, de este modo, a ser nuevamente sus víctimas. Los pueblos regresaron a las garras de matarifes y secuestradores, que tuvieron a su vez que agruparse bajo diferentes siglas para darle contenido a las versiones oficiales que anunciaron el fin de los Caballeros Templarios. El orden político estatal había recuperado su estabilidad y la rueda de la economía mantenía su curso. La normalidad estaba pues restablecida.
EL LEGADO
Y, sin embargo, la mancha que ha dejado la sangre regada por costas y serranías permanece indeleble, delineando los contornos de una geografía del dolor que arraiga y define más que nunca a quienes, con sus sacrificios y por razones que escapan a los maniqueísmos, contribuyeron a construir la historia de Michoacán de los últimos diez años. Entre estos, quedan los testimonios de muchos autodefensas, personas sencillas, cuyos avatares no aparecerán nunca en diarios ni reportajes, pero que dejan sembrada una semilla de dignidad y coraje capaz de germinar en las circunstancias más extremas. Sus encarcelamientos, sus infortunios, sus muertes, son retazos de un entramado histórico desgarrado por múltiples violencias, pero son también las notas de una capacidad para resistir que sigue desafiando a los silencios y a las ficciones estatales que, mascaradas de izquierda o derecha, cada sexenio anuncian que las cosas en Michoacán marchan bien.
En medio de órdenes cada vez más opresores, forjados al calor del inmundo contubernio entre el capital y el Estado, la épica heredada por los grupos de autodefensas no es poca cosa. Aun y con sus múltiples claroscuros y contradicciones, la idea de gestas populares enarboladas para proveer amparo a la población, sigue siendo un poderoso mensaje político que engancha bien con una tradición de lucha arraigada en la identidad y en la historia de las latitudes michoacanas. Hay, por tanto, en el testamento de las autodefensas, un capital inflamable, la pólvora de la movilización que aguarda un nuevo aumento de las temperaturas para volver a estallar la realidad.
Foto: Agencia Subversiones.
A diez años de su nacimiento y muerte, las autodefensas siguen siendo – razonablemente – objeto de interpretación y análisis. Son demasiadas aún las preguntas sin respuesta que siguen flotando en las geografías michoacanas, como demasiadas son también las heridas que dejó una guerra con cuyos efectos seguimos haciendo cuentas. Quién sabe qué rumbo hubieran tomado las cosas de no ser por las mandíbulas de un aparato estatal que trituraron hasta la última reminiscencia de aquellos afanes. Lo que nos queda es, por ahora, una historia soterrada bajo el peso del plomo y la sangre, esperando a que la curiosidad comience a extraer respuestas. Como señaló Carlos Montemayor (2003) explicando otras batallas “estamos en el momento que empieza a surgir a la luz la memoria de estos movimientos. Esa memoria debe formar parte de nuestra conciencia actual, porque su historia empieza a revelarse para decirnos lo que somos, lo que a través de nuestras luchas hemos querido ser, y deseamos aún llegar a ser.”
* Los testimonios que aparecen en el texto fueron obtenidos entre julio de 2014 y diciembre de 2018. Los nombres de sus autores fueron cambiados por motivos de seguridad.
** Rogelio Josue Ramos Torres es investigador académico y recientemente finalizó un doctorado en antropología social.
FUENTES
Guerra Manzo, Enrique, (2015). “Las autodefensas de Michoacán, movimiento social, paramilitarismo y neocaciquismo”, en Política y Cultura, UAM-Xochimilco, Otoño 2015, Núm. 44, p.p. 7-31 https://polcul.xoc.uam.mx/index.php/polcul/article/view/1270/1245
Maldonado Aranda, Salvador (2012). “Drogas, violencia y militarización en el México rural. El caso de Michoacán, en Revista Mexicana de Sociología, Vol. 74, Núm. 1, Enero-marzo, p.p. 5–39 http://revistamexicanadesociologia.unam.mx/index.php/rms/article/view/29532/27470.
