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El fantasma de la privatización de las semillas vuelve con fuerza en Guatemala

Niños desgranan maíz en la comunidad q'eqchi' de Chapin Abajo, donde monocultivos de palma aceitera despojaron de tierras a la población indígena. Foto: Santiago Navarro F

En portada: Niños desgranan maíz en la comunidad q'eqchi' de Chapin Abajo, donde monocultivos de palma aceitera despojaron de tierras a la población indígena. Foto: Santiago Navarro

La siembra del maíz es una fiesta en el territorio maya q'eqchi', Alta Verapaz, Guatemala. La abuela de la mujer maya q'eqchi' Paulina Margarita Caal Chocooj, del pueblo San Juan Chamelco, es la que siempre sostuvo la práctica ancestral de la familia. “Cada familia tiene su día para sembrar la tierra en el mes de mayo, nos ponemos de acuerdo, nos rotamos. Es una fiesta para el territorio q'eqchi'”, cuenta orgullosa.

Las mejores semillas de diversos colores son seleccionadas por las familias y las reservan para la siembra siguiente. “Así vamos cultivando la vida. Mi abuela nos enseñó a cuidar, a querer el sagrado maíz”, comparte Paulina para Avispa Mídia.

El maíz es la base de la alimentación de los pueblos en Guatemala. Las tortillas, el pozol, el tamal son algunos de los alimentos que se consumen diariamente. El maíz es también donde se funda la cosmovisión de estos pueblos, sus creencias y ceremonias sagradas.

El “respeto al sagrado maíz”, enseñado de generación en generación, fue y es lo que sostiene a pueblos indígenas de diferentes partes de Guatemala y esto permitió derrumbar la Ley de Protección de Obtención de Variedad, conocida como Ley Monsanto, en 2014.  

“La ley fue aprobada a la espalda del pueblo, de manera oculta. Cuando ya estaba aprobada la ley, pues empiezan a organizarse las autoridades indígenas y la misma sociedad civil para conocer el contenido. Es ahí donde nos damos cuenta que pretendían la privatización de las semillas (nativas), patentar las mismas”, señala.

El contenido de dicha ley pretendía proteger la propiedad intelectual sobre vegetales a quienes los “creen”, “descubran” o modifiquen, por manipulación genética, a las especies existentes. “Eso, a largo plazo, permitía la privatización de la semilla nativa del maíz y otros cultivos, y mayor dependencia de insumos, como fertilizantes y agrotóxicos, para la agricultura”, señala Paulina, que forma parte de la Red Nacional por la Defensa de la Soberanía Alimentaria en Guatemala (REDSAG).

Los beneficiados por la ley, normalmente empresas productoras de semillas transgénicas como las transnacionales Syngenta y Bayer-Monsanto, obtendrían derechos de propiedad y usos de tales variedades, plantas o semillas. También permitía la siembra, transporte y experimentos con semillas transgénicas.

Trataron también de criminalizar a quienes reprodujeran, sin autorización, el material de variedad protegida con multa y prisión de uno a cuatro años. “Esta ley buscaba dar derechos y privilegios a las empresas por encima de los derechos de los campesinos y de los pueblos, por eso nos movilizamos para derrumbarla”, agrega la mujer maya q'eqchi'.

Ahora, sin aviso o consulta a los pueblos, el gobierno de Guatemala anunció en sus canales de redes sociales que representantes del sector público y privado, vinculados al sector agrícola, se reunieron en la comisión de Agricultura y Pesca del Congreso de la República, para “afinar detalles” de la iniciativa de la nueva Ley para la Protección de Obtención de Vegetales.

El ministro de Agricultura, Ganadería y Alimentación, Edgar De León, el promotor del proyecto de ley, resaltó que “el objetivo es regular los procedimientos para la obtención de nuevas variedades y cumplir con normativas internacionales”.

La principal normativa internacional que Guatemala tiene que cumplir es el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos, en materia de propiedad intelectual, establecido en 2005.

Los países miembros se deben adherir al Convenio de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV), una organización intergubernamental con sede en Suiza, que promueve desde la década de 1960 la regulación del registro de plantas y semillas, y que se impone principalmente por medio de los tratados internacionales de comercio.

Para organizaciones como la Vía Campesina, GRAIN, Grupo ETC y Amigos de la Tierra Internacional, la UPOV trabaja exclusiva y explícitamente por la privatización de las semillas en todo el mundo, imponiendo estos derechos de propiedad intelectual sobre las variedades vegetales y monopolizando las mismas por parte de las corporaciones.

Dueños de las semillas

Mediante el UPOV un pequeño grupo de grandes productores a nivel internacional —mayormente corporaciones— “se adjudicó a sí mismo la prerrogativa de facilitar la apropiación de las semillas, excluyendo la posibilidad de que el resto de personas y comunidades las utilizaran libremente, pese a que su vida está entretejida en la agricultura y son quienes las domesticaron y las legaron a la humanidad”, sostienen las organizaciones en la publicación UPOV: el gran robo de las semillas. Por eso debemos defenderlas”.

