En portada: Minería de arena de sílice en Jáltipan. Foto: Aldo Santiago
A través del proyecto Hilando el capital verde en Mesoamérica, Avispa Mídia atestiguó un enorme despliegue de maquinaria en el istmo veracruzano, región sur del estado. Las carreteras desde San Juan Evangelista hasta Coatzacoalcos se inundan de trabajadores, transportes y materiales. El boom del nearshoring -reubicación de cadenas productivas a las geografías más cercanas para el mercado-, impulsa la consolidación de proyectos estratégicos para el reordenamiento territorial del sureste mexicano.
La zona es clave para articular 10 parques industriales contemplados en el proyecto del Corredor Interoceánico, que también atraviesa Oaxaca. Cada estado sureño comparte cinco PODEBI (Polos de Desarrollo para el Bienestar), como se denominan los complejos industriales proyectados para la región.
Mapa elaborado por GeoComunes
Además, es un punto nodal para la interconexión ferroviaria con el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, así como por una serie de infraestructura de carreteras, puertos y aeropuertos que constituyen la apuesta por consolidar el andamiaje para la exportación de mercancías hacia mercados de EEUU, Europa y Asia.
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Estas iniciativas forman parte de la articulación de megaproyectos que en la región se enlazan para acelerar la extracción de hidrocarburos -incluidos los no convencionales, más perjudiciales para el ambiente-, minería a cielo abierto y como clúster de la agroindustria.
Chinameca
“Pieza clave” es la descripción del Centro Nacional de Control del Gas Natural (Cenagas) sobre la estación de compresión ubicada en Chinameca, Veracruz.
Dicha infraestructura funciona para la compresión y almacenamiento del gas para su posterior distribución y comercialización. Las estaciones están interconectadas mediante ductos de recolección desde los sitios para la extracción de hidrocarburos del subsuelo.
Un análisis de CartoCrítica destaca que los principales lugares de producción en México son las aguas del golfo de México, Tabasco, Tamaulipas, Nuevo León, Veracruz y Chiapas. Acorde a la cartografía, en México existe una red de 1,291 proyectos con una longitud mayor a 34 mil kilómetros.
A estos, se añade la construcción del gasoducto Puerta al Sureste, ducto submarino de 715 kilómetros que conectará con el ducto Jáltipan-Salina Cruz, terminal en la costa oaxaqueña desde donde exportará gas a Europa y Asia. El mismo está planeado para proveer gas a la península de Yucatán, al tren maya y a los PODEBI.
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En junio de este 2023, Abraham David Alipi Mena, director general de Cenagas, anunció la rehabilitación de esta estación, que moviliza diariamente 300 millones de pies cúbicos de gas natural.
El funcionario de Cenagas, perteneciente a la Secretaría de Energía, resaltó la importancia de la estación para el transporte de gas de sur a norte de México y viceversa, con la cual buscan aumentar la producción diaria con hasta 800 millones de pies cúbicos.
“La idea es darle mayor flexibilidad al sistema y con esto poder atender las necesidades que hay, y sobre todo el incremento de la inyección en la producción de gas natural”, remarcó el titular del organismo gestor del transporte y almacenamiento del hidrocarburo.
Chinameca también alberga infraestructura de, por lo menos, cuatro de las gigantes de la agroindustria en México: Bachoco, Campi, Maseca y Oleofinos.
Esta última, pertenece al grupo Oleomex, conglomerado de 15 empresas que posee participación en la siembra, procesamiento y distribución de aceite de palma. Entre sus principales clientes se encuentran multinacionales como Cargill, PepsiCo y Nestlé.
La planta procesadora, la primera del estado y especializada en la refinación de aceites y grasas vegetales, fue inaugurada en 2010. Con el argumento de brindar empleo en la región, también se promovió como una fuente para la producción de biodiésel y con ello impulsó los monocultivos de palma en el sur de Veracruz.
La inversión para la planta procesadora se enmarcó en el Programa Estratégico Trópico Húmedo para potencializar monocultivos de cacao, hule y palma aceitera en el sur-sureste mexicano. A su vez, Oleofinos proyectó la instalación de su infraestructura en esta región por la posibilidad de exportar el aceite de palma hacia el sur de los Estados Unidos, Centroamérica y el Caribe.
Para el proceso de convertir el aceite de palma de una sustancia líquida a sólida o semisólida se utiliza el proceso de hidrogenación con elementos catalizadores como el níquel y el cromo, cuyo residuo derivado de la actividad industrial es altamente tóxico.
De acuerdo al Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes, elaborado por la Secretaría de Medioambiente y Recursos Naturales, la procesadora de Olefinos reporta hasta 2021 la descarga de elementos como el cromo, níquel y bióxido de carbono tanto al aire, agua y suelo en Chinameca.
Mecayapan
Veracruz ocupa el cuarto lugar en producción de palma aceitera, detrás de Chiapas, Campeche y Tabasco. De acuerdo con la Federación Mexicana de Palma de Aceite, es en el sur de esta entidad donde se concentran más de 9 mil hectáreas de este monocultivo.
Entre los municipios de Acayucan y Mecayapan suman el 40% (3,169.5 hectáreas) de las plantaciones de la región y del estado. Y es en Mecayapan donde se registró la mayor producción en 2021, al generar el 21% del total de Veracruz con más de 15 mil toneladas de Racimos de Fruta Fresca.
Además de las inversiones privadas, esto se ha logrado con el apoyo estatal con acciones como la entrega de toneladas de fertilizantes químicos como el “Triple 17” a miles de productores del sur de Veracruz.
En consonancia, el Consejo Mexicano Para el Desarrollo de la Palma de Aceite ha localizado entre 2 y 4 millones de hectáreas que cuentan con buen y mediano potencial para la producción de palma de aceite en los estados de Veracruz, Tabasco, Chiapas y Campeche.
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Un análisis del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano y la organización México Vía Berlín resalta la importancia de la ubicación de las plantaciones de palma. Destaca que la región del norte de Acayucan y Mecayapan se expanden cerca o a lo largo de las vías de comunicación. Lo que conllevaría a una acelerada expansión con la interconexión de la región con el Corredor Interoceánico y el Tren Maya.
Jáltipan
El coque de petróleo es un residuo de la actividad de refinación petrolera y de derivados de carbón. Es utilizado como combustible para generadores eléctricos y cuenta con un alto nivel de azufre conllevando problemas de afectación en el ambiente.
Desde hace más de 10 años, en el municipio de Jaltipán que cuenta con más de 40 mil habitantes, opera una planta de almacenamiento de coque. Pobladores señalan como una fuente de contaminación al encontrarse dicho material en grandes cantidades y a cielo abierto.
Organizaciones ambientalistas como Chogosteros en Acción acusan que dicho contaminante provoca enfermedades que van desde neumonías y fibrosis pulmonar hasta insuficiencia hepática y renal, deformidades, abortos y cáncer.
Propiedad de la empresa de capital español ADN Energía, desde julio de 2013 comercializa más de 1 millón de toneladas por año de coque de petróleo. Las y los pobladores de la región denuncian que la compañía instaló el tiradero de coque a cielo abierto sobre manantiales, en una superficie que alcanza más de 25 hectáreas.
Grupo Covia es una empresa norteamericana que se presenta como respetuosa del medioambiente y difunde diversas iniciativas “sustentables” y de conservación.
Así promociona que su planta de minería y procesamiento Jáltipan ha sido reconocida por “preservar y restaurar el hábitat cerca de la instalación”.
En contraste, sus operaciones que realiza entre los municipios de Jáltipan y Chinameca, donde extrae arena de sílice para la fabricación de vidrio han sido señaladas como dañinas del medioambiente. Pobladores locales acusan que los residuos afectan a 10 mil habitantes de la región y además contamina el río Chacalapa.
Covia Holdings Corp también mantiene operaciones en Chihuahua, Puebla, Coahuila y Guanajuato. Entre los minerales que extrae se encuentran zinc, plomo, plata y hierro.