Maldonado Aranda, Salvador, (2014). “Michoacán y las autodefensas. ¿Cómo llegamos aquí?”, en Nexos, 14 de enero 2014 https://redaccion.nexos.com.mx/michoacan-y-las- autodefensas-como-llegamos-aqui/
Arias-Vázquez, Martha O., (2014). “Notas en torno a las autodefensas michoacanas”, en Análisis Plural, Primer semestre, ITESO, p.p. 169 – 181 https://rei.iteso.mx/server/api/core/bitstreams/65821534-0cb7-46a3-8ed1- 05aa1ab1d9fa/content
Ríos, Viridiana, (2014). “Autodefensas, el riesgo de no aplicar la ley”, en Nexos, 1 de abril de 2014 https://www.nexos.com.mx/?p=20018.
Neuman, Elías, (2004). “Quebrados por dentro. La prisión y su función deshumanizadora,” en Renglones, núm. 58 – 59, ITESO, p.p. 6 – 19 https://rei.iteso.mx/server/api/core/bitstreams/75521a03-b16c-4679-a9d0- 3211f6887dd9/content.
Montemayor, Carlos, (2003). Prólogo a “En las profundidades del MAR. El oro no llegó de Moscú”, de Fernando Pineda Ochoa.
El Gobierno firmó un acuerdo con Estados Unidos para que el "Cuerpo de Ingenieros" del Ejército tenga injerencia en el Paraná, río troncal de Argentina y principal vía navegable del modelo agropecuario. Pasado y presente de un grupo de élite muy poderoso, comparado con la CIA y el FBI, que tuvo rol protagónico en guerras, invasiones y desastres humanitarios.
El gobierno nacional dio a conocer, en marzo de 2024, la firma de un memorándum de entendimiento con la embajada de Estados Unidos para que el Cuerpo de Ingenieros del ejército norteamericano colabore con la Administración General de Puertos (AGP) de la Argentina en la gestión del Río Paraná como vía navegable. El comunicado de prensa oficial no dijo mucho, pero sí podemos comentar acerca de quién es el firmante al que se está invitando a la “gestión” del río.
El Cuerpo de Ingenieros es un brazo técnico del ejército estadounidense que acompañó la gesta expansiva del Estado norteamericano desde su fundación. Fue creado oficialmente en 1802, pero su embrión data de 1775, cuando George Washington constituyó su ejército con un ingeniero jefe, que luego sería el ingeniero jefe de su gobierno.
Desde entonces fue una pieza clave en la conquista del Estado norteamericano sobre el territorio autoasignado como propio y también allí donde sus aventuras militares internacionales lo llevaran. Jugó un rol fundamental en el despojo de las poblaciones originarias durante la muy televisiva conquista del oeste y en la guerra contra México, que resultó en la apropiación de la mitad norte de este país, en la franja que hoy comprende los estados de California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah y Colorado.
Las tareas en estos casos estuvieron centradas en trabajos de reconocimiento topográfico, pero también en la construcción de puentes, pontones y puertos para facilitar el despliegue de las tropas. Más ampliamente, el cuerpo de ingenieros fue protagonista principal para la construcción del tendido ferroviario en el país, así como de represas y acueductos, que viabilizó el colonialismo de asentamiento característico de su historia.
Foto: Télam
En el siglo XX sus incursiones guerreras lo llevaron a participar en las dos guerras mundiales, así como en Corea y Vietnam y, más recientemente, en Iraq, Afganistán y Siria. Con ese conjunto de experiencias también fue ampliando y diversificando sus capacidades en el desarrollo de infraestructura para facilitar procesos de destrucción. Luego de la Primera Guerra Mundial, constituyó el Servicio Químico de Guerra. Durante la Segunda Guerra Mundial participó activamente en el proyecto Manhattan, para la producción de la bomba atómica, el cual es celebrado como uno de los más grandes logros del cuerpo. También participó en la carrera espacial, realizando la plataforma de lanzamiento del Apolo, el cohete espacial que alunizó en 1969.
Así mismo, se ha especializado en la “reconstrucción” de áreas destruidas por la guerra, con proyectos en Iraq, Kuwait, Siria, Libia. Con el tiempo, fue incorporando tareas de conservación y restauración ambiental y, también, de asistencia humanitaria.