Uno de los problemas apuntados por las organizaciones es que la UPOV exige y promueve uniformidad en las semillas y, por lo tanto, en el suministro de alimentos, permitiendo así que un pequeño grupo de productores internacionales, especialmente empresas transnacionales, mantengan la prerrogativa de facilitar la apropiación y el control de las semillas, sin tener en cuenta que muchos pueblos y comunidades tienen relaciones socioculturales históricas con las semillas. “Esto sirve al sistema agroalimentario industrial, que alimenta al 30% de la humanidad. Pero promueve erosión genética, vulnerabilidad económica y la pérdida de autonomía de la gente campesina, agricultoras y agricultores que alimentan al 70% del mundo en estos momentos”, señalan las organizaciones en el documento

Si los países que hacen parte del Tratado de Libre Comercio no se adhieren al Convenio de la UPOV están sujetos a sanciones por parte de otros países miembros del acuerdo, como es el caso de México que ha trabado una disputa contra Estados Unidos y Canadá porque quieren obligarlo a permitir la siembra de maíz transgénico en su territorio.

Hoy la UPOV posee 78 miembros, incluyendo la Unión Europea.

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Guatemala todavía no logró adherirse al Convenio de la UPOV. Desde 2006 inició el procedimiento para hacer parte. Para eso, el país necesita aprobar una ley de protección de obtención de variedades que esté de acuerdo con las líneas del convenio. La organización incluso ofrece modelos de proyectos de ley para que sean copiados por los países.

Y mas, la UPOV debe analizar y aprobar el proyecto de ley que será votado por el Congreso de los países. La adhesión será aceptada “siempre que no se hayan introducido modificaciones en los proyectos de leyes durante los procedimientos parlamentarios”, dice la UPOV en sus reglamentos. Es decir, los parlamentos deben aprobar exactamente los términos dispuestos por la organización.

El proyecto de ley hoy en tramitación en el parlamento guatemalteco fue aprobado por la UPOV en 2017.

Reglamento Monsanto

Otra estrategia para llevar a cabo la expansión de los transgénicos en el país fue la creación del Reglamento de Organismos Vivos Modificados, en 2018. Surge de los acuerdos de la unión aduanera entre El Salvador, Guatemala y Honduras que generó una serie de actividades en el interior del país que permite el ingreso, la experimentación, el comercio y el traslado de semillas transgénicas. “Guatemala es un país centro de origen de especies. Tenemos el privilegio de dar este aporte a la humanidad. Y estos acuerdos atentan contra nuestra biodiversidad, contra las semillas nativas y los conocimientos ancestrales de los pueblos”, enfatizó David Paredes, quien también hace parte de la REDSAG.

Las organizaciones han requerido informaciones al Ministerio de la Agricultura acerca de cómo se han realizado los protocolos para la liberación de la semilla transgénica en el país. Sin embargo, las informaciones “nos dan a medias o no nos dan”, dijo. “No hay informaciones públicas sobre qué empresas están realizando los experimentos, y tampoco dónde los están haciendo. Tampoco hay la participación de los pueblos o consultas indígenas”, señala Paredes.

Para Paulina, la desinformación generada por el Estado de Guatemala y las empresas “atentan contra nuestra libertad de poder decidir cómo queremos alimentarnos, con qué queremos alimentarnos. Porque los pueblos hemos tenido nuestros propios sistemas de alimentación”.

Libre circulación de las semillas

Organizaciones como GRAIN, Colectivo Semillas y la Alianza Biodiversidad, en su publicación "UPOV: el gran robo de las semillas. Por eso debemos defenderlas", sostienen que “proteger las semillas y brindar acceso a ellas es un entendimiento fundamental de la gente más allá de culturas, ideologías, religiones y visiones de mundo”.

Recuerdan que la noción de que la semilla debe circular libremente es tan profunda que todos los sistemas nacionales de semillas vigentes hasta 1960 se construyeron con la premisa de que las semillas almacenadas estaban a disposición de quien las pidiese.

“Libre acceso y libre custodia, uso e intercambio de las semillas se hicieron así pilares centrales de las identidades culturales, de la expansión de la agricultura en el mundo y de la capacidad de los pueblos para garantizar su alimentación, su medicina, su vestimenta y su vivienda”, sostienen.

Siguiendo la lógica de la libre circulación de las semillas, en mayo de 2002 se presentó al Congreso de Guatemala lo que se llamó la Ley de Biodiversidad y Conocimientos Ancestrales, una iniciativa construida por autoridades indígenas de todo el territorio guatemalteco y que se basa en principios fundamentales de la vivencia de los pueblos, desde el respeto a la vida y desde la cosmovisión maya.

La propuesta debe todavía ser reconocida por el Pleno del Congreso para que empiece a tramitar en sus comisiones.

Un llamado desde el territorio maya q'eqchi'.

Misión de observación denuncia ataques y división comunitaria en comunidades del Istmo

Comuneras y comuneros de Santa María Mixtequilla, quienes se organizan desde que se anunció la instalación en sus tierras de uno de los mayores polos de desarrollo enmarcados en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), reiteran las denuncias sobre desinformación, manipulación y división de su comunidad para imponer las obras de dicho megaproyecto.

Así lo demuestran testimonios recolectados por una Misión Civil de Observación de Derechos Humanos, integrada por personas de 23 organizaciones, periodistas y académicos, quienes visitaron la región del Istmo durante los últimos días de julio.

Resaltan que el complejo industrial, previsto para operar en Santa María Mixtequilla, es el más grande de los 10 polos anunciados para la primera fase del CIIT, ocupará 502 hectáreas. Ante ello, la resistencia civil pacífica de la región denunció que será en agosto de este año cuando se realizarán las licitaciones para las obras del polo, cuestión que preocupa a la comunidad pues aún no cuentan con información sobre los impactos que ocasionará en las tierras indígenas.

