México: refinería Dos Bocas en Tabasco ya no es tan estratégica

La Refinería de Dos Bocas, Tabasco, es uno de los proyectos estrellas de la administración del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Según declaraciones del mandatario, la nueva refinería – que alcanzaría una capacidad de 340 mil barriles por día – debería inaugurarse el 1 de junio del 2022, tres años después del inicio de su construcción.

De acuerdo con informes del gobierno, la construcción de la nueva refinería permitirá bajar el precio de los combustibles, así como disminuir la dependencia energética del país hasta, a mediano plazo, “lograr la autosuficiencia en la producción de gasolinas y diésel”.

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“Actualmente nuestro país importa casi 80 por ciento de los combustibles que consume. Esta dependencia energética termina por generar un mayor precio, el cual es pagado por los consumidores mexicanos. El plan es producir más gasolinas en nuestro país, modernizando las seis refinerías del país y construyendo una nueva, para reducir el costo de los combustibles”, explica la página de la Secretaría de Energía (Sener).

Además, el proyecto de la refinería es un intento para estimular a la empresa estatal productora, transportista, refinadora y comercializadora de petróleo y gas natural Petróleos Mexicanos (Pemex), que se encuentra con grandes dificultades económicas. De acuerdo con su informe financiero entregado a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), Pemex perdió 346 mil 135 millones de pesos, 91.8 por ciento más que en 2018. Durante el primer trimestre del año 2020, rebasó las pérdidas del año anterior con 562 mil 250 millones de pesos faltantes. Sin embargo, para muchos críticos, el proyecto de Dos Bocas no es económicamente viable, además de poner en peligro tanto la vida de la flora, fauna y de las comunidades que habitan el territorio donde pretende ser construida.

Petróleo no muy estratégico

En un primer momento, el gobierno federal anunció que el proyecto tendría un costo máximo de 8 mil millones de dólares, lo que en ese momento equivalía a 154 mil 400 millones de pesos a un tipo de cambio de 19 pesos por dólar.

Sin embargo, la depreciación que el peso ha sufrido en las últimas semanas como efecto de la pandemia de coronavirus, aumentará el costo de la refinería hasta en un 23,3% si se toma en cuenta el tipo de cambio actual, ya que la mayoría de los contratos se firman con moneda estadounidense, relató el periódico El Financiero.

Además, antes de la crisis, especialistas y calificadoras del sector empresarial y financiero ya afirmaban que el presupuesto estimado por el gobierno federal está muy por debajo del necesario, que podría ser de entre 12 mil y 14 mil millones de dólares, tomando como base proyectos similares.

Los especialistas también han asegurado que es muy improbable que el proyecto se finalice en tres años. De acuerdo con datos del grupo financiero Citibanamex, una refinería como la planeada en Dos Bocas, para producir 400 mil barriles diarios procesando crudo pesado, costaría alrededor de 12 mil millones de dólares y tendría un tiempo de construcción de ocho años.

Tomando en cuenta los periodos de desarrollo de obras similares, se sabe que la refinería Comperj, en Brasil, tardó 15 años en construirse, mientras la de Sturgeon NWR, en Canadá, tardó aproximadamente siete años.

Más allá de los problemas de planeación, es necesario tomar en cuenta el bajo precio en que se comercializan los productos petrolíferos y, la poca demanda que hay en el mercado. Para el segundo trimestre de este año, se espera una baja de entre 15 y 20 por ciento de la demanda,como efecto del coronavirus.

Para Gonzalo Monroy, director general de la consultoría GMEC, la refinación no es un sector seguro para el futuro. “Hacer negocios con la refinación va a ser cada día menos rentable. Hay un gran error en pensar en barriles, cuando se trata de si la refinación hace dinero o no. En este momento sale más barato importar a que lo haga directamente Pemex”, opina el especialista.

“Aun así tuvieras la refinería ya lista y operando a nivel de élite, la estrategia más racional sería pararla. Esta estrategia muestra una desconexión con lo que está pasando a nivel global tanto en el mercado de crudo como de derivados”, expresó Adrián Calcaneo, director de Midstream y Líquidos para América Latina de IHS Markit.