Actualmente se encuentra realizando un puerto flotante en las costas de Gaza, para hacer llegar ayuda a una población civil devastada por el bombardeo del ejército israelí, convenientemente pertrechado con explosivos y municiones provistos por el gobierno norteamericano.
Una de las áreas en las que se ha especializado, en términos de trabajos civiles, ha sido en grandes obras hidráulicas: diques, canales, represas, pólderes. Gran parte de los ríos de Estados Unidos han sido intervenidos por la acción del Cuerpo de Ingenieros. Ha sido también clave en el asesoramiento para la construcción del Canal de Panamá, que habría de transformar la cartografía del comercio internacional en el siglo XX.
Foto: Argentina.gob.ar
El Cuerpo de Ingenieros suele ser presentado como la “elite combatiente de la nación”, y también como una “aristocracia militar” con un gran poder de lobby en el Congreso estadounidense a fin de capturar millonarios contratos asociados a grandes proyectos. El periodista Gene Marine lo definió como “extravagante, destructivo, ebrio de poder, antidemocrático, el Cuerpo de Ingenieros es el imperio más intocable en Estados Unidos, tan poderoso en su campo como el FBI o la CIA”.
Las transformaciones de gran escala que son capaces de pergeñar los ingenieros de este cuerpo va a tono con una monumentalidad característica de la épica norteamericana, que ha contagiado el horizonte civilizatorio de nuestra contemporaneidad. Como señala el historiador Todd Shallat: “El tamaño se convirtió en un estándar de grandeza en el Cuerpo de Ingenieros que fundó Jefferson. Comprometido con lo masivo y monumental, el Cuerpo —una autoridad de planificación, un pionero de las ecuaciones costo-beneficio que justificaban grandes presupuestos— defendió con éxito el vínculo entre un gobierno vigoroso y el crecimiento industrial.
La historia del Cuerpo se lee como un orgulloso cuadro de honor de los logros de la ingeniería. La mayor fortificación costera independiente del mundo. El arco de mampostería más largo del mundo. El faro más alto del país. El Monumento a Washington. La cúpula del Capitolio. El Proyecto Pick-Sloan a lo largo del río Misuri. La presa de Bonneville. La plataforma de lanzamiento Apolo en Cabo Cañaveral. La vía de carga petroquímica a lo largo del río Arkansas hasta Tulsa. La esclusa de 1.200 pies en Sault Ste. Marie”.
El Cuerpo de Ingenieros se constituyó en un modelo de organización para la realización de grandes obras, con su capacidad para movilizar una gran fuerza de trabajo y cuantiosos volúmenes de capital y de materia, así como para cartografiar un territorio a fin de intervenirlo en forma de conquista.
Consecuentemente, también han proliferado voces de protestas levantadas por los innumerables afectados de sus trabajos civiles (las víctimas de sus trabajos militares comparecen en otros espacios). A modo de ejemplo, sin pretensión de exhaustividad, y centrándose sólo en la cuenca del Missisipi, se puede mencionar a los pueblos Arikara, Mandam, Hidatsa y Lakota inundados por la serie de represas sobre el río Misuri. O las víctimas del huracán Katrina, en Nueva Orleans, en el 2007, cuando la ciudad fue inundada debido al colapso del sistema de diques construidos por el Cuerpo de Ingenieros, que costó la vida a 1400 personas.
Foto: Télam
El proceso de responsabilidades por lo que fue calificado como la catástrofe de ingeniería más grande de las historia de Estados Unidos ha enfrentado al Cuerpo de Ingenieros (quien culpó a la naturaleza y a la imprevisión de los habitantes locales) con un robusto movimiento ciudadano, que documentó tramas de complicidad y corrupción detrás de las fallas de las obras. El proceso judicial aún se encuentra abierto.
Significativamente, es el carácter de administrador de la Hidrovía del Missisipi lo que justifica para el gobierno argentino su inclusión en el acuerdo: “El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos de América administra la hidrovía del río Misisipi, que comparte muchas características con la vía navegable troncal argentina: son columnas centrales para el comercio internacional, así como para el transporte de las cosechas agroindustriales, y están entre las vías navegables de mayor extensión del planeta”.