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Debido a las irregularidades, desde hace cuatro meses, comuneros y comuneras ocupan la oficina de Bienes Comunales para reclamar por la falta de información, la realización de consultas a modo y la división de la población ante el megaproyecto.

“En realidad el polo de desarrollo fue aceptado por 263 personas aproximadamente que eso nada tiene que ver con una consulta indígena, de ahí en fuera jamás se volvió hacer en ninguna otra sección, ni colonia para dar información (…) la poca información que tenemos complica la situación porque no tenemos un panorama de como asimilar este impacto que nos traerá este polo de desarrollo, no tenemos ni siquiera un plan de desarrollo, ni de protección civil de lo que pueda suceder en la comunidad”, denunciaron las y los comuneros.

Por su parte, integrantes de la misión de observación señalaron acciones de intimidación por parte de elementos de la Guardia Nacional, quienes se han presentado en las asambleas comunitarias sin contar con el permiso para ello. Los habitantes de Santa María Mixtequilla también denunciaron expropiación de tierras a diversos campesinos y la compra de hectáreas por casi 20 pesos el metro, “a veces ni para un kilo de tortillas”, reclamaron acerca del monto.

Comunidades afectadas

Además de visitar a las comunidades afectadas por el polo de Santa María Mixtequilla, en la zona norte del Istmo, organizadas en el campamento “Tierra y Libertad” de Mogoñé Viejo, la misión de observación también realizó encuentros con comuneros agredidos en Santa Cruz Tagolaba y en la comunidad de Puente Madera.

Durante conferencia de prensa, realizada en Juchitán al final de la documentación, la misión enfatizó su preocupación ante las agresiones registradas contra las comunidades afectadas por el CIIT. Acorde a las denuncias recopiladas, durante 2023 se registra un aumento en la violencia contra defensores del territorio. Resalta que, durante las labores de la misión, ésta fue testigo de incidentes de seguridad, tales como la presencia constante y vigilante de las fuerzas armadas.

Los perpetradores de estas agresiones son integrantes de la Marina y la Guardia Nacional, así como elementos del ejército, policía estatal, secretaría de comunicaciones, autoridades municipales y la Procuraduría Agraria. Estos funcionarios han participado en distintos actos de criminalización, detenciones arbitrarias y desalojos violentos contra las personas que participan en el campamento de Mogoñe Viejo, estación Sarabia y Palomares; así como las amenazas y tentativas de despojo de casas de pobladores en Boca del Monte, San Juan Guichicovi.

“De igual forma se documentaron ataques en la zona de Santa Cruz Tagolaba, Tehuantepec, donde se han producido eventos de agresiones físicas, despojo, ocupación ilegal de tierras y desplazamientos forzados en contra de comuneros y comuneras debido a la especulación provocada por el Corredor Interoceánico al encontrarse en un punto estratégico”, resaltaron los integrantes de la misión que también responsabilizaron a grupos armados y caciques locales.

A ello, se añaden las agresiones contra la comunidad binnizá de Puente Madera, la cual ha sufrido una campaña de criminalización y difamación, así como una serie de agresiones como detención arbitraria y fabricación de delitos en contra de 18 defensoras y defensores por su lucha ante la imposición del “Polo de Desarrollo”, ubicado en el municipio de San Blas Atempa.

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La misión de observación alertó también por los ataques e impactos diferenciados en mujeres indígenas defensoras. Según datos del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), entre octubre del 2021 y julio del 2023, se han registrado 31 eventos de agresiones colectivas e individuales en contra de comunidades y personas defensoras del territorio y los derechos humanos en el marco de la construcción del Corredor Interoceánico, principalmente en los estados de Oaxaca y Veracruz. En su mayoría, las agresiones se cometieron en contra de personas pertenecientes a pueblos o comunidades indígenas.

Cabe destacar que, de acuerdo al informe sobre la situación de las personas y comunidades defensoras de los derechos humanos ambientales en México, Oaxaca ocupó el primer lugar en número de eventos de agresión contra defensores en el periodo entre 2019 y 2022.

De acuerdo a la documentación, existen 21 casos de intimidación hostigamiento y amenazas contra personas defensoras, sus familias o colectivos; se registraron 11 casos de violencia física y psicológica, así como desalojos forzosos; tres homicidios de personas defensoras entre octubre 2022 a julio 2023; dos casos de difamación a través de medios públicos de gran alcance; y 43 casos de denuncias penales a autoridades locales y personas defensoras comunitarias en las comunidades San Juan Guichicovi, Mogoñe Viejo, Mogoñé Estación, Paso Real, Estación Sarabia, Tagolaba, y Puente Madera.

Acosan a indígenas por oponer resistencia al paso del Tren Maya en Bacalar

En portada: María Dolores Olvera Chi, junto a su esposo y sus dos hijos, resisten el desplazamiento forzado por las obras del tramo 6 del “tren maya” en Bacalar. Foto: Renata Bessi.

El hogar de una mujer maya llamada María Dolores Olvera Chi, de 38 años, es una de las pocas casas que sobreviven en medio al trazado del tramo 6 del Tren Maya, en el Ejido Bacalar, estado de Quintana Roo, México.