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“La idea de la soberanía energética y la seguridad energética, la idea de que las cosas deben hacerse en México, es más ideológica que económicamente racional. La idea de construir una refinería económicamente no tiene sentido “, dijo Lisa Viscidi, directora del programa de Energía en el Diálogo Interamericano, un grupo de expertos centrado en las Américas para Quartz.

Devastación de manglares impune

En cuanto a condiciones medioambientales, la Secretaría de Energía (Sener) comentó que el proyecto de Dos Bocas es un proyecto seguro para la naturaleza, ya que contará “con una infraestructura segura y confiable, que operará cumpliendo con los más altos estándares aplicables a este tipo de instalaciones”.

Más en detalle, la Sener aseguró que “en el aspecto ambiental, las afectaciones son moderadas y las acciones para su control, mitigación o compensación consisten en diferentes sistemas de control ambiental, programas de manejo, rescate y reubicación de fauna, así como programas de reforestación, que se complementan con medidas estratégicas para la reducción de emisiones y para garantizar la integridad de las comunidades. Finalmente, el proyecto fomentará y mejorará la calidad ambiental a través de la producción de combustibles limpios”.

Sin embargo, en realidad, el proyecto ya está causando daños severos en la zona donde pretende ser construida la refinería: franjas de selva y varias hectáreas de manglar han sido cortadas por una empresa externa poco después de que el presidente electo, López Obrador, anunciara el proyecto en julio de 2018, aunque el permiso para comenzar a trabajar no se emitió hasta el siguiente año.

En enero de 2019, la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos (ASEA), le dio al tercero que causó la destrucción, una empresa que hasta la fecha no ha sido identificada públicamente, una multa de 13,9 millones de pesos. La autoridad aseguró entonces que la empresa había admitido su culpa en el caso; pero a pesar de ello, la Agencia no ha cobrado la multa, la cual fue finalmente cancelada.

Además, cuando ASEA finalmente le otorgó a Pemex un permiso de construcción condicional en agosto de 2019, le impidió a la compañía interferir con el área restante de manglares. Sin embargo, desde esa orden, se han reducido más manglares, así como otro tipo de vegetación en varias áreas del sitio y, aparentemente, hay múltiples caminos creados para proporcionar acceso a vehículos donde los manglares vivían anteriormente, muestran imágenes de satélite. Varias áreas más pequeñas también fueron despejadas en el período entre ASEA que entregó la multa en enero y emitió el permiso.

Los manglares, que generalmente se encuentran en aguas costeras poco profundas, capturan de tres a cinco veces más carbono que la flora continental y ayudan a proteger contra las tormentas e inundaciones causadas por el cambio climático.

México, que tiene la cuarta área más grande de manglares en el mundo después de Australia, Indonesia y Brasil, apuntó a su conservación y recuperación como parte de los compromisos del Acuerdo de París. Sin embargo, manglares están siendo talados en todo el país. Según la Universidad de California en San Diego, si el ritmo de deforestación actual se mantiene, México podría perder la mitad de su población de manglares en los próximos 50 años.

Cabe agregar que la destrucción del bosque también está vulnerando el sitio planeado para la refinería, que ya estaba en riesgo de inundación. En efecto, fue en 2014 cuando se advirtió a Pemex que el puerto de Dos Bocas ocupaba el séptimo lugar en la lista de todas las instalaciones de la compañía más amenazadas por el cambio climático, según un documento consultado por el periódico Quartz. Dicho documento, que fue compilado por el Centro Mario Molina, una organización ambiental sin fines de lucro, calificaba el riesgo de inundación de Dos Bocas en 5 de 5.

Datos escondidos 

De manera más general, que sea entorno al impacto ambiental o al impacto social que provocará la puesta en marcha de la refinería, la información detallada que salió de las investigaciones científicas está siendo ocultada.