El memorándum de entendimiento surge en medio de un “impasse” derivado de la concesión de las obras de dragado y balizamiento a la empresa belga Jan de Nul, que concluyó hace dos años y cuya renovación es motivo de disputa entre distintos grupos de presión político-empresarial de nivel internacional, pero también de movimientos políticos y ambientales que han planteado el problema en términos de soberanía sobre el río. Bueno es entonces remontarse al momento en que se asignaron las obras a la empresa belga.
En 1991 los cinco gobiernos de la cuenca del plata lanzaron el plan de hacer una hidrovía industrial, promocionada como “la Hidrovía del Mercosur”. Financiado por el BID, y administrado por un Comité Interjurisdiccional. Este megaproyecto pretendía convertir el eje Paraguay-Paraná en una vía de navegación que pudiera funcionar las 24 horas de los 365 días del año. Entre las obras previstas se consideraban la rectificación de meandros y la voladura del lecho rocoso en el río Paraguay, aguas arriba de Asunción, algo que habría de afectar a los humedales, especialmente el Pantanal, considerado el humedal más grande del mundo.
Nueva Orleans, inundada por el huracán Katrina - Foto: AP
Ese proyecto fue resistido por múltiples organizaciones, entre las que se destaca una coalición de organizaciones, la Coalición Ríos Vivos, de los cinco países. Aunque la obra se desactivó en términos de megaproyecto de los cinco países, continuó desarrollándose en los tramos nacionales, como obras propias de cada nación, pero articuladas en un mismo plan. En los años 2000, la Hidrovía Paraguay-Paraná pasaría a ser definida como un eje de integración y desarrollo de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (Iirsa), ahora llamado Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento (Cosiplan) y su área de influencia como parte de las "repúblicas unidas de la soja", según rezaba una muy comentada publicidad de la empresa Syngenta.
El estado argentino avanzó en la desregulación de la actividad portuaria, con la disolución de la Junta Nacional de Granos y el desarrollo de puertos de exportación privados. Comenzó una nueva etapa, con la expansión de un nuevo complejo agroportuario, esta vez en manos de corporaciones multinacionales ligadas al comercio de granos, en el marco de una profunda metamorfosis ambiental en la cuenca derivada de la difusión del nuevo modelo de agronegocios. Actualmente, en el Gran Rosario se encuentran 29 terminales portuarias que conforman el complejo oleaginoso más importante a nivel mundial, si se considera el grado de concentración de fábricas y terminales portuarias en una región determinada. Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario saluda que en el año 2016 se superó en volumen exportado al puerto de Nueva Orleans.
Las elites celebran la proyección del aumento del tonelaje transportado por la Hidrovía. En términos de profundidad media se pasó de 22 a 34 pies entre 1993 y 2017, esperando llegar a los 36 pies en 2027 (medida en Puerto San Martín). Para el mismo período se aumentó de 16 a 64 millones de toneladas embarcadas, esperando alcanzar los 90 millones en 2027.
El movimiento que se opuso a la Hidrovía en los años 90 articuló una respuesta que implicó también una contraposición de representaciones, que prefiguran horizontes de acción contrapuestos, entre una hidrovía industrial y un corredor de humedales (el corredor de humedales más grande del mundo) que nace en el Pantanal y termina en el estuario del Río de La Plata. El eje Paraguay-Paraná es entendido como el “valle central de la cuenca del plata”, un gran colector de agua de una cuenca transnacional, que es espacio de vida de múltiples pueblos y comunidades.
En ese marco surgió la consigna que todavía tiene una gran actualidad: adaptar los barcos al río, y no al revés. Un presupuesto sencillo y que, sin embargo, parece utópico, a juzgar por el entusiasmo con que las elites celebran su esfuerzo por convertirlo en una canaleta para que circulen embarcaciones de ultramar. Para estas elites, nada mejor que un cuerpo de ingenieros que encarna aquello que el filósofo Ernst Bloch definió como el ethos característico de la técnica moderna: estar en la naturaleza como un ejército en territorio enemigo.
*Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) - Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Publicado originariamente en El zorro y el erizo de la UNR con el título "Un cuerpo en territorio enemigo".
En portada: Comunidades indígenas han realizado protestas por la implementación del Corredor Interoceánico en el Istmo de Tehuantepec, entre Oaxaca y Veracruz.