La casa de María Dolores, donde vive con su esposo y dos hijos, impide que la maquinaria de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), responsable por la construcción de la vía en este tramo, trabajen libres para la conclusión de las obras, prevista para estar lista hasta deciembre de 2023. Esta obra se ha convertido en prioridad máxima para el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. “Las máquinas están en la puerta de mi casa trabajando día y noche, sin parar”, relata la mujer maya.

Un equipo de Avispa Mídia estuvo a principios de julio de 2023 en esta localidad y fue recibido por María Dolores. Ella relató la presión que estaba sufriendo desde cuatro meses atrás, por parte del comisariado ejidal del Ejido Bacalar, para que abandonara su casa y permitiera el avance del trazo del tramo 6.

La casa de María Dolores se interpone en el trazado del tramo 6 de las obras para el "tren maya".Foto: Santiago Navarro F

El ejido desconoció que 12 años atrás le había vendido estas tierras a María Dolores. Hoy, estas tierras son parte de las 56 hectáreas que vendieron al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), encargado de las expropiaciones de tierras para la construcción del megaproyecto.

El decreto de expropiación fue publicado el 26 de junio de 2023, en el Diario Oficial de la Federación, junto con otros cinco decretos de expropiación en favor de Fonatur Tren Maya SA de CV, que inciden en tierras de otros cinco ejidos del municipio de Bacalar y uno en el municipio de Othón P. Blanco.

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Un día después de que estuvo el equipo de este reportaje en la localidad, militares estuvieron en la casa de María Dolores. “Uno de ellos se presentó como el encargado del tramo 6; me preguntó si iba a salir de la casa, si ya me habían notificado”, dice la mujer maya.

En los últimos días, las presiones y el acoso hacia a la familia de María Dolores han aumentado por parte de las autoridades ejidales.

El viernes 4 de agosto dos integrantes del consejo de vigilancia del ejido fueron a la casa de María Dolores. Entraron a su predio sin pedir permiso. “Yo no estaba. Llegaron a mi casa y dijeron a mi esposo que los de Fonatur ya les había dado la notificación que iban a tener que agarrar mi terreno porque necesitan continuar la construcción de las vías del tren. Que ya va a entrar la máquina para raspar”, cuenta María Dolores para Avispa Mídia.

Ella cuenta que, como no se encontraba en su hogar, intentaron presionar a su “esposo para que diera la dirección de mi trabajo para que fueran a verme; no es justo que quieran ir a molestarme donde yo esté; me están quitando mi tranquilidad”, dice la mujer maya, quien ha presentado un desequilibrio en su salud desde que se enteró que su hogar es parte del Tren Maya y que es de seguridad nacional.

La presión a su esposo no funcionó. Entonces dijeron que iban a regresar horas después en el mismo día. “Nunca me dieron atención. Ahora, tampoco me citan a la casa ejidal, para que platiquemos de manera formal, pero vienen a mi casa, a buscarme, a la hora que les da la gana, entran en mi predio sin permiso”, relata Dolores.

Máquinas de ingenieros militares avanzan con la construcción del tramo 6 del tren maya. Foto: Renata Bessi.

Los ejidatarios no regresaron en el mismo día. María Dolores se quedó en suspenso.

Tres días después, el 7 de agosto, dos integrantes del consejo de vigilancia regresaron a su casa. “Dijeron que fueron mandados por Fonatur”, cuenta María Dolores. De nuevo “entraron sin permiso; les dije que no podían entrar así nada más, porque es mi propiedad y que estaban violando mis derechos y mi privacidad”. Quieren desconocer que “pagué por el terreno y me contestaron que las tierras siguen siendo propiedad del ejido”.

De acuerdo con María Dolores, le dijeron que tenía que salir de la casa. “Cómo creen que voy a salir. Es mi hogar. He tratado de juntar pesito por pesito para obtener un terreno para vivir con mis hijos desde hace años. Ellos (los ejidatarios) ya obtuvieron lo que quisieron. Ya vendieron las tierras. Ya tienen su dinero en sus bolsas por las obras del tren. Viven bien con sus familias. Nosotros somos gente humilde que trabajamos día con día. Tenemos que salir a trabajar de sol a sol, no es justo que nos quieran despojar de lo que con mucho esfuerzo hemos construido”, asevera.

Entonces dijeron que iban a regresar. “Cuando se dieron cuenta de que empecé a grabarlos, se fueron”.

El día siguiente, 8 de agosto, llegaron de nuevo a la casa de María Dolores. Esta vez llegó el comisario ejidal, Felipe Castro Gómez. “Me dijo que están obligados a entregar las tierras a ellos (Sedena y Fonatur) porque ya les pagaron y que ellos ya no pueden hacer nada”.

Entonces María le preguntó: “¿Si yo no me salgo pasarían encima de mi?”. El comisario respondió que “no” y que iba a comunicar su decisión de no salir de su casa a Sedena y Fonatur.

“Les vamos a platicar a ellos, a ver la solución que pueden tomar (…). Le vamos a dar la notificación a ellos de cuál es la postura de usted (…)”, dijo Castro Gómez a María Dolores.

“Aunque me paguen millones no quiero dinero, quiero mi hogar, así como está”, dice Dolores.