En cuanto al impacto sobre el entorno natural, si bien la Manifestación de Impacto Ambiental presentada por Pemex indica que en la zona de construcción se encontraron 4 239 animales pertenecientes a 119 de 53 familias, el documento presenta tablas sombreadas donde supuestamente se debe de indicar el grado de impacto que se tendrá sobre las especies de la zona.

Entre los animales que habitan el territorio amenazado, 27 aparecen dentro de una lista de riesgo de desaparecer, establecidos en la NOM-059-SEMARNAT-2010, entre ellos el mono aullador o el oso hormiguero. También se encuentran otras especies clasificadas como “amenazadas” y que son aquellas que podrían desaparecer en el mediano plazo, como son el zorrito platanero, puercoespín, nutría, garza tigre, carao, vireo, jiblanco, culebra bejuquilla, perico o la iguana negra.

En cuanto a la vegetación que será desmontada para la preparación del sitio, también se ocultó la información detallada.

Respeto al impacto social que tendrá el proyecto sobre las colectividades que habitan la zona, la lógica es la misma: en la Evaluación de Impacto Social realizada por el Instituto Mexicano del Petróleo, todos los detalles concretos han sido clasificados como confidenciales.

Pemex: una larga historia de contaminación en Tabasco   

Además de la falta de información concreta en cuanto a Dos Bocas, en el estado de Tabasco, Pemex y sus proyectos tienen una historia larga que ya ha causado numerosas inconformidades dentro de la población local.

Como lo han documentado medios locales, en comunidades como Oxiacaque, Tucta o Mazateupa –que se encuentran a unos 60 kilómetros del terreno donde estará la refinería–, “los derrames y explosiones de pozos petroleros del Campo Sen de Pemex han dejado a su paso no solo devastación ambiental, también enfermedades en la gente del lugar”.

En el municipio Chontal de Tucta, en octubre de 2013, la población sufrió las consecuencias de la explosión del Pozo Terra 123, el cual provocó un incendio que duró 52 días.

En Julio del 2019, una fuga de aceite y gas en un ducto que pasa cerca del poblado contaminó severamente la zona, además de afectar la salud de los habitantes.

Habitantes de la zona, también han denunciado la escasez de servicios y “la poca capacitación e integración para que personas nativas se empleen en la misma empresa productiva del Estado”.

De hecho, cabe señalar que, en Tabasco, a pesar de la riqueza petrolera, datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política del Desarrollo Social (Coneval) revelan que en 2015, el 45 por ciento de su población estaba en situación de pobreza.

Esa realidad permite pensar la poca confianza que existe a nivel local para que la nueva refinería provoque cambios positivos para la gente.

Ley garrote: criminalización de la resistencia

Hasta la fecha, el proyecto de Dos Bocas no parece haber provocado un movimiento de protesta de gran magnitud.

Sin embargo, cabe señalar que el proyecto se está desarrollando en un Estado en el que, el 29 de julio del año pasado, el Pleno del Congreso local reformó el Código Penal avalando sanciones de entre 6 y 13 años a los ciudadanos que protesten realizando bloqueos parciales o totales a obras públicas o privadas en curso.

Así, el artículo 308 bis señala: “Al que extorsione, coaccione, intente imponer o imponga cuotas e impida total o parcialmente el libre tránsito de personas, vehículos, maquinaria, equipo especializado o similar, para la ejecución de trabajo u obras pública o privada en las vías o medios de comunicación de jurisdicción local al que se refiere el artículo 306, se le impondrá prisión de seis a trece años y multa de mil a dos mil veces el valor diario de la unidad de medida de actualización, sin perjuicio de las penas que correspondan por otros delitos que resulten.”

La llamada Ley Garrote fue propuesta por el gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, quien obtuvo su cargo en las elecciones del 2018 como representante de Morena.

El presidente Andrés Manuel López Obrador apoyó la iniciativa y, en conferencia matutina, negó que con esta ley se limiten las libertades de la ciudadanía y abundó en que es necesario que se acaben las extorsiones a empresas que estén desarrollando proyectos.

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