Defensoras y defensores de la naturaleza y del territorio del Istmo de Tehuantepec han sufrido al menos 226 agresiones en los últimos tres años en el marco del megaproyecto Corredor Interoceánico, llevado a cabo por la administración de Andrés Manuel López Obrador, en los estados de Oaxaca y Veracruz. La documentación fue realizada por 23 organizaciones sociales de Derechos Humanos reunidas en una misión civil de observación.
Dentro del periodo de documentación, entre mayo del 2021 a mayo de 2024, se registraron 72 ataques en los que se cometieron las 226 agresiones, entre ellas intimidación, hostigamiento, amenazas, agresiones físicas, criminalización, daños a propiedad, difamación, detención arbitraria, estigmatización, desplazamiento forzado, homicidio, desalojo forzoso, uso indebido de la fuerza, allanamiento, despojo, robo y desaparición.
“Está la criminalización, la amenaza de ser encarcelado, de quizá llegar a desaparecernos o asesinarnos. Eso siempre ha estado presente en nosotros. [...] el estar esperando qué va a pasar, qué nos van a hacer”, relata un defensor indígena binnizá con identidad resguardada, de San Blas Atempa, Oaxaca.
Las víctimas son mayoritariamente integrantes de algún pueblo o comunidad indígena. Las organizaciones registraron que 66 de los 72 ataques documentados fueron perpetrados contra los pueblos indígenas Mixe (Ayuuk) y Zapoteco (Binnizá).
Carlos Beas, integrante de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni), organización que hace parte de la misión, sostuvo en una conferencia de prensa realizada en la mañana del jueves (27) que hubo un incremento de las agresiones en el último año y medio.
Para él hay dos elementos que coinciden con este aumento. “Por un lado, está la transferencia del mando sobre el Corredor Interoceánico de elementos civiles [hasta septiembre de 2023 estuvo a cargo Rafael Marín Mollinedo] para la [Secretaría de] Marina”, sostiene.
Según Beas, el cambio de mando ha dado lugar a una serie de problemas. Un ejemplo, cita, es que “muchas comunidades que permitieron los trabajos relacionados al corredor a cambio de algunos programas de desarrollo o de vivienda, el gobierno, y en particular la Secretaría de Marina [Semar], no ha querido reconocer estos acuerdos”.
Por otro lado, junto con el ingreso de la Marina como la responsable del desarrollo de las obras del corredor, en diciembre de 2022 tomó posesión Salomón Jara (del partido Morena) como gobernador del estado de Oaxaca. “El número de agresiones más fuertes se da a partir de enero de 2023 y adquiere mucha fuerza principalmente a partir de enero 2024”, sostiene.
Luz Coral Hernández, integrante de Territorios Diversos para la Vida, otra de las organizaciones que hacen parte de la misión, advirtió durante la conferencia de prensa que los datos presentados por las organizaciones son en realidad una referencia en el marco de la magnitud de violencia a la que se enfrenta las personas y comunidades defensoras en la región. “Es solamente un piso mínimo de las verdaderas cifras de las agresiones que se perpetran contra las personas y comunidades”, dice.
Los agentes
Los responsables por ejecutar las violaciones de derechos humanos son en su mayoría agentes pertenecientes al Estado, quienes participan en el 66% de las agresiones. Siguen agentes privados, 30%. No se identificó 4% de ellos. “En 26 de los 72 ataques hubo participación de uno o varios elementos de las fuerzas de seguridad pública de tinte militar”, señala Coral Hernández.
Organizaciones sociales contabilizan 226 agresiones contra defensores del territorio en el contexto de la implementación del Corredor Interoceánico
Las organizaciones destacan agresiones por parte de órganos de gobierno responsables por la protección de los núcleos agrarios, como son el Registro Agrario Nacional y la Procuraduría Agraria.
Además, agresiones por parte de autoridades encargadas de la investigación de las agresiones y procuración de justicia tanto del orden federal como local -Fiscalía General de la República, Fiscalía General del Estado de Oaxaca, Poder Judicial Federal y Poder Judicial del Estado de Oaxaca-.