Va porque va

En la conferencia de prensa matutina del día 7 de agosto, el general de brigada ingeniero constructor diplomado del Estado Mayor, Gustavo Ricardo Vallejo Suárez, dio a conocer que los avances del tramo 6 del Tren Maya alcanzan un 35%. “Se trata de 255.8 kilómetros entre Tulum y Chetumal, es una vía doble electrificada que también corre, se soporta sobre terraplén y en algunos lugares sobre viaducto”, explicó.

López Obrador anunció que todos los tramos del Tren Maya va a tener un sistema de seguridad especial, con elementos de la Guardia Nacional. “Ya se están construyendo cuarteles. Va a haber vigilancia por helicópteros, ya se tienen los helicópteros, es todo un plan”, dijo el mandatario mexicano.

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Para este reportaje se intentó contactar con el comisariado ejidal del Ejido Bacalar por medio de teléfono. No hubo respuesta. Ni los ejidatarios ni los represenates del gobierno estatal y federal le han presentado a María Dolores una propuesta digna de reubicación.

Comunidad de Puente Madera acusa persecución de opositores al Corredor Interoceánico

Desde el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, la Asamblea General Comunitaria de Puente Madera mantiene una campaña para alertar a la población sobre su lucha y resistencia frente a la imposición de un parque industrial en tierras de uso común de la población binnizá. Contrario al discurso gubernamental, asegura que no es un conflicto interno, sino imposición y despojo.

Con énfasis, la Asamblea hace un llamamiento en espera de la audiencia intermedia, a efectuarse el próximo martes 15 de agosto, contra David Hernández Salazar, a quien, acusan, “se inculpa y fabrican diversos delitos, con la finalidad de privarlo ilegalmente de su libertad, y de esa manera detener su labor como representante y vocero de la Comunidad Indígena Binniza de Puente Madera”, refiere mediante pronunciamiento.

La Asamblea de Puente Madera señala que, con los mismos delitos fabricados, se acusa a otros 17 habitantes de la comunidad binnizá, quienes cuentan con órdenes de aprehensión, en lo que señala como un proceso de criminalización y violencia, coordinado y ejecutado por los gobiernos locales y estatales.

Actualmente, Hernández Salazar funge como Agente Municipal Comunitario de Puente Madera, además de ser parte de la coordinación general de la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo en Defensa de la Tierra y el Territorio (APIIDTT) y participante del Congreso Nacional Indígena (CNI).

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La participación de Hernández en la defensa de sus territorios inició en 2017 frente a la extracción de material pétreo en el Cerro Igú, dentro de las tierras de uso común conocidas como El Pitayal. Debido a ello, fue encarcelado por primera vez; sin embargo, obtuvo su liberación y poco después se integró a la lucha contra la instalación de una Subestación Eléctrica de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), nuevamente, en tierras del Pitayal.

La resistencia de Puente Madera se reactivó el 14 de marzo del 2021, “cuando a través de una asamblea amañada, las autoridades comunales de San Blas Atempa, en confabulación con el entonces presidente municipal Antonino Morales Toledo, buscaban imponer la instalación de un Parque Industrial, por su nombre oficial; polo de desarrollo para el bienestar (PODEBI) del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), en Tierras de Uso Común del Pitayal”, contextualiza un pronunciamiento de la APIIDTT.

Tras señalar la ilegalidad de dicha asamblea, en mayo de 2021, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), junto a autoridades del municipio de San Blas Atempa, iniciaron denuncias penales contra Hernández Salazar y otros habitantes de la comunidad binnizá.

“A partir de esta fecha al día de hoy, existe una campaña de difamación, hostigamientos y amenazas contra David, los habitantes de Puente Madera y la APIIDTT, por parte de los 3 niveles de gobierno, instituciones, organizaciones partidistas, políticos y empresarios con interés en la instalación del PODEBI”, acusan las organizaciones sociales.

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Aunado a ello, denuncian una serie de incidentes “que ponen en riesgo nuestra integridad física y psicológica, como ha sido la vigilancia por personas armadas en las oficinas de la APIIDTT en Juchitan, en busca del compa Mario Quintero, quién ha recibido amenazas constantes de muerte por llamadas telefónicas y mensajes de texto”, señalan en pronunciamiento difundido el pasado domingo (6).

Las organizaciones sociales y la comunidad de Puente Madera exigen alto a la persecución y criminalización contra 18 de sus habitantes. También demandan “transparencia e información pública, de la ilícita documentación agraria y convenios entre autoridades de los 3 niveles de gobierno para la imposición del Parque Industrial en Tierras de Uso Común de San Blas Atempa”.

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A su vez, acusan que las recientes intimidaciones y amenazas se deben a los “avances legales contra el Parque Industrial, por parte de los operadores políticos de Antónino Morales Toledo y Cesar Octavio Morales Toledo, quiénes ocupan ilegalmente la representación de bienes comunales, y ostentan cargos públicos en el gobierno municipal y estatal”.

Tres líderes comunitarios presos por oponerse a la construcción del Aeropuerto del Pacífico

Por MalaYerba*

En portada: Familiares exigen la liberación de uno de los defensores capturados bajo el régimen de excepción

En la comunidad Nuevo Amanecer, de La Unión, tres líderes comunitarios han sido capturados durante el régimen de excepción y enfrentan un proceso sin garantías legales. Los vecinos denuncian que estas detenciones se deben a que los defensores se opusieron a la construcción del Aeropuerto Internacional del Pacífico, una promesa de campaña del gobierno de Nayib Bukele que se ejecuta entre irregularidades y a costa de dejar sin casas y tierras a los habitantes de dos comunidades.


