EEUU: Muertes por ahorcamiento de personas negras alertan sobre posibles casos de linchamientos modernos

En poco más de un mes y en medio del movimiento de protesta en contra de la violencia policial y el racismo que sacude los Estados Unidos, seis personas negras han sido encontradas colgadas de árboles en los estados de California, Georgia, Nueva York, Oregon y Texas.

En todos los casos, las autoridades declararon las muertes como suicidios. Sin embargo, familiares, amigos, activistas y miembros de la sociedad en general dudan de esas conclusiones: para muchas y muchos, es difícil creer que en cuestión de semanas, seis personas negras hayan decidido ahorcarse en público, colgándose de árboles.

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Uno de los casos más recientes ocurrió el 16 de junio, cuando un adolescente negro fue encontrado muerto colgado en el estacionamiento de una escuela en Spring, al norte de Houston, Texas. Cabe señalar que la muerte del adolescente ocurrió justo después de que la policía encontrará el cuerpo de otro hombre identificado como “hispano” colgado de un árbol en un “aparente suicidio” en el vecindario Shady Acres de Houston, Texas, el 15 de junio.

El día 11 de mayo,  el cuerpo de una mujer negra no identificada fue encontrado colgando de un árbol fuera de un Walmart en South Fulton, cerca de Atlanta, Georgia.

En la tarde del 27 de mayo, agentes de policía de Portland, Oregón, encontraron el cuerpo de Titi Gulley, de 31 años, colgando de un árbol en Rocky Butte Park.

El cuerpo de Malcolm Harsch, de 37 años, fue encontrado colgado de un árbol en un campamento para personas sin hogar en Victorville, California el 31 de mayo.

El habitante del Bronx, Dominique Alexander, de 27 años, fue encontrado colgado en un parque de Manhattan, Nueva York en la mañana del 9 de junio.

“Queremos la verdad”

“Queremos descubrir la verdad sobre lo que realmente sucedió. Todo lo que nos han estado diciendo no fue correcto. Mi hermano no era suicida, era un sobreviviente”, declaró Diamond Alexander, hermana de Robert Fuller en una manifestación.

El 10 de junio, el cuerpo de Robert Fuller, de 24 años, fue encontrado colgado de un árbol en la ciudad de Palmdale, California.

“Los negros no hacen eso. No se cuelgan de un árbol en un parque público”, dijo Terry L. Scott, para el New York Times, expresando un sentimiento compartido por muchos pobladores en la región.

El psicólogo y director del Instituto de Investigaciones Urbanas de la Universidad Estatal Morgan (Morgan State University), Raymond Winbush, abunda en el mismo sentido afirmando que “es muy raro que los jóvenes negros se suiciden, y aún más ahorcándose”. 

Según datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU, en la población negra la tasa de suicidio es 60% más baja que la de la población blanca. La Asociación Estadounidense de Suicidología informa por su parte que las armas de fuego son el método predominante de suicidio entre los afroamericanos (como lo son para la población estadounidense en general), seguido de la asfixia y la inhalación de gas.

Para Jamon R. Hicks, abogado contratado por la familia del señor Fuller y quien está trabajando para organizar una autopsia independiente, “lo que es muy preocupante es que hay una historia que no están considerando. Mi primer pensamiento no sería un suicidio: mi primer pensamiento es que este es un linchamiento moderno”.

Esa pista es la que muchas y muchos parecen compartir en el país. De hecho, en redes sociales, numerosas personas negras han empezado a compartir mensajes tales como: “Con cuerpo y mente sanos, estoy aquí para decirte ahora, si mi cuerpo se encuentra colgado de un árbol, NO cometí suicidio, fui asesinado”.

Una larga historia de linchamientos 

Entre la Guerra Civil Estadounidense (1861-1865) y los años 1970, miles de afroamericanos fueron linchados en los Estados Unidos, con una mayoría de casos sufridos entre 1880 y 1940. Ciudadanos blancos eran responsables de esos actos de violencia que cobraron la vida de hombres, mujeres y niños negros, colgándoles de árboles a la vista de todas y todos.