La justicia
Hoy existen 12 carpetas de investigación abiertas, tanto en orden federal como estatal, relacionadas con 55 personas defensoras del territorio. Se han registrado, además, 20 detenciones de defensores; mientras, 19 fueron liberados.
“Nos preocupa mucho el uso del sistema de justicia para obstaculizar la labor de defensores de los derechos humanos. Esta es una tendencia que se mantiene de manera recurrente y sistemática”, alerta Nataniel Hernández, de la Red TDT.
En al menos 28 ataques documentados, los impactos de la violencia trascendieron a infancias, esposas, madres y padres de las personas defensoras víctimas en el momento específico del evento.
Se identificó violencia de género en contra de mujeres defensoras mixes. “Mediante agresiones físicas y de intimidación, al ser atacadas por presuntos elementos de la Semar, cuestionando también sobre su labor de defensa en el marco de estereotipos de género respecto de labores de cuidado y hogar”, dice el informa de las organizaciones.
Lo que se está viviendo en el Istmo de Tehuantepec, aseguran las organizaciones, es un proceso acelerado e impuesto, con un clima de intimidación y securitización militar generalizado, con despojos de tierras y territorios, con la imposición de formas de vida, así como el saqueo de elementos naturales; “todo eso ha significado para comunidades y organizaciones istmeñas una realidad inaceptable”.
En portada: A pesar de la lluvia, el pasado miércoles (26) se llevó a cabo la 117 acción global por Ayotzinapa. En su participación, madres y padres de los 43 normalistas denunciaron el incumplimiento del presidente Obrador sobre la resolución del caso. Foto: CDH Tlachinollan.
Madres y padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos en septiembre del 2014 en Iguala, Guerrero, denunciaron que la Fiscalía General de la República (FGR) está realizando procesos de identificación genética de restos óseos, sin su conocimiento ni supervisión, haciendo uso de métodos que han arrojado resultados erróneos en el pasado.
Esto sucede a tres semanas de la última reunión con el presidente Obrador y, acorde a las declaraciones de Vidulfo Rosales, miembro del Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan y abogado de los familiares, las acciones de la Fiscalía ocurren al mismo tiempo que el gobierno federal ha “triplicado los esfuerzos de búsquedas en Iguala en los últimos meses, porque hay un intento desesperado de ellos de encontrar restos”.
En este escenario, mediante conferencia de prensa realizada este jueves (27), los familiares de los 43 sostuvieron que rechazarán cualquier resultado por parte de la FGR, debido a que el análisis de los restos se realiza sin contar con la participación de los peritos que han acompañado la lucha por la búsqueda de los jóvenes.
Santiago Aguirre, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) y miembro del equipo legal de los familiares, confirmó que en la reciente identificación no se involucraron a los miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense.
Según los expertos forenses, el método empleado por la FGR, “en un caso como Ayotzinapa es problemática”, debido a que se emplea la obtención de ADN por vía mitocondrial de los huesos, en contraste con la vía nuclear que genera más certidumbre en los resultados. Además, enfatizaron que el análisis mitocondrial condujo a una identificación en falso durante las investigaciones en el sexenio de Peña Nieto, lo que, lejos de ayudar a la indagatoria, causó sufrimiento a las familias.
Aguirre alertó sobre la falta de confianza en las labores de la Fiscalía, por lo que sospechan que sus trabajos se encaminan a consolidar “un madruguete -acción realizada de manera adelantada- en identificación genética”. También hay la imprecisión sobre el número de restos encontrados por las autoridades.
Conferencia de prensa realizada por los familiares de los 43 en el Centro Prodh.
Hilda Hernández, madre del normalista desaparecido César Manuel González, indicó que fue en la última reunión con funcionarios federales, a principios de junio, cuando Arturo Medina, presidente de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa (CoVAJ), les compartió, sin ahondar en detalles, sobre el encuentro de restos humanos.
Sin embargo, argumenta que debido a los constantes engaños e intentos de manipulación por parte de funcionarios, los familiares de los 43 no aceptarán como válidos esos trabajos. “Lo único que hacen es seguir sobrellevando esta situación a modo de engañarnos, a toda la opinión pública, para que digan que nos están apoyando en las investigaciones, esa es una reverenda mentira”, aseveró.