Es 17 de junio, Día del Padre, en Nuevo Amanecer, una comunidad de casas de láminas entre milpas y árboles en el municipio de Conchagua, en La Unión, al oriente de El Salvador.  Y, desde temprano, uno de los vecinos enciende su altavoz y reproduce, repetidas veces y a todo volumen, la canción “Es un buen tipo mi viejo”.

La música llega hasta esta casa con piso de tierra. Lindsay la escucha, pero no hace mucho caso: está ocupada buscando una manta para limpiarle los mocos a su hermano de un año. Lindsay, tres años mayor que su hermano, no sabe que hoy es el Día del Padre. Aunque lo supiera, no podría celebrar a su papá, Óscar René Martínez Iglesias, ya que está preso.

“A ella le decimos que su papá anda trabajando, que está pintando un gran edificio y no puede regresar ahorita”, cuenta Johanna, la madre de los dos niños, sentada en una hamaca.

Lindsay y su hermano en la comunidad Nuevo Amanecer. Foto: Carolina Amaya.

Lindsay comienza a dudar de lo que le dicen, porque acompaña seguido a su mamá a hacer trámites a la delegación en La Unión de Policía Nacional Civil (PNC), y en su casa, recibe la visita de vecinos que preguntan por su padre. También la niña ya le preguntó una vez a Johanna si Óscar está preso y ella volvió a contarle la misma historia del edificio. 

El 9 de junio, Óscar, un agricultor y pescador de Nuevo Amanecer, volvía de pescar del manglar El Tamarindo, un manglar que queda a metros de donde se construirá el Aeropuerto del Pacífico y donde, según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), van a pescar 400 personas de comunidades aledañas, como una forma de sobrevivencia.

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Óscar, uno de los fundadores del Movimiento Indígena para la Integración de las Luchas de los Pueblos Ancestrales de El Salvador (Milpa), fue intervenido por un grupo de militares que le pidió que le acompañara a una delegación policial a una revisión de rutina. Y le mintieron, porque no volvió a su casa.

“Nosotros denunciamos, porque se están dando capturas de compañeros que forman parte de organizaciones a nivel comunitario, que protegen los derechos de los pueblos indígenas, el derecho a la tierra y que luchan contra la amenaza de megaconstrucciones”, señala Ángel Flores, director de Milpa.

El Salvador vive en un régimen de excepción que comenzó el 27 de marzo de 2022 y ha sido prorrogado 16 veces. La medida represiva inició como una respuesta a la oleada de asesinatos cometidos por pandillas y ha sido utilizada por el gobierno de Nayib Bukele para promover la imagen del país seguro. Ha dejado, así, sin garantías constitucionales a los salvadoreños.

Con el régimen de excepción, el gobierno ha capturado a más de 71,000 personas, mientras que organizaciones civiles registran la muerte 172 en las cárceles salvadoreñas; y hay más de 5,000 denuncias de detenciones ilegales, de acuerdo con las estadísticas que las organizaciones expusieron a inicios de julio ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

El día que la Asamblea Legislativa, afín a Bukele, decretó el régimen de excepción, la PNC capturó a José Abel Claro Martínez, un miembro de la Asociación de Desarrollo Comunal (ADESCO) de Nuevo Amanecer; y a Walter Francisco Paz, un deportista de la zona que participaba en actividades comunitarias. Ambos líderes pertenecientes a Milpa.

Los vecinos han denunciado estas capturas, pese al miedo a represalias.  Ellos aseguran que las detenciones se deben a que los defensores se opusieron a la construcción del Aeropuerto Internacional del Pacífico, una promesa de campaña de Bukele que se ejecuta con irregularidades y a costa de dejar sin tierra y sin casas a casi 700 campesinos de Flor de Mangle y Condadillo, como lo ha registrado MalaYerba.

Los familiares de Óscar, José y Walter no saben nada de ellos, ya que la falta de un proceso legal es un patrón que se repite en las capturas cometidas bajo el régimen de excepción.

“En este caso, no solo hay un impacto familiar comunitario, también hay un impacto en la lucha por la defensa de los territorios”, dice Ángel Flores, director de Milpa.

El régimen de excepción, a juicio de Flores, también es una forma de frenar la lucha de las comunidades por el acceso a la tierra.

Si en algo tiene Nuevo Amanecer experiencia es en luchar por el territorio.  La comunidad nació después de un desalojo, cuenta Johanna. Las familias, antes, vivían en una parcela conocida como La Marañonera, en Intipucá, a unos minutos de donde hoy están. Un litigio por tierras les obligó a vivir a la orilla de la carretera por un tiempo, pero luego se instalaron aquí, sobre un suelo arcilloso que antes era ocupado para pastar ganado y donde hoy cultivan sus cosechas.


Los ataques a personas defensoras de derechos humanos no son recientes en El Salvador, sobre todo para aquellas que dedican su vida a la defensa de la naturaleza. Una investigación que publicó en junio de 2022 la MalaYerba reveló que, en trece años, en este país centroamericano, siete defensores ambientales han sido asesinados.

