¿Qué puede festejar un migrante cuando no ha llegado al destino final?

A continuación presentamos un fotoreportaje que registró la situación de miles de migrantes haitianos, quienes atrapados durante los primeros días de diciembre en Tapachula, esperaron ante la promesa de las autoridades migratorias para conseguir trasladarse hacia otros puntos del país. Aún cuando la información oficial habla de miles reubicados, las autoridades desalojaron el campamento improvisado y aún no se tienen informaciones claras de hacia dónde partieron los migrantes y del número que aún permanecen en la ciudad fronteriza.

Algunos llevan años desde que emprendieron su marcha, ya no por el sueño americano, sino por mejores condiciones de vida. El destino es incierto. Las posibilidades reales se desvanecen en cada frontera y con cada declaración de algún político que jamás ha conocido en carne propia lo que significa la migración eterna, lo que significa dormir bajo un puente, en la intemperie, quedarse sin comida y sin dinero.

“Vengo de Chile, tengo cinco meses en camino. Gracias a Dios llegue acá y llevo dos semanas durmiendo acá (en Tapachula Chiapas)”, dice un migrante proveniente de Haití, quien se ha presentando como Reynol.

Foto: Santiago Navarro F.

Después del terremoto, suscitado en el año 2010 en Haití, miles de haitianos, al igual que Reynol, salieron de su país. Primero viajaban en autobús desde la capital, Puerto Príncipe, hasta Santo Domingo. Después compraban un pasaje de avión con destino hacia Panamá. Así continuaban, en avión o en autobús hasta Quito, Ecuador, pero la gran mayoría terminó en Brasil, cuando la economía pintaba bien con el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, mejor conocido como Lula.

Foto: Santiago Navarro F.

Con la llegada de Jair Messias Bolsonaro al gobierno de Brasil, el éxodo tomó otros rumbos, sobre todo, comenzaron a viajar a otros países de Latinoamérica, el objetivo era llegar a Estado Unidos.

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Por años o meses trabajaron y vivieron en Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá y otros países. A finales de este año 2021, quienes decidieron continuar su viaje, se estancaron en Tapachula, Chiapas.

En territorio mexicano el éxodo migratorio fue recibido por la Guardia Nacional de forma represiva.

Después del uso de la fuerza y las denuncias de la sociedad civil, el gobierno mexicano tomó medidas menos duras con los migrantes atrapados en Tapachula. Implementó, en noviembre pasado, el programa de documentación y traslados en autobuses hacia 15 estados de la república mexicana. La movilidad ha sido gradual, mientras, las condiciones de vida, de quienes esperan, es cada vez más degradante.

Foto: Santiago Navarro F.

Reynol llegó en los primeros días de diciembre y ya llevaba dos semanas durmiendo bajo una sombra improvisada que, a duras penas, les cubría del sol intenso por el día y, por la noche, servía como cobijo para aligerar el frío. “Ya no tengo dinero y tampoco comida. Aquí la gente se está enfermando. Algunos no tienen dinero ni para bañarse”, cuenta el migrante.

Foto: Santiago Navarro F.

Reynol, junto a otros 3,000 migrantes, aguadraba en el Estadio Olímpico de Tapachula, desde dónde les habían indicado que serían trasladados a otros estados como parte del programa para reubicarlos y para que se pudiera regularizar su situación migratoria en el país. Durante días no vieron ningún autobús ni agentes del Instituto Nacional de Migración (INM).

Fue el día 10 de diciembre, a primeras horas de la mañana, cuando elementos de la Guardia Nacional (GN) ejecutaron, junto a policías estatales y locales, un operativo para desalojar a los migrantes que permanecían en la explanada del recinto deportivo, en filas que ellos mismos habían organizado.

En este operativo también ocuparon maquinaria pesada para desarmar los campamentos, levantar la basura y las vallas metálicas que usaron los migrantes para delimitar las filas y que, a su vez, sirvieron como techo. Reynol y, los que pudieron, se reorganizaron a la orilla de la carretera conocida como el libramiento en espera de camiones de parte del INM. No supimos más de él.

Foto: Santiago Navarro F.

El programa de transporte hacia otros estados del país para continuar con la regularización migratoria fue suspendido el 22 de diciembre y, de acuerdo con el INM, en un operativo conjunto con la Guardia Nacional (GN) y la policía municipal, “los últimos mil migrantes haitianos” fueron traslados en 25 autobuses que aún esperaban en Tapachula, ciudad conocida como la “gran cárcel migratoria”. De acuerdo con el INM, trasladaron más de 20 mil migrantes a diversos estados de México.

Foto: Santiago Navarro F.

“Para nosotros no existe la navidad. No hay como celebrar en estas condiciones. Estamos separados de nuestros familiares, de nuestro país. Sin dinero, sin casa y sin comida ¿tú como celebrarías?”, cuestiona Reynol.

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Se desconoce la cifra oficial de migrantes que aún se encuentran en Tapachula. Mientras tanto, se aglomeran buscando trabajo, como se suscitó en las afueras de las antiguas instalaciones de Pemex, donde se ubican las oficinas del programa de emergencia social en espera de ser llamados para ser contratados en días posteriores. Otros más venden cosas e intentan sobrevivir de diversas formas.

Entre los meses de enero a noviembre de este año 2021, el Gobierno de México detuvo a más de un cuarto de millón de migrantes. Según los registros de Unidad de Política Migratoria (UPM) de la Secretaría de Gobernación, se detuvieron a 252 mil 526 migrantes, 108 mil 448 provenían de Honduras, 18 mil 235 eran haitianos; así como otros 2,035 migrantes provenientes de Brasil y 2,246 de Chile.

Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración (Imumi), advirtió que el aumento de las detenciones no hubiera sido posible sin el involucramiento de la Guardia Nacional, el Ejército y la Marina.

Las medidas que ha tomado el Estado mexicano han sido encaminadas de acuerdo con la Declaración Conjunta entre México-Estados Unidos, firmada el 7 de junio del 2019, mediante la cual el gobierno de México se comprometió a combatir el tráfico de personas y desplegar a su Guardia Nacional en sus fronteras.

Foto: Santiago Navarro F.

También, el gobierno mexicano se comprometió con los Estados Unidos para implementar y ampliar los llamados Protocolos de Protección de Migrantes, conocidos como MPP. “Desde la firma de la Declaración Conjunta en junio (2019), hemos visto una reducción de casi el 60 por ciento en el número de inmigrantes ilegales que llegan a la frontera sur de los EE. UU”, según el testimonio del embajador Michael Kozak, registrado en el documento desclasificado Estados Unidos, Política en México y Centroamérica: garantizar políticas efectivas para abordar la crisis en la frontera, del 25 de septiembre de 2019.

Por su parte, el Departamento de Estado de los EE. UU., a través de su secretario Antony J. Blinken, anunció el 18 de diciembre, considerado como el Día Internacional del Migrante, que trabajan con diversos gobiernos para “mejorar la cooperación y la gestión de la migración. Para proteger a los migrantes en situaciones de vulnerabilidad”.

“Para los gobiernos nos hemos convertido en una moneda de cambio. No les interesamos, somos un estorbo. Pero cuando requieren mano de obra es cuando quieren más migrantes. Pero el planeta esta en crisis y entonces nos rechazan”, arremete Reynol.

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