Durante la rueda de prensa se señalaron otras irregularidades por parte de la FGR, pues la dependencia prescindió del envío de los fragmentos óseos a la Universidad de Medicina Innsbruck, ubicado en Austria, para someter los restos a análisis en el Laboratorio Central de ADN de dicha institución, reconocida mundialmente por su especialidad en el análisis mitocondrial.
“Nos genera preocupación”, sostiene el abogado Rosales, debido a que, detalla, la identificación de los restos se hace de manera subrepticia y sin transparencia. Ante la pregunta de reporteros, al final de la conferencia, el defensor afirmó que estas acciones “se inscriben en este intento desesperado por querer cerrar el caso”.
Ejército sí participó en los crímenes
Recientemente, este martes (25) durante conferencia matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que actualmente no cuenta con ninguna prueba que el ejército mexicano sea responsable por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
En contraparte, durante la rueda de prensa de los familiares, las organizaciones acompañantes remarcaron diversos actos irregulares cometidos por las Fuerzas Armadas antes, durante y después de la noche del 26 de septiembre del 2014.
Santiago Aguirre cuestionó las razones que llevaron a la infiltración, por medio de un militar encubierto como estudiante de la normal de Ayotzinapa, como uno de los métodos del ejército para vigilar las actividades de los jóvenes. También señaló la presencia de militares vestidos de civiles, que actuaron como elementos de inteligencia durante la desaparición, así como el ocultamiento de su presencia en las declaraciones que brindaron a las investigaciones iniciales.
Aguirre destaca que, con el avance en las indagatorias, se han podido obtener elementos que podrían vincular al ejército, específicamente al 27 Batallón de Iguala, de participar en actividades del crimen organizado en complicidad con el grupo Guerreros Unidos.
Ante todo lo anterior, el decir que no hay ninguna prueba contra el ejército en este caso, “nos parece una protección excesiva, mientras que, a la par se descalifican los señalamientos de familiares y organizaciones que exigen la investigación de las Fuerzas Armadas en el crimen”, enfatizó Santiago Aguirre.
: A pesar de la lluvia, el pasado miércoles (26) se llevó a cabo la 117 acción global por Ayotzinapa. En su participación, madres y padres de los 43 normalistas denunciaron el incumplimiento del presidente Obrador sobre la resolución del caso.
Incluso, el director del CentroProdh remarcó que en las investigaciones existen testigos de identidad reservada que afirman sobre la participación activa de elementos del 27 batallón en la desaparición de los normalistas, por lo que exigió agotar esas líneas de investigación. “El señalamiento al ejército no es ideológico, no es motivado por otros intereses que no sean el esclarecimiento de la verdad”, sostuvo.
Otra de las razones por las que se señala el encubrimiento del ejército, es debido a la negación en la entrega de información para obtener indicios que, a casi 10 años de distancia, les permitan dar con el paradero de los normalistas. Por ello, Mario González, padre de César Manuel González, exigió “quitar de las manos del ejército la investigación”.
González detalló que tras la reunión de principios de junio con la presidencia y ante la falta de entrega de nueva información, funcionarios de la Secretaría de Gobernación visitaron las instalaciones del Centro Prodh para entregar una carpeta con documentos. Pese a la exigencia de los familiares para que el ejército mexicano entregue 800 folios, en esta ocasión solo les compartieron 15 documentos.
No obstante, el padre del normalista desaparecido aseveró que en estos documentos existen indicios sobre la ubicación en la colonia Jardines del Sol, de una fosa clandestina con 14 cuerpos que podrían estar relacionados con los estudiantes de Ayotzinapa, una referencia que no había sido mencionada anteriormente en las investigaciones. Por ello, los familiares exigen conocer más detalles contenidos en los documentos que las Fuerzas Armadas se niegan a revelar.
Por mientras, el abogado Rosales enfatizó que la información que se conoce es producto de la lucha y exigencia de las madres y padres de familia, pero exige que se pongan en la mesa los 800 folios, “¿cuál es el miedo?, ¿por que ocultarlos? Y que un ente externo los revise”, propuso el defensor.