Petroleras: beneficiarias de la “neutralidad del carbono”

Actualmente, los bosques de lugares tan disímiles del mundo como Guatemala, China, Escocia o Indonesia guardan una cosa en común: son el objetivo codiciado del gigante petrolero Royal Dutch Shell, una de las 20 empresas de combustibles fósiles con mayor responsabilidad en la emisión de gases contaminantes, causantes de la crisis climática.

La petrolera británica-holandesa está desplegando megaproyectos de reforestación en estos lugares con la idea de absorber o “compensar” los Gases de Efecto Invernadero (GEI) que libera a la atmósfera al extraer y quemar hidrocarburos. Con ello, pueda afirmar, al menos en el papel, la ansiada denominación como empresa “carbono neutral”.

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En lugar de reducir la extracción de hidrocarburos, Shell sigue el camino de otras corporaciones trasnacionales que realizan pagos para “compensar” sus contaminaciones. Es el caso de la tecnológica Amazon, quien en Brasil plantea la restauración de 20,000 hectáreas de tierras en la selva tropical y con ello la eliminación, hasta 2050, de 10 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono (CO2).

Otro ejemplo es la norteamericana Delta Air Lines, quien presume ser la primera aerolínea neutra en carbono a nivel mundial debido a que “compensa” el equivalente a 13 millones de toneladas métricas de CO2 mediante proyectos en la Reserva de Biodiversidad de Rimba Raya, en Indonesia, y en el Santuario de Vida Silvestre de Keo Seima, en Camboya, así como con el proyecto de Conservación de la Costa, en el caribe de Guatemala.

Tendencia peligrosa

Según reportes corporativos consultados por medios norteamericanos, más de 1,500 empresas han asumido compromisos de “cero emisiones netas” y casi dos tercios de todos los países tienen compromisos “netos cero”. Pero estos compromisos “no son más que una gran estafa”, señala Sara Shaw, de Amigos de la Tierra Internacional, organización ambientalista que considera que los grandes contaminadores planean seguir contaminando, mientras esperan lavar su imagen con compensaciones y plantaciones masivas de árboles.

“El aspecto del lavado verde es que las empresas se limitan a compensar la mayor parte de sus emisiones y luego salen a decir que son neutrales en carbono”, declaró Thiago Chagas, consultor jurídico de Climate Focus para medios internacionales. “Eso es algo que ya no deberíamos permitir a estas alturas.[Las empresas] Tienen que hacer sus deberes. Tienen que reducir sus propias emisiones internamente”.

De acuerdo a una revisión de la Comisión de Valores y Bolsa y de las declaraciones ambientales, sociales y de gobierno corporativo de las empresas norteamericanas, el medio NBC News confirmó que una larga lista de las 500 mayores empresas de aquel país se ha avocado a la compra de estos créditos, como una forma de evitar la reducción de actividades contaminantes.

Mark Carney, ex gobernador del Banco de Inglaterra y enviado de la ONU para la financiación del clima, ha mencionado que el mercado de compensación de carbono podría alcanzar pronto los 100,000 millones de dólares al año, aunque algunos de esos créditos podrían proceder de la captura de carbono y otras tecnologías, en lugar de la “preservación” de los bosques.

Por su parte, organizaciones ambientalistas como Greenpeace ha declarado sobre los mercados de carbono como “la próxima gran cosa en el lavado verde, y no debemos dejarnos engañar”.

La empresa Sylvera, encargadas de la calificación de créditos de carbono y quien trabaja para corporaciones como Cargill, Shell y Delta, afirma que casi la mitad de los proyectos REDD que ha examinado “se quedan cortos”.

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También, el medio Bloomberg Green ha informado cómo los proyectos de compensación forestal de The Nature Conservancy en EEUU, en realidad, no estaban amenazados por la deforestación. Dicha organización, que tiene como enfoque la conservación de la naturaleza, se ha convertido en “un distribuidor de compensaciones de carbono sin sentido”, escribió el medio.

Guatemala y neocolonialismo

El primer proyecto de compensación del mundo fue un proyecto agroforestal en Guatemala con un financiamiento de 2 millones de dólares por parte de una empresa eléctrica norteamericana, Applied Energy Services (AES).

El plan de AES consistía en la plantación de árboles para compensar las emisiones de una nueva central eléctrica de carbón en Connecticut. Sin embargo, además de que el proyecto fue un rotundo fracaso, tuvo repercusiones negativas en los medios de vida de los agricultores, así como fue la causa del surgimiento de conflictos por el uso de la tierra.

Actualmente, en los territorios del caribe guatemalteco, la petrolera Shell maneja un proyecto, dentro de la estrategia de Soluciones Basadas en la Naturaleza, denominado Conservación de la Costa de Guatemala.

A través de este proyecto, localizado en el departamento de Izabal, Shell promueve su campaña “conduzca con carbono neutral”, para vender a sus clientes en Europa la idea de que la quema de combustibles está siendo “compensada” con la generación de la exorbitante cifra de 610,000 millones de créditos de carbono al año.

De acuerdo a la empresa, con la ejecución de la Conservación de la Costa de Guatemala se han protegido casi 60,000 hectáreas de bosques, mediante el establecimiento de nuevas reservas naturales para protegerlos de la deforestación.

Shell y Delta, otro de los socios en el proyecto, destacan que con la iniciativa contribuyen a la protección del Corredor Biológico Mesoamericano, “una importante fuente de ingresos para las familias locales que han sufrido años de deforestación a causa de las explotaciones agrícolas y ganaderas”.

En el escenario local, la Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación (Fundaeco) es la organización responsable por el proyecto para la generación de créditos de carbono. Esta ONG es propiedad de Marcos Cerezo, hijo de Vinicio Cerezo, quien fuera presidente de Guatemala mientras se aprobó la ley de Áreas Protegidas, la cual, de acuerdo a Rocío García, antropóloga por la Universidad de San Carlos, funcionó para el reordenamiento territorial de regiones como el Petén.

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“Las áreas que esta ONG maneja son áreas geoestratégicas donde hay gas, donde hay petróleo”, señala la antropóloga sobre los lugares donde opera Fundaeco.

Por su parte, Marcos Cerezo, el director de Fundaeco, ha declarado a Delta que el proyecto de Conservación de la Costa protege la selva mediante patrullas comunitarias, vigilancia, control biológico y cámaras trampa para controlar a cazadores y madereros. También, mediante un programa de pagos para la protección de los bosques el cual paga pequeñas cantidades a los residentes para disuadirles de talar árboles para cultivar maíz.

“Las aerolíneas son un gran comprador de compensaciones de carbono”, declaró Cerezo para un boletín de prensa de Delta, quien también espera que otros sectores, como el naviero se unan a su proyecto.

Fraude

Una investigación de Unearthed y Source Material ha descubierto que dos importantes proyectos de compensación respaldados por Shell no demuestran los beneficios que promete.

Los medios examinaron las afirmaciones de reducción de carbono de tres proyectos forestales promovidos por la petrolera en Perú, Indonesia y Escocia y descubrieron que, en al menos dos casos, los beneficios eran “difíciles de probar”. En el tercer caso, los cambios en el estado de conservación de la región amenazan el beneficio calculado del proyecto en el futuro.

La investigación se produjo después de la emisión de una sentencia de un organismo de control de la publicidad de los Países Bajos, que determinó que la publicidad de Shell – que dice que los clientes en Europa pueden compensar sus emisiones mediante la compra de combustible - es engañosa. Shell anunció que apelará la decisión.

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