Impunidad y criminalización imperan a un año del “halconazo morenista”

Fotos por Elizabeth Díaz y Omar Veoz / Sueña Dignidad

El pasado 5 de septiembre se cumplió un año de los hechos de violencia y represión policial contra más de 40 personas – entre ellas defensores del territorio, periodistas y estudiantes– ocurridos en las alcaldías de Xochimilco y Tlalpan, en el contexto de movilizaciones pacíficas que exigían la cancelación de una carpeta de investigación contra Hortensia Telésforo, defensora de la Casa de los Pueblos de Atlapulco, al sur de la Ciudad de México.

Aquel día, en lugar de diálogo, la protesta enfrentó la violenta irrupción de miembros de grupos de choque, quienes armados con palos agredieron y detuvieron de manera arbitraria a cinco personas, todo mientras elementos policiales presentes se abstuvieron de defender a los manifestantes. Las y los detenidos fueron trasladados al Ministerio Público de Tlalpan, donde más tarde, las protestas por su liberación fueron respondidas por los elementos policiacos con actos de represión que incluyeron robo, tortura, violencia sexual y psicológica.

A un año de la jornada de violencia institucional, conocida ya como el “halconazo morenista” - por la similitud en que funcionarios utilizaron grupos de choque para reprimir la protesta social, tal como sucedió durante la década de los 70s con grupos paramilitares denominados como ‘halcones’- las víctimas denuncian que no hay justicia ni reparación: mientras funcionarios y policías responsables siguen impunes, persisten las carpetas judiciales abiertas contra quienes fueron criminalizados. Peor aún, lejos de cesar, la persecución y amenazas se mantienen como mensaje de advertencia contra activistas y defensores del territorio en la Ciudad de México (CDMX).

En la antesala del próximo mundial de futbol en México, a realizarse en el año 2026, sobre todo la zona sur de la CDMX está recibiendo presiones que podrían acelerar procesos de gentrificación, desplazamiento y despojo contra los pueblos que ahí viven, por lo que la protesta social está en la mira de las autoridades. En ese contexto presentamos extractos de una charla con Elizabeth Díaz, fundadora de la colectiva Sueña Dignidad, quien compartió para Avispa Mídia una actualización del caso, sus efectos en la vida de las personas y comunidades, así como un llamado a mantener viva la lucha por la memoria.


Avispa Mídia (AM): ¿Qué ha pasado con los procesos judiciales contra defensores del territorio en Xochimilco después de aquel 5 de septiembre?

Elizabeth Díaz (ED): En el caso de Xochimilco, realmente no ha habido un avance. A la compañera Hortensia Telésforo le quitaron la carpeta de investigación, pero los otros cinco compañeros que fueron arrestados siguen enfrentando carpetas de investigación en su contra.

AM: En la conmemoración de un año del “halconazo morenista”, ustedes se manifestaron en la Fiscalía de la CDMX, ¿Cuál fue la respuesta de las autoridades?

ED: A pesar de que nos plantamos afuera de la Fiscalía General de Justicia, mientras los implicados tuvieron una reunión en cuanto a sus carpetas, no se ve una solución inmediata. Al contrario, hay una desviación sistemática en donde el gobierno no está poniendo de su parte para que puedan avanzar y puedan ya estar libres, porque finalmente están sometidos a cómo vaya avanzando su proceso.

AM: Además de la persecución judicial, ¿qué otras consecuencias han enfrentado?

ED: Algo que hablábamos entre todos los afectados, que somos bastantes, más de 40 personas, es que muchas tuvimos que desplazarnos. Yo tuve un exilio político de más de seis meses, me tuve que ir del país. Eso provocó también ciertas cosas dentro de otros contextos, no en Xochimilco, pero sí en otros lugares donde también otras personas que han sido criminalizadas por el Estado han tenido que desplazarse.

Sobre todo las afectaciones emocionales. Uno ya no vive igual, ya no se sale igual. Hay menos organización, que claro, sigue habiendo mucha resistencia, pero sí hay un antes y un después de lo que pasó. Y creemos que es lo que ha querido hacer el gobierno de la Ciudad de México, parar este tipo de acciones contundentes que se han llevado a cabo, que se siguen haciendo, pero no con la misma frecuencia. Las personas que estuvimos ese día, pues tenemos ya otra forma de involucrarnos y lo vamos retomando apenas, después de un año.

AM: ¿Qué ha ocurrido con las denuncias que presentaron por los hechos de represión?
ED: Dos días después de la represión, las personas afectadas fuimos a presentar una denuncia a la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México. A eso no se le ha dado seguimiento. Ha sido muy indolente la Comisión porque ni siquiera se ha pronunciado y ellos pudieron constatar de primera mano lo afectados que estábamos, tanto de golpes que eran visibles como después, con todos los exámenes psicológicos que nos hicieron a varias personas que sufrimos tortura. 

En el caso de la Fiscalía también se levantaron denuncias. En mi caso yo levanté una carpeta de investigación en contra de funcionarios de la Ciudad de México, en especial de policías. Yo sí pude documentar a tres policías, su cara, con video y foto de quienes yo creo son mis agresores.

Mi carpeta de investigación pude consultarla una vez y realmente es larga, pero sobre todo lo que sobresale ahí, es una investigación hacia mi persona. Ha sido muy revictimizante porque yo fui víctima de tortura sexual, también de robo, de golpes y no hay ningún avance. Todo lo que dice mi carpeta es que no hay nada, y realmente lo que hacen dentro de la investigación es mandar escritos para investigar quién soy, y justo ahora que regresé de mi exilio, he tratado de acercarme para ver cómo sigue mi carpeta y no me la quieren enseñar.

Ya van dos veces que voy a la fiscalía; me cambiaron de persona encargada de mi carpeta y no me notificaron, nunca me han avisado de nada. Ahorita estamos haciendo mucho hincapié para poder ver, con mi abogada, cuáles son los avances, pero nos están cambiando de fecha continuamente. Por eso decimos que están congeladas, porque vamos, preguntamos y no nos dan ningún tipo de respuesta.

AM: Tras las jornadas de conmemoración a un año de los hechos, ¿cuál ha sido el compromiso de las autoridades?

ED: Ahora con la manifestación del viernes se llegaron a dos acuerdos con el gobierno de la Ciudad de México, que era empezar a tener mesas de diálogo para el cierre de las carpetas de los compañeros criminalizados injustamente. También para destrabar las carpetas de las personas que hemos estado exigiendo justicia. Pero no hemos visto avance tampoco.

Algo que también nos preocupa e indigna bastante es que el otro año tuvimos mucha cobertura mediática y este año los medios hegemónicos de comunicación no se acercaron. Tuvimos que ser las personas que hemos sido violentadas, y que también ejercemos el periodismo, quienes hemos tratado de buscar a otros medios, que se acerquen a darle continuidad a esto.

AM: ¿Durante las jornadas a un año de la represión, destacaron el papel de la memoria como una forma de lucha, podrías compartirnos más de esto?

ED: Creo fervientemente que las personas defensoras, periodistas y quienes habitamos estos procesos de lucha y resistencia somos memoria viva. Para mí y para muchos de nosotros, la memoria es algo vital para construir otros caminos de justicia,

no dejar en el olvido, a pesar de lo doloroso y también lo tedioso que puede ser.

Nosotros sí creemos que a partir de la memoria estamos buscando justicia y sobre todo también dándola a nosotras mismas. Por eso también dentro de estas jornadas apelamos a la música, al baile, a agarrar el micrófono; también a las pintas, como una cuestión de decir: “Aquí estamos y aquí seguiremos”, porque todavía no se ha hecho nada en contra de esto que fue para nosotros un “halconazo morenista”. Realmente nos debería de preocupar a todas las personas que estamos en lucha y en resistencia aquí, porque la gravedad de los hechos del otro año es inaudito, fue algo bastante deplorable y no puede ser que lo olvidemos. 

Para nosotros la memoria es muy importante, nos mantiene con la lucha activa, por eso invitamos a las personas que nos lean, que nos escuchen. A sumarse a las manifestaciones, a compartir los materiales y también acercarse a las otras colectividades que sufrieron diferentes tipos de violaciones a sus derechos humanos.

Que se acerquen también a preguntarles a ellos, a las personas que ahorita están ejerciendo la defensa en varios lugares estratégicos del sur, porque pues ahora con todo lo del mundial se vienen luchas muy intensas y hemos visto cómo se ha intensificado la violencia. Afortunadamente no ha habido otro evento tan complejo en la Ciudad de México como el del 5 de septiembre, pero tememos que se queda en el olvido y, si no hay un seguimiento, se pueda replicar de una forma peor.

También apelamos mucho justo a la memoria y pensar que estamos viviendo un clima parecido a cuando sucedieron los hechos del 68 (masacre de estudiantes en Tlatelolco). No olvidar que la historia se puede repetir, y por eso la memoria viva, pero sobre todo en cuestiones que nos pueden ayudar a evitar el ejercicio de este tipo de violencias contra las personas que estamos defendiendo los territorios.

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