El ataque más reciente fue el de Bernarda Elizabeth de León Chávez, defensora del agua en Santo Tomás, asesinada el 22 de marzo de 2022, cuando se celebra el Día del Agua y solo cinco días antes de que entrara el régimen de excepción en El Salvador. La base de datos de esa investigación, además, evidenció un patrón de criminalización y persecución a defensores ambientales: el análisis de 14 conflictos socioambientales en diferentes partes de El Salvador dio como resultado: 63 ataques, de los cuales 44 eran legales; y 17 de los 44 eran delitos que se le atribuyen a pandillas o crimen organizado.

Las protestas por la liberación de los líderes comunitarios presos de Santa Marta han escalado internacional. Foto: Foro Nacional de Salud.

El Estado ha usado su aparataje institucional y se ha valido de la falta de garantías constitucionales para continuar con esta criminalización. Durante el gobierno de Bukele,  cinco defensores antimineros de la comunidad organizada de Santa Marta, Cabañas, fueron capturados en enero de 2023.

Es más, el gobierno ha contratado para los estudios geotécnicos del Aeropuerto Internacional del Pacífico a una empresa que, a juicio de la Mesa Nacional Frente a la Mintería Metálica en El Salvador, propició la criminalización de los defensores ambientales y líderes en el departamento de Cabañas: Rodio Swissboring El Salvador, S.A. de C.V. 

Esta empresa, además de ser financista del partido ARENA, recibió 7.4 millones de dólares de la minera Pacific Rim para explotar diferentes áreas en la mina El Dorado, en Sensuntepeque, Cabañas, de acuerdo con el libro El negocio de la energía eléctrica en Centroamérica y El Salvador.

Dennis Muñoz es un abogado defensor especializado en derechos humanos que ha acuerpado a la comunidad Santa Marta desde los ataques legales de Pacific Rim hasta la actualidad. Foto: Foro de la Salud.

El caso de los defensores antimineros ha escalado hasta el Congreso de Estados Unidos. El 18 de julio, 17 congresistas enviaron una carta al secretario de Estados estadounidense, Antony Blinken, para que pidiera por su libertad. Los funcionarios también señalaron que los defensores enfrentan un proceso judicial irregular y que hay incidios de que el gobierno de Bukele pretende reactivar la minería metálica, que El Salvador prohibió en 2017. 

En Nuevo Amanecer, en cambio, los tres defensores capturados durante el régimen de excepción son procesados paralelo a la ejecución de megaproyectos que se desarrollan en todo el país, en los cuales el gobierno ha concedido permisos ambientales exprés, con consultas públicas casi secretas y sin asegurarles viviendas dignas a las familias desalojadas.

En esta investigación, la MalaYerba con el apoyo de DataCrítica, levantó una base de datos a partir de 70 encuestas realizadas en Condadillo y Flor de Mangle, en La Unión; las playas Mizata, El Zonte y el sector comercial de El Obispo, de La Libertad; lugares donde el gobierno ejecuta megaproyectos. 

Los resultados de la base de datos revelan que el 21 % de ecosistemas afectados son bosques salados como el Área Natural Protegida Manglar El Tamarindo, que está a la par de la zona de construcción del Aeropuerto del Pacífico, en el municipio costero de Conchagua, en La Unión.

Ahí la Comisión Ejecutiva Portuaria de El Salvador (CEPA) ha empezado los estudios del suelo, desobedeciendo las recomendaciones de técnicos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), que advierten sobre inundaciones en el lugar.

El manglar El Tamarindo abastece de especies comerciales de las que subsisten comunidades como Nuevo Amanecer, hogar de los tres defensores criminalizados.

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Las alertas de los líderes comunitarios se activaron en septiembre de 2021, cuando los técnicos del MARN y el titular de CEPA, Federico Anliker, posaron ante las cámaras fotográficas del Ejecutivo para anunciar que habían elegido las tierras. El lugar donde se edificará la promesa anunciada por Bukele en la campaña electoral con la que llegó a la presidencia en 2019. Fue así que, ante la preocupación de quedarse sin tierras para cultivar y sin acceso a un manglar para pescar, Milpa comenzó a pronunciarse contra el gobierno y esto terminó con la detención de sus tres miembros.


A pocos metros del solar que Óscar logró conseguirle a su pareja e hijos hay una casa pequeña de bloque. Es de Maritza Ventura, agricultora que también forma parte de Milpa. Parada frente a su maizal habla del despojo de tierras en todo El Salvador: “Deberíamos de estar defendiendo nuestros territorios, porque son un bien común. El problema es que a veces no entendemos las magnitudes del daño ambiental”, dice.

Elmer Martínez, defensor ambiental, mira la destrucción del bosque de Flor de Mangle la construcción del Aeropuerto del Pacífico. Foto: Marvin Díaz

En Nuevo Amanecer no hay violencia, porque así lo decidieron sus fundadores, cuenta Ventura. Por esto, cuando se instalaron acá dijeron que no permitirían que gente de otros lados llegara a molestarlos. Antes del régimen de excepción, incluso, no había policías merodeando la zona.

Cuando la PNC apareció, encontró varias veces a Óscar, aseguran Ventura y Johanna. Ellas coinciden en que los agentes ya conocían a Óscar por su trabajo en el territorio y que, aunque el defensor siempre cargaba una copia de sus antecedentes penales en limpio, estos no lo salvaron de la detención el 9 de junio.

Milpa trabaja en todo El Salvador, pero tiene mayor incidencia en La Unión. Ahí donde la construcción del Aeropuerto del Pacífico no ha sido la excepción para exponer atropellos que el gobierno realiza con sus habitantes.

Las primeras dos capturas en la comunidad, las de José y Walter, ocurrieron antes de que Milpa se fundara legalmente. Sus familiares, quienes no quisieron identificarse por temor, dicen que los agentes de la PNC que los capturaron los tacharon de “revoltosos”.

Después del nacimiento de Milpa vino la captura de Óscar y, entonces, esto llevó a pensar a la organización que lo que ocurría no era casualidad, apunta el director de Milpa, Ángel Flores. La voz de Ángel ha alcanzado mayor fuerza en La Unión a raíz del acompañamiento que da a las comunidades de Condadillo y Flor de Mangle.


En esta tarde del 17 de junio, el silencio del bosque tropical del caserío Flor de Mangle es interrumpido por los sonidos de las máquinas excavadoras del Ministerio de Obras Públicas y Transporte (MOPT) que hacen los estudios de suelo para el aeropuerto. Flores, el líder de Milpa, se para sin miedo frente a las excavadoras para grabar la remoción de tierra que hacen.

“Hoy nos encontramos al poniente de las comunidades de Flor de Mangle y Condadillo. Podemos ver cómo ha quedado depredada un área que antes era boscosa”, dice frente a una cámara de celular. Estas imágenes son insumos que Flores comparte con los medios de comunicación para divulgar el avance de las obras en oriente.

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Flores se ha vuelto en la voz técnica que acompaña a las comunidades afectadas por el aeropuerto estatal. Y sabe el riesgo que corre al contar lo que ocurre en Oriente. Ya sufre de acoso laboral en la institución gubernamental en la que trabaja, la Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (CONAMYPE), donde también se desempeña como secretario general del sindicato.

El líder dice sufrir acoso laboral dentro de la institución, rastreo de movimiento y amenazas de despido por acompañar las denuncias de las comunidades y posibles indicios de malversación de fondos donde trabaja.

Es una forma de “intentar callar la voz ante las afectaciones por megaproyectos”, sostiene.

*Una versión de este reportaje se publicó originalmente en MalaYerba, realizado por: Carolina Amaya, Stanley Luna, Marvin Díaz, Michelle Recinos, Guillermo Orellana Solares. Esta investigación fue realizada gracias al apoyo del Consorcio para Apoyar el Periodismo Regional en América Latina (CAPIR) liderado por el Institute for War and Peace Reporting (IWPR).

En una semana se agota tiempo para que Justicia Federal atraiga el caso de Samir Flores

En portada: Familiares, organizaciones y abogados informaron que a cuatro años del asesinato de Samir Flores Soberanes, la Fiscalía de Morelos sigue operando de manera omisa para resolver el caso.

El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua, Morelos, Puebla y Tlaxcala (FDTA-MPT) lanzó una petición en la cual exige que el caso del asesinato del indígena nahua, Samir Flores Soberanes, sea atraído por la justicia federal. Exige que la Fiscalía Especial en Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) investigue el caso.

El 20 de febrero del 2019, Samir Flores, defensor del territorio y comunicador comunitario de la radio comunitaria Amiltizinko, fue asesinado en la puerta de su casa, en la comunidad de Amilcingo, Morelos, México. Samir tenía 7 años luchando junto a su comunidad y el Frente de Pueblos contra el megaproyecto energético Proyecto Integral Morelos. Después de 4 años y 6 meses, su asesinato sigue impune.

La investigación quedó en manos de la Fiscalía General del Estado de Morelos que, durante estos años, “no ha investigado con seriedad las diferentes líneas de investigación, principalmente las relacionadas con sus actividades como defensor del territorio y comunicador comunitario, tratando de minimizar su asesinato a una acción aislada de la delincuencia organizada”, señala el Frente de Pueblos.

Sostiene además que la Fiscalía Estatal ha generado una “dinámica de obstrucción de la justicia,anunciado como avances en el acceso a la justicia la detención de una persona que ya estaba detenida desde hacía un año atrás sin tener los suficientes sustentos jurídicos para sostener su acusación, ha construido una explicación de los hechos concentrándose sólo en los autores materiales más no los intelectuales,desligando la relación entre el asesinato de Samir y el evidente contexto de conflicto social en el que se desarrolló”.

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El 30 de marzo de 2023, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia mañanera señaló qué el caso de Samir sería atraído por la Fiscalía General de la República, sin embargo esto no ha acontecido.

La Feadle ya ha determinado la facultad de atracción del caso de Samir Flores por su calidad de comunicador indígena. Sin embargo, la Fiscalía del Estado de Morelos se ha negado a que el caso sea atraído por la Federación y esto llevó a la Feadle a solicitar una audiencia, en la que un juez de control federal decidirá conocer o no el caso atraído por la Feadle.

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Desde el 4 de julio se está esperando que se designe al juez de control federal y la fecha para que se lleve a cabo la audiencia. Sin embargo, esto no ha sucedido. De no ocurrir en próximos días, el 11 de agosto del 2023 se celebrará audiencia por parte del Poder Judicial del estado de Morelos para iniciar el juicio contra el presunto homicida, “lo que complica las condiciones jurídicas en que pueda investigarse y llegar a la verdad sobre los verdaderos homicidas”, advierte el Frente de Pueblos.

Es por ello que “estamos solicitando que se realice la audiencia en la prontitud posible y que se resuelva el proceso de atracción por parte de la justicia federal del caso del comunicador indígena y defensor del territorio Samir Flores”.