Como lo señala la investigación “Linchamientos en América: enfrentando el legado del terror racial”, la historia de los linchamientos dejo huellas profundas y todavía visibles hoy en día en la sociedad estadounidense. “Los linchamientos de terror provocaron la migración masiva de millones de personas negras del sur hacia los guetos urbanos del norte y el oeste durante la primera mitad del siglo XX. El linchamiento creó un ambiente de miedo donde la subordinación racial y la segregación se mantuvieron con una resistencia muy limitada durante décadas. Más allá, esos linchamientos reforzaron el legado de desigualdad racial que nunca ha sido hablado ni trabajado adecuadamente en Estados Unidos. La administración de la justicia penal en particular está enredada con la historia del linchamiento de manera muy profunda, y sigue contaminando la integridad del sistema de justicia del país”, detalla el informe.

El documento establece un vínculo claro entre diferentes tipos de violencia racial que se observan hoy en día en EEUU, en particular el encarcelamiento masivo, el castigo penal excesivo, la sentencia desproporcionada y el abuso policial contra “personas de color”, y lo que llama “la era del terror”.

Por otro lado, la investigación subraya como el linchamiento fue usado como herramienta para hacer cumplir las leyes de segregación racial y mantener el control sobre la población negra. “Nuestra investigación confirma que muchas víctimas de linchamientos de terror fueron asesinadas sin ser acusadas de ningún delito; fueron asesinadas por transgresiones sociales menores o por exigir derechos básicos y un trato justo”, detalla.

Disuadir y debilitar el movimiento antirracista actual 

Para la periodista y académica negra Stacey Patton, los incidentes recientes “siguen el patrón histórico de exhibir cuerpos negros públicamente para intimidar a las comunidades negras”.

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Tommy Curry, autor de “The Man-Not” y profesor de filosofía y estudios negros en la Universidad de Edimburgo expresa una opinión similar y detalla que “el espectáculo de exhibir el cadáver negro pretende disuadir la acción política y la resistencia. Le dice a la población subyugada que podemos matar a sus hombres sin consecuencias, por lo que su causa, su resistencia, su intento de derrocar la regla actual es inútil”.

Otro incidente que ocurrió en junio en la ciudad de Oakland, California, parece confirmar esa idea.

El 16 de junio pasado, se encontraron varias sogas colgadas de cinco árboles en el parque del lago Merritt. En el marco de una investigación previa, residentes afirmaron que las cuerdas se habían usado para hacer un ejercicio, según un comunicado de prensa del Departamento de Policía de Oakland. “Un miembro de la comunidad reclamó la propiedad de las cuerdas y declaró que las colocó intencionalmente en las ramas de los árboles para hacer un ejercicio y jugar hace varios meses”, dice el comunicado.

La alcaldesa de la ciudad, Libby Schaaf, contestó los argumentos de la policía declarando que “los informes que establecen que esas cuerdas eran parte de un ejercicio no eliminan ni excusan sus tortuosos y terroríficos efectos. Todos somos responsables de conocer la historia y la realidad actual de los linchamientos, los crímenes de odio y la violencia racial. Los objetos que invocan tal terror no serán tolerados en los espacios públicos de Oakland”. Por otro lado, el FBI abrió una investigación por crimen de odio.

Sin embargo, al día siguiente, se informó que un “cuerpo falso colgado de una soga” había aparecido en la misma área. El “material relleno en forma de cuerpo humano con una cuerda atada alrededor del torso y el cuello, con una bandera estadounidense al lado” fue encontrado colgado de un árbol cerca del lago Merritt el jueves 18 de junio por la mañana por un residente. El residente retiró la efigie del árbol y llamó a la policía, según un comunicado de prensa del Departamento de Policía de Oakland.

La alcaldesa inmediatamente tuiteó una declaración diciendo que la efigie fue “un intento deliberado y vil de traumatizar y dividir a los habitantes de Oakland”.

Mientras tanto y a pesar de la represión, el movimiento de protesta antirracista continúa en muchas ciudades de los EEUU.

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