A seis meses de iniciada la insurrección contra el gobierno de Daniel Ortega, en Nicaragua, el número de muertos, los presos políticos y ahora, refugiados políticos, no paran de documentar. La denuncia fue hecha por miembros de la Caravana de Solidaridad Internacional con Nicaragua, una iniciativa de la Articulación de Movimientos Sociales y Organizaciones de la Sociedad Civil de Nicaragua, que está recorriendo el territorio de México.
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De acuerdo con informe de la Caravana, son por lo menos 450 muertos y 2 mil heridos. “Esta es una estimativa. Sabemos que hay sub-registros. Las organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos tienen dificultad de llevar las cifras porque el sistema de salud se niega, y eso desde el inicio, la autopsia, los documentos oficiales que permiten saber las causas de las muertes”, aclara Fátima Villalta, de la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia, que hace parte de la Alianza de los Movimientos Sociales.
Los presos políticos son por lo menos 400, de acuerdo con un sondeo de 19 de septiembre. Pero los números aumentan a cada día. Solamente en el pasado 14 de octubre hubo 38 arrestados en una marcha convocada por la Unidad Nacional Azul y Blanco, en Managua.
En julio, la Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó la Ley de Terrorismo, que sanciona con hasta 20 años de prisión a quienes participan o apoyan las protestas. “Los presos en las protestas están siendo juzgados y condenados bajo esta ley. Muchos de estos juzgamientos son transmitidos en cadena nacional de televisión y las personas son expuestas como criminales”, denuncia Henry Ruíz, del Movimiento Campesino de Nicaragua, miembro de la Articulación de los Movimientos Sociales.
Los números de refugiados políticos también van en aumento. Costa Rica ha sido el principal destino de los nicaragüenses. Hasta el momento son 27 mil solicitudes de refugio. “Pero hay personas que fueron para Costa Rica y no pidieron refugio, ya se hablan de 30 mil nicaragüenses en el país”, sostiene Ruíz.
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México ha sido destino de Nicaragüenses. Pero está en suspenso la postura internacional que va a asumir el nuevo gobierno de López Obrador sobre el tema. Marcelo Ebrard, designado el secretario de Relaciones Internacionales para el nuevo gobierno que se inicia el 1 de diciembre de 2018, hizo declaraciones públicas de que no intervendrá en los asuntos de otros países, como las crisis en Venezuela y Nicaragua.
La Caravana pidió una reunión al futuro secretario de Relaciones Internacionales de Obrador para exponer la situación de los nicaragüenses. Pero hasta el momento sus miembros recibieron un rotundo silencio.
Están en marcha o se han realizado caravanas de solidaridad a Nicaragua en países de América de Sur, América Central, Estados Unidos y Europa, además de México. “Nosotros no estamos dando un golpe de Estado al gobierno. Lo que estamos diciendo no se trata ni de derecha, ni de izquierda. Se trata simplemente de reclamar que haya justicia”, sostiene el campesino.
A continuación, fragmentos de la entrevista realizada por Avispa Midia a Villalta, en su paso a la Ciudad de Oaxaca.
La insurrección en Nicaragua empezó el 18 de abril de 2018 con los estudiantes de Managua. Después el movimiento fue expandiéndose, otros sectores sociales se adhirieron. Las barricadas tomaron barrios y ciudades enteras, como Masaya. Fueron alrededor de 750 barricadas en todo el país ¿Cómo está hoy?
Las barricadas ya no están. No se sale más a la calle, no se levanta un tranque en Nicaragua sin que no llegue la policía a reprimirte, a matarte. Hay barrios enteros desolados donde ya no hay gente.
Hubo la Operación Limpieza …
Así lo llamó Ortega, así lo llamó la policía. Grupos de civiles armados, con armamento militar y de la policía, “limpiaron” las universidades tomadas, las calles, los barrios, las carreteras y ciudades tomadas. Y la ultima universidad que desmovilizaron fue la Universidad Autónoma de Nicaragua con un tiroteo que duró 16 horas. Hasta que los estudiantes tuvieron que salir, se refugiaron en una iglesia, y estos grupos fueron hasta la iglesia disparar.
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¿Las manifestaciones continúan?
Están buscando otras formas. En una de ellas, empezaron a tirar globos azules y blanco en la calle. Y las calles amanecían llenas de globos. Entonces venían los paramilitares encapuchados ponchando los globos. Y detuvieron un muchacho que llevaba una bolsa de globos. Y estuvo encarcelado por unos días. No tuvieron como mantenerlo arrestado, era ridícula la acusación de estar cargando una bolsa de globos. O sea, la gente está buscando otras formas de manifestarse. Porque en estos momentos la represión es demasiada fuerte.
Hace por lo menos 5 años la represión del Estado hacia los campesinos es tremenda, principalmente hacia el movimiento que se articuló contra el Canal (un megaproyecto que ligaría los océanos Atlántico y Pacifico). Un comunicado de la Caravana dirigido al Congreso Nacional Indígena de México decía: “Desde hace más de 5 años los campesinos y los pueblos indígenas y afrodescendientes saben que el idioma del estado, de los de arriba, es el idioma de las balas. Y en la ciudad soñaban con ser prósperos, con ver edificios levantarse algún día, pensaban que quizás mientras la muerte se mantuviera lejos de la ciudad todo estaría en orden; pero el idioma de las balas también llegó a la cuidad, y vimos morir muchachos muy jóvenes, de esos que apenas están entrando a la universidad y desde entonces ya las balas no han cesado en los barrios, en las calles, en la ciudad, en las comunidades, en el campo, en la selva”. ¿Cómo ves esta relación entre campo y ciudad?
Es terrible pensar que la gente se levanta hasta que matan a estudiantes en Managua. Es terrible porque ya venían matando a campesinos y torturándoles de forma terrible y lo sabíamos. Es que el discurso de desarrollo de Ortega es bien fuerte. Olía a progreso. La gente podría comprar por crédito su carro, toda una burbuja crediticia que daba la ilusión de progreso, poder de compra. Es cruel la lógica, se mataban campesinos y se mantenía la estabilidad y el ‘desarrollo’ en la ciudad. Pero llegaron a matar en la ciudad, que estaba supuestamente en una burbuja. Cuando ignorábamos a los campesinos estábamos ignorando que también podría suceder con nosotros.
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Había una mesa de diálogo. ¿Que pasó?
La mesa de diálogo está parada desde hace tiempo. No resultó en nada. Llegó un momento de la insurrección tan incontenible que el Estado se dio cuenta de que había que sentarse para negociar, que en la lógica de ellos era lo mismo que comprar. Entonces ellos tenían poder de veto para decidir quien participaba o no de la mesa. Por ejemplo no dejaron entrar a doña Francisca Ramírez, que es una de las lideresas más importantes en la lucha contra el canal. Así como otros movimientos no tuvieron espacio en la mesa. Y obviamente el sector más pesado e importante con el cual le interesaba negociar eran las empresas privadas, presentes en el Consejo Superior de la Empresa Privada.
Primero se forma este diálogo, muy variado, con estudiantes, movimientos sociales, intelectuales, empresas privadas. Pero se dan cuenta de que esta mesa de dialogo no tenía conexión directa con lo que estaba pasando en las calles.
De la mesa de diálogo surge la Alianza Cívica y paralelamente surge la Articulación de Movimientos Sociales que sobretodo son los movimientos sociales que no entraron en la mesa, sin las empresas privadas. La Alianza ha trabajado más el aspecto diplomático y la Articulación ha trabajo desde la base y los territorios. O sea, trabajamos y funcionamos de forma distinta, pero bajo el mismo objetivo.
En un futuro que no esté Ortega, ¿cómo ustedes, en una alianza tan múltiple, piensan el futuro?
Creo que todos tenemos claro que eso a penas empieza. Y que no termina cuando se va a Ortega. Un riesgo posible es que lo que venga sea igual de asqueroso que Ortega, igual de extractivista y empresarial, pero con corbata. Entonces lo que pensamos es que lo que viene es una transición donde se debe fortalecer la lucha. No botar las estructuras organizativas que se crearon en medio de tanta dificultad. Se han creado estructuras de organización valiosísima, que no se pudieron crear en 10 años y se crearon en 5 meses. Y ya en un contexto de no represión y no encarcelamiento, ni persecución, se puede pensar en fortalecerlas para resistir a lo que viene. Porque lo que viene también va a ser fuerte.
En un plazo más corto, ¿cómo ves los desdoblamientos en Nicaragua?
La verdad es que aplastaron la insurrección pero hay un malestar que se va acumulando y la verdad Nicaragua ya no es posible. Además, la economía se está yendo a pique, la recesión se avecina. Algo está por venir, un otro estallido de otra forma, que no está claro como va a suceder, pero sí va